Lejos del rockstar, cómo era el perfil espiritual de Sokol

    Por Rody Rodríguez.

    Mario Lastarria fue el baterista de la banda S.O.K.O.L, que Alejandro formó después de dejar SUMO y ante de integrar Las Pelotas. Pero además Mario Lastarria conoce en detalle las características menos difundidas de Sokol, que es su arista espiritual, su relación con La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días, la que muchos reconocen como iglesia de los mormomes. Una mirada que completa el perfil de una estrella rockera atípica. Esta es la charla con Mario Lastarria:

     

    -¿Qué es lo primero recordás del Bocha Sokol?

    -Puedo hablar de Alejandro desde distintas aristas. Convivimos tres años tocando, muchos más como amigo, y tengo mi mirada sobre él como músico y una más vinculada a lo espiritual, que obviamente es para mí la más importante, porque afectó mucho a mi vida, para bien, con su amistad y el haberme llevado a la Iglesia. A mí me modificó en un cien por ciento la vida. Pase de ser un suicida en potencia a amar estar vivo y querer una familia.

     

    -¿Fue él que te llevó a la Iglesia?

    -Si. Ale me llevó. Yo siempre fui muy sensible a las cosas espirituales. Por eso también hacía música, porque es una forma en la que uno puede manifestar las cosas que siente y que no salen con palabras. Yo estaba con una búsqueda muy grande en pleno momento en el que estábamos mejor que nunca con el grupo.

    -¿Era el tiempo del grupo S.O.K.O.L?

    -Claro, usábamos el apellido de Alejandro como si fuera una sigla. Ese nombre fue el que nos sugirió Roberto Pettinato. Estábamos buscando nombre para el grupo en la casa de Alejandro. Queríamos ponernos “La Cría”, o habíamos pensado “Hormigón armado” y Alejandro había dibujado una hormiga grande con una ametralladora… cosas de niño que tenía Alejandro y Pettinato nos dice ‘¿por qué no usan Sokol y lo ponen como sigla?’. Ale no quería que apareciera como si él fuera solista, quería que fuera una banda, un grupo de amigos, pero nosotros estuvimos de acuerdo con ese nombre. Obviamente su pasado en SUMO nos ayudó mucho.

    -¿Esto fue después de que armaras el grupo Los Decolorante?

    -Si. Si. Más o menos 1985. Nosotros estábamos con Los Decolorante y Ale se había ido de SUMO. Después quedó el vacío con la muerte de Luca, se armó Divididos, Las Pelotas no estaba armada y nosotros estábamos cubriendo las necesidades de mucha gente que reclamaba algo de SUMO. Y la verdad es que hacíamos algo bueno. Sin embargo yo empecé a sentir un vacío. Por un lado había comenzado a vivir algunos chispazos de lo que yo había soñado tanto tiempo, ser algo conocido, vivir de la música y no tener que levantarme a la 6 de la mañana, que eran un poco las metas supuestamente artísticas que yo tenía en ese momento. Y así como empezó a pasar yo me fui desencantando, preguntándome ¿y esto era? No encontraba nada.

    Una noche volvíamos de un reportaje que nos había hecho Horacio Pollo Magnacco y Willy Frecha en la Triac, (ver nota de Horacio Magnacco). Promocionábamos un show que íbamos a dar en la plaza de Hurlingham. Después de esa presentación yo me fui y el grupo se disolvió. Para mí era un momento de vacío y de búsqueda. Y esa noche yo le conté a Alejandro la angustia que sentía y él me habló de la Iglesia.

    -¿Sokol estaba en la iglesia en ese momento?

    -No. Estaba alejado. Alejandro se suma a la Iglesia cuando deja SUMO y ya cuando armamos S.O.K.O.L él ya se había alejado de la iglesia y decide volver con nosotros, conmigo y con Charly Charras (que tocaba el saxo). A mí, y esto es una experiencia personal, me modificó totalmente toda la perspectiva sobre la vida.

    -¿Y cómo y por qué llega Sokol a la iglesia?

    -Ale también estaba en una búsqueda personal. Pero todo empezó cuando después de un recital de SUMO una amiga de Germán Daffunchio, Patricia Sega, le regala a Ale un libro, El Libro del Mormón, es un libro de escrituras, del profeta Mormón, que usamos en la Iglesia. Así como se lo regalan lo deja en un estante en su casa sin mirarlo. Pasan tres años y no le da bola. Hasta que un día llega a la casa y lo único que ve es ese libro. Él siempre decía que fue como que el libro lo llamó. Lo leyó y enseguida fue a buscar la Iglesia, que es la que está detrás de los Bomberos. Fueron con Lila, su mujer, que estaba embarazada de Ismael. Su otra hija, Camila, nace estando ellos en la iglesia. Durante el tiempo que Alejandro fue a la Iglesia, fue muy líder, muy querido y respetado. Alejandro fue siempre buen tipo, con cosas de nene, de inocente, que despertaban mucha ternura. En la iglesia, en el barrio, todos lo querían… era un mundo muy ajeno a la música. Nadie lo reconocía como una figura del rock. De noche y arriba del escenario era una cosa especial, con su luz de artista que brillaba a pleno; mientras estaba en la iglesia se lo quería y se lo respetaba por lo que era como persona, muy servicial, ayudando a los abuelos del barrio a cortarles el pastos, hacerles las compras, hasta cuidar algún enfermo… fue una persona muy activa en la iglesia. Era uno de los buenos ejemplos a seguir.

    -Pero no se mantuvo en la Iglesia…

    -No. De vez en cuando él necesitaba salir. Lo arrastraba la noche y otras cosas, y él después se lamentaba. Hasta los últimos días de su vida siempre me dijo que nunca abandone a la iglesia. Reconocía que él no pudo. Se reconocía débil. No pudo evitar malos hábitos…

    Cuando Ale murió, en su bolso, con el que iba a viajar tenía un poco de ropa, un televisor portátil y el Libro del Mormón.

    -¿Qué fue lo que te dejó Sokol musicalmente?

    -Con Los Decolorante hacíamos música a los ponchazos, éramos todos medio autodidactas, salvo el guitarrista que estudió en el conservatorio pero estaba peor que todos nosotros. Todos queríamos tocar todo el tiempo todo y eran tremendas bolas de sonido. Cuando se sumó Alejandro lo primero que me hizo entender que tocando el instrumento que tocara lo más importante es sostener un tiempo parejo y no tanto hacer 10 mil firuletes que terminas ensuciando lo que toca tu compañero.

    Ale era súper intuitivo. Con Los Decolorante había mucha frescura, éramos cinco pibes furiosos tocando con bronca, pero mucho desorden musical y en S.O.K.O.L sonábamos como los Talking Heads. Nos ordenó, nos hizo trabajar para el grupo, reconociendo obviamente su liderazgo, porque en el escenario era un líder natural. Nos enseñó mucho.

    -¿Sokol era el mayor de todos ustedes?

    -Si. Habíamos quedado cuatro Decolorante y se suma Ale que era el mayor del grupo, el más conocido, el más popular obviamente, el que nos orientaba musicalmente. Pero ese liderazgo no lo llevaba a la rutina, al trabajo diario. No te organizaba un ensayo, eso me tocaba organizarlo a mí. En eso era como el líder “administrativo” del grupo, pero musicalmente, él era el dueño, sin dudas y estaba muy bien que así fuera.

    1 Comentario

    Dejar respuesta

    Please enter your comment!
    Please enter your name here