Elecciones de la CTA: Con la Unidad como bandera

El próximo 6 de setiembre los afiliados de la Central de los Trabajadores Argentinos que conduce el diputado nacional Hugo Yasky tendrán elecciones. La regional que nuclea a Morón, Hurlingham e Ituzaingó tendrá dos propuestas, una de ellas es la lista oficialista (Lista 10-Unidad de los Trabajadores) encabezada por el actual Secretario General Regional, Gustavo Zapata, que en este artículo expresa su opinión sobre la actualidad del país y el rol de los trabajadores.

Por Gustavo Zapata.

Secretario General CTA de los Trabajadores Reg. Morón, Hurlingham e Ituzaingó

Mientras el Titanic macrista se hunde aceleradamente, algo previsible desde antes de diciembre de 2015 dada su tendencia histórica a socializar las pérdidas y privatizar las ganancias, las y los trabajadores organizados estamos dando batallas en las calles y en profundo debate sobre nuestro papel en la crisis y su salida.
En primer lugar en diciembre de 2015 no había crisis, la produjo este gobierno nacional y provincial. Todas sus políticas fueron contrarias a los derechos sociales de nuestro pueblo y la producción industrial nacional. Las y los trabajadores sufrimos cotidianamente los golpes de la devaluación buscada, de la inflación provocada y ese robo descarado llamado tarifazo. Eso cuando directamente no nos quitan el derecho al trabajo. Nada nuevo desde los que se enriquecieron con los contratos del Estado, contrabandearon y se llevaron las riquezas que nuestro trabajo produjo al exterior, para no pagar impuestos.
El tema sigue siendo como damos respuesta organizada desde la clase y el pueblo. 
No es nuestra costumbre criticar a las organizaciones hermanas, que en la pelea cotidiana definen una vereda de pertenencia, aunque eso no implica no analizar y distanciarse de criterios, lineamientos y prácticas. 
Largo es el debate sobre la democracia sindical o sobre las prácticas burocráticas de los que siempre son oficialistas. Por eso surgió la CTA en 1992. Nuestra historia es la respuesta a ese problema.
Lo nuevo es la emergencia de movimientos sociales que levantan discursos papales de justicia social, mientras miden sus pasos para no romper puentes con oficinas de asistencia social estatal nacional o provinciales, ensayan estrategias que los aleje de una gestión que ellos también construyeron y sobre todo hacen malabares para pegarse a una central de trabajadores que les guiña un ojo, pero no los abraza.
Viejos son los trapos de otros que siempre apuestan a diferenciarse, buscando demostrar que todo lo que no sigue su línea partidaria es un burgués más o menos disfrazado. Desde ese lugar solitario agitan el divisionismo, apuntan con furia sus discursos contra conducciones que dan pelea, pero que no responden a la línea partidaria. Buscan sumar un concejal más, un delegado más, mientras se derrumba la economía y la sociedad se destroza en demandas cada vez más desesperadas.
En boca de todos y todas figura la palabra unidad, tanto en el campo social como en el político. Pero nuestra esperanza está en esos cientos de miles de voluntades que desde la resistencia contra el  neoliberalismo de los años 90 vienen amalgamando movimientos sociales y sindicatos, que renuevan de modo directo sus conducciones, que prueban en movilizaciones y acciones de resistencia una práctica de respeto y armado dialéctico de puentes con organizaciones hermanas, aun las que ayer los puteaban, pero que hoy dan batalla con el mismo fervor y contra el mismo enemigo de Clase, Pueblo y Nación. 
El Frente de Unidad Docente demostró que se podía enfrentar una política de destrucción de la educación pública e incluso lograr resultados parciales. Que unir a la comunidad educativa y las/los trabajadores es un camino necesario y poderoso. 
Los trabajadores de la salud probaron en muchos frentes esa potencialidad, con resultados variados pero poniendo en alto banderas de dignidad y respeto.
Ganamos las calles y logramos que el plan neoliberal no fuera como lo planearon, que no todos los negocios se pueden hacer a costa de nuestros derechos y que la reserva de fuerza y coraje de nuestro pueblo emerge cuando la patria está en peligro y nos quieren vender las viejas recetas de ajuste. Desde la solidaridad de clase, acompañamos todos los reclamos de las victimas del neoliberalismo tanto en nuestro país como en Latinoamérica.
Hoy el gerente presidencial demuestra su incapacidad para hacer otra cosa que no sean negocios para la familia y sus socios. La heredera ha sido descubierta en sus estafas electorales y el dinero sucio aparece como garante del robo descarado de un país. 
La CTA de los Trabajadores y Trabajadoras entra en una etapa de definiciones. Los y las trabajadoras, ocupadas/os o no, precarizados, pasivos, jóvenes, discapacitados, colectivos de género, entre otros, tenemos la oportunidad de elegir una conducción capaz de enfrentar el desafío de articular la problemática social y el frente político para una victoria popular en el 2019, o incluso de mantener el timón firme frente a una explosión social, marcando un rumbo claro de justicia social y defensa de lo nacional, popular democrático y feminista. 
El 6 de septiembre llamamos a todos y todas a poner en las urnas algo más que una boleta.
Los llamamos a un compromiso militante con el destino de nuestra clase trabajadora como núcleo organizado de nuestro pueblo. Por la Unidad en la práctica, por la Organización de la salida de la crisis y la Solidaridad como valor de construcción de un país para todos y todas.

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