Cuando Hurlingham pudo ser 2 de Abril

Por Rody Rodríguez.

«El nombre de nuestra ciudad nos agravia (…) es muy difícil seguir aceptando un nombre impuesto por el enemigo», con ese razonamiento nació el Movimiento Vecinal 2 de Abril, que en 1982 estuvo muy cerca de lograr cambiar el nombre a Hurlingham.

No estuvo tan errada la estrategia de la dictadura militar al suponer que el intento de recuperar las Islas Malvinas, usurpadas por Gran Bretaña, podría darle una sobrevida al llamado Proceso de Reorganización Nacional. Esa gesta despertaría un fuerte espíritu patriótico, removería la vieja inquina contra los ingleses, florecería el ser nacional y así la dictadura soñó con convertirse en popular. El sueño duró lo que duró la guerra, y el final del conflicto aceleró el retorno de la Democracia, pero esa es otra historia.

 

HURLINGHAM 1982

Las Malvinas son argentinas, y con esa certeza indiscutible como bandera, los ciudadanos sintieron la necesidad de concentrarse en ese conflicto y unirse frente a un enemigo poderoso como el imperio británico.

Hurlingham vivió el otoño de 1982 de un modo muy particular. Porque Hurlingham era para muchos «jarlingan», sobre todo para los que no vivían aquí y veían a esta ciudad muy identificada a la tradición británica.

Con el desembarco de las tropas argentinas en Malvinas, hubo un lógico brote anti inglés y por esos días los pocos ingleses que habitaban este pueblo se volvían a su terruño o negaban su origen.

La escritora Gladys Coviello cuenta en su libro «Guerra de Malvinas: Diario de una madre» que conversaba con los custodios «que permanecían día y noche apostados en lugares para proteger a vecinos o colegios ingleses en Hurlingham» y le «contaban sobre la conducta de los vecinos ingleses que negaban su origen y decían ser de otras nacionalidades».

También está el caso de Stephanie Nuttall, una jovencita que había venido desde Londres invitada por Luca Prodan e integró la primera formación de SUMO, tocando la batería. Los padres de Stephanie no dudaron de mandarle el pasaje para que se vuelva. El conflicto descolocó a SUMO. El primer recital masivo que hace la banda fue el 20 de marzo de 1982 (12 días antes del desembarco) en el Club Estudiantes de Buenos Aires, en Caseros. Ese día se realizó un festival llamado «Rock del sol a la luna» y tocaron Riff, Los Abuelos de la Nada, Orions, Juan Carlos Baglietto y Sumo fue presentado como una banda inglesa. En los afiches podía leerse «SUMO (England)». Pocos días después el gobierno del general Leopoldo Fortunato Galtieri levantó la censura al rock nacional y prohibió a las radios emitir música en inglés. SUMO quedó a mitad de camino.

 

EL NOMBRE QUE AGRAVIA

Pero uno de los hechos más representativos de ese sentir antibritánico fue la creación del «Movimiento Vecinal 2 de Abril, Pro Cambio de Nombre de nuestra Ciudad». Esa organización, era auspiciada por la Coordinadora de Entidades de Bien Público, una entidad con mucho peso en la intervención militar del Municipio de Morón que estaba a cargo del intendente de facto Ernesto Enrique Rodríguez.

El Movimiento Vecinal 2 de Abril abrió sus oficinas sobre la Av. Aramburu (hoy Arturo Jauretche), y realizó una recorrida por los barrios con planillas para que los vecinos firmaran e incluso hagan sus propuestas de nombres.

En folletos y solicitadas el Movimiento Vecinal explicaba: «Vivimos en una ciudad cuyo nombre nos agravia (…) para todos es muy difícil seguir aceptando un nombre impuesto y traído de la tierra de quienes hoy son el enemigo» y remarcaba «estamos en guerra contra la Corona Británica (…) es precisamente por eso que proponemos modificar ese nombre por otro vinculado netamente con nuestra identidad nacional»

El noticiero 60 Minutos del Canal 7, ícono de la prensa promilitar de ese entonces, se ocupó de cubrir esa iniciativa de vecinos que no querían llamarse Hurlingham.

El noticiero que conducía José Gómez Fuentes que tenía como locutor Enrique Alejandro Mancini y como «corresponsal de guerra» a Nicolás Kasanzew, mandó un móvil a Hurlingham para charlar con sus vecinos. La totalidad de ellos querían tener otro nombre. El más votado fue 2 de Abril, muchos otros proponían Malvinas Argentinas.

Antonio Manocchio, peluquero de larguísima trayectoria en Hurlingham, aún guarda algunas de esas planillas, en ellas se puede ver el texto escrito a máquina, invitando a los vecinos a firmar:

«La presente nota es realizada por vecinos de la localidad llamada, hasta ahora, Hurlingham para solicitar su adhesión en nominar a nuestra ciudad con un nombre de contenido nacional, histórico y de un símbolo netamente argentino» dice el encabezado y aparecen firmas y algunos otros nombres propuestos como Pucará; Isla Soledad; Soberanía Argentina; Cabo 1° Hugo Fernán-dez; Capitán Giachino y hasta hubo quien propuso que la ciudad se llame Nicanor Costa Méndez, el canciller de la Dictadura.

Otro de los documentos atesorados por Antonio es una carta del vecino Antonio Sardá donde pide al Movimiento Vecinal 2 de Abril, que además de tramitar el cambio de nombre de la ciudad, también lo haga con el de algunas calles, y cita como ejemplos Canning, Londres, Churchill, y propone nombres como el Crucero General Belgrano. Algo que después de un tiempo se concretó. En la misma carta, Sardá decía «También en la ciudad hay plazas e instituciones con nombres de origen usurpador que deberían cambiar denominación».

Pero algunos fueron más allá de la búsqueda de cambio de nombres y arrojaron una bomba molotov contra la puerta del Hurlingham Club, sin provocar demasiados daños.

 

EL FONDO PATRIÓTICO

Desde el 2 de abril, se realizaron innumerables ceremonias en colegios y plazas, de homenaje a las Malvinas y de apoyo a los combatientes. En su libro Gladys Coviello cuenta habla también de las acciones solidarias por ejemplo de los alumnos de la Escuela de Educación Técnica N° 5 República del Perú de Hurlingham, que se acercaban a la pista de aterrizaje en la Base Aérea de El Palomar (en el límite de Hurlingham) y llevaban personalmente hasta los aviones Hércules cartas para los sol-dados.

No faltaron acciones de recaudación de dinero para la gesta, en lo que se dio en llamar Fondo Patriótico, administrado en Hurlingham por la Asociación Coordinadora de Entidades de Bien Público, que integraban entre otros José Colella, Miguel Andrade, Angel Sapia, López Sardi y autoridades municipales representada por el delegado municipal Ricardo Bregante. Hubo un acto central con ese fin en el Cine Teatro Gran Hurlingham, con una función teatral y shows musicales en la que se cobró una entrada de 30.000 pesos más un bono contribución voluntario de $10.000. Las amplias instalaciones del ex Cine estuvieron colmadas. También se recibieron donaciones en efectivo en la Delegación Municipal (que estaba ubicada en Delfor Díaz 1660), en el Banco Credicoop y en el Banco Cooperativo Roca (donde hoy funciona el Bingo).

El 14 de junio de 1982 la guerra terminó y pasó muchísimo tiempo para que los combatientes de Malvinas tuvieran su merecido reconocimiento por parte del Estado y también de sus vecinos.

 

 

 

 

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