A 18 años del nacimiento de Hurlingham como Municipio

 
Fernando Arnedo toma juramento a Juanjo Alvarez, fue el 10 de diciembre de 1995.
Fernando Arnedo toma juramento a Juanjo Alvarez, fue el 10 de diciembre de 1995.

Por Rody Rodríguez

Hoy se cumplen 18 años del día que Juan José Álvarez juraba como primer
intendente de Hurlingham, luego de haberse votado la división de Morón y
autonomía del distrito un año antes. Juanjo Álvarez recuerda como fueron esos
primeros meses del municipio recién nacido.
Hacía casi medio siglo que los vecinos de Hurlingham reclamaban la autonomía municipal. Varios proyectos en ese sentido quedaron dormidos en la legislatura provincial, hasta que en 1994, el gobernador Eduardo Duhalde impulsó la división de dos grandes distritos: el de General Sarmiento y el de Morón.
No fue una determinación socio política pensada desde la demografía o la alta política, simplemente se debió a una estratégica medida basada en la especulación política.
Duhalde se proponía dividir a dos grandes municipios gobernados por intendentes menemistas en plena disputa con el duhaldismo. Por eso La Matanza quedó intacta.
General Sarmiento tenía como intendente a Luis Ortega (hermano de Palito) y Morón estaba liderado por el carismático y cuestionado Juan Carlos Rousselot. Dividir esos distritos era debilitar la influencia política de los de dos dirigentes más importantes que Duhalde tenía como adversarios en el conurbano.
El gobernador encomendó al diputado Carlos Álvarez la elaboración del proyecto de división de los distritos al que llamaron “Génesis 2000”. Álvarez, un dirigente de Ituzaingó, vio la oportunidad de poder trascender en su gris carrera política y diseñó una partición a su medida. Cuando todos los antecedentes señalaban que Morón debía dividirse en dos (tomando el arroyo Morón y la Av. Gaona como los límites), quedando Morón de un lado y Hurlingham del otro, Álvarez “creó” el municipio de Ituzaingó conformado por esa ciudad más Parque Leloir (que históricamente formó parte del llamado Cuartel IV, es decir a Hurlingham). La intención era poder consagrarse como intendente de Ituzaingó.
El 28 de diciembre de 1994 fue aprobada la Ley y quedaron creados los nuevos municipios: Hurlingham, Ituzaingó y el nuevo Morón. Mientras del viejo General Sarmiento surgieron las nuevas comunas de José C. Paz, Malvinas Argentinas y San Miguel.
Durante 1995 se llevaron adelante las internas partidarias. En Morón Rousselot mantuvo su liderazgo pero ahora en un territorio más reducido. En Ituzaingó, Álvarez no pudo concretar su sueño y terminó vencido por Alberto Descalzo y en Hurlingham Juan José Álvarez le ganó a Eduardo D’amico. Los tres ganadores de la interna, terminaron ganando las elecciones generales y se consagraron intendentes. Los primeros de los nuevos municipios.
En Hurlingham las nuevas autoridades eligieron la sede de la Escuela Técnica N° 2 para hacer la ceremonia de asunción. Allí el 10 de diciembre de 1995, juraron los concejales, -que eligieron a Fernando Arnedo como primer presidente del Concejo Deliberante- y juró Juanjo Álvarez. En su discurso expresó “no quiero que me recuerde por ser el primer intendente, quiero que me recuerden por ser un buen intendente”.
Cuando se le preguntó a Juanjo Álvarez si consideraba que ese deseo se había cumplido dijo: “No sé… Uno tiende a creer que sí. La verdad, y uso un término futbolero, puse todo lo que tenía. Trabajé mucho, no escondí nada, armamos una buena estructura, con
un buen equipo de trabajo y creo que cumplimos. Personalmente tengo esperanzas en ser bien recordado. Cuento con la ventaja de haberme ido y, el que se fue, o el que no está parece que es un fenómeno nunca visto, y cuando uno está presente ya no es tan fenómeno, pero claro que tengo la esperanza de ser bien recordado…”
El espíritu de un gobierno
Al repasar esos primeros momentos del recién nacido municipio, hace 18 años, Álvarez recuerda que “en los últimos meses que Hurlingham dependía de Morón, había habido una caída muy fuerte de la recaudación, con lo cual había que mostrarle a la gente que
era distinto, que era mejor y que valía la pena el esfuerzo por Hurlingham. Arrancamos con un lanzamiento formal de un servicio de limpieza que al día de hoy es reconocido como uno de los más eficientes que tuvo el Gran Buenos Aires. Hay que recordar lo que
decían los mismos diarios de la época que coincidían en que había un fuerte cambio. Después surgían dudas. ¿Cuánto va a durar? Pero se planificaron obras importantes, en lugares emblemáticos: una era el viejo cine ISA en Tesei. Me paré frente a su estructura destruida y vi el mejor símbolo de lo que nos había dejado Morón, algo que había sido muy importante y que hasta el techo se le había caído; no dudamos en recuperar, mejorar ese espacio y llevar adelante un centro cultural modelo, con todo lo que implica: una decisión política y a privilegiar determinadas cosas también. Y es bueno recordar que pocos acompañaron esta decisión, inclusive dentro de mi propio gobierno. Y después, como pasa siempre, quedó muy lindo, muy grande y todo el mundo se subió a la platea. El elegir la construcción del Centro Cultural como una de nuestras primeras obras, es mucho más que un detalle, es una decisión central de gobierno, es recuperar nuestro patrimonio y darle un sentido. Después me tocó en suerte hacer una de las obras más demandadas históricamente. Me crié escuchando anécdotas y sufriendo la inundación en Parque Johnston, un barrio progresista de gente preocupada y ocupada por lo suyo que estaba devastada y desilusionada porque no se hacían las obras que había que hacer. Durante más de 50 años hicieron parches, zanjas, trabajos menores que no servían para nada, que no resolvían un problema que se había convertido en drama. Hicimos lo había que hacer: una fuerte inversión para llevar adelante una gran obra. En líneas generales, el objetivo era mejorar la infraestructura y la calidad de vida de los vecinos de Hurlingham. Así fue que una de las primeras decisiones que tomamos en la primera reunión de gabinete, fue la gratuidad del Hospital San Bernardino. Muchos recordarán que había un bono contribución, entre comillas, que funcionaba como un verdadero arancelamiento de la salud y ahí también tomamos una decisión crucial; fue mucho más que decir a partir de ahora no se cobra un bono; hay toda una lógica, una filosofía y una ideología política atrás de esto que es privilegiar el tema de la salud. No fue casual que al tiempo el Municipio de Hurlingham gane un premio en el Congreso de Medicina de La Habana, en Cuba, por nuestras políticas de prevención y de atención primaria de la salud. Después pudimos hacer muchos pavimentos, pudimos mejorar parcialmente el Polideportivo. Pero elijo la construcción del Centro Cultural, la Cuenca Johnston y la gratuidad de la salud, como las tres medidas que sintetizan un poco lo que fue el espíritu de mi gobierno”.
Más allá de las obras, Alvarez destaca que “hubo siempre una lógica en el funcionamiento y esto fue muy bueno, y creo también que a veces no le es fácil a la gente reconocer. Porque más allá de las obras lo más complejo era organizar el Municipio de cero y esto es lo que no se ve”.
Juanjo Álvarez, que fue reelegido como intendente en 1999, ejerció ese cargo hasta el 2001 cuando renunció para ocupar cargos en la provincia y en la Nación. Para Juanjo el cargo de intendente fue una de las cosas más importante de su carrera política, “lo fue para mí porque existe un contacto tan directo con las cosas, que permite -como en ningún lugar- tener una radiografía exacta de la realidad. Yo tuve la costumbre de tirarme casi encima de los problemas, no escaparle a la gente, y eso trae siempre resultados positivos; obviamente hay gente que no me tiene simpatía, que no coincidía con mi gobierno o con mi partido, pero siento que me recuerdan con afecto, recuerdan las cosas que hice. Llevo muy adentro el recuerdo de la gente, ese es el premio que te queda en el corazón, y en la política no hay mucho más que eso”.

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