«Lucas Delfino nos dio la espalda, nos traicionó y encima nos usó»

TESTIMONIO DE ÁNGELA Y CÉSAR, DOS JUBILADOS QUE MILITABAN EN CAMBIEMOS

En el escandaloso caso de los aportantes truchos de la campaña de Cambiemos en Hurlingham, está la historia de Ángela y César, dos jubilados que acompañaron a Lucas Delfino en sus primeros pasos en la política. Su testimonio pone en relieve el modo de hacer política del macrismo local. 

Ángela Tiscornia y César Sorrentino son dos personas mayores que militaban con Lucas Delfino, incluso antes de que existiera Cambiemos. Los dos apostaron fuerte por el joven dirigente que en 2013 estuvo cerca de llegar a ser concejal representando a Francisco de Narváez.

Ángela y César, los dos jubilados, no dudaron en destinar su tiempo en trabajar intensamente por esos jóvenes que prometían con cambiar la política local.

Cuando Delfino, Alfredo Carrasco y compañía se acoplaron al macrismo, Ángela y César estuvieron firmes en esas etapas iniciales de Cambiemos. Y apenas inaugurado el local partidario de la Av. Roca 1316 en Rubén Darío, ambos se ocuparon de atenderlo. Se consideraban “el alma” del local.

César resumió así la actividad que hacían: “Militábamos en el local de Roca todo el día. Abríamos y cerrábamos. Atendíamos a la gente, preparábamos el material que íbamos a repartir, y nos sumábamos a todas las caminatas” y aclaró: “No cobrábamos sueldo por eso”.

Ángela, que fue candidata a consejera escolar, agregó: “Manejábamos todo en el local, nos íbamos a las 11 de la noche. Pero llegó el momento en que no teníamos plata ni para cargar el celular, y encima con nuestro auto llevamos a todos lados boletas, afiches, sombrillas, y la verdad es que no podíamos hacernos cargo de todo eso. Estábamos mal”.

Ángela y César aseguraron que hablaron con Delfino y con Carrasco, pero nada cambió y fue entonces que decidieron dejar de atender el local. “No podíamos seguir” dijo Ángela, que sigue lamentando que “nadie tuvo la delicadeza de llamarnos. Nos fuimos del local, decidimos irnos de Hurlingham y nadie se preocupó por nosotros”. Y César resignado afirmó: “Delfino nunca nos valoró… simplemente nos usó”.

Pero eso no fue todo. Ángela contó que desde que se fueron “no tuvimos más noticias de ellos hasta que supimos que aparecimos en la lista de aportantes para la campaña”. Y César interrumpió enojado: “¡Eso fue una barbaridad!”. Y Ángela asintió: “Si, sí, fue una barbaridad… Nunca pusimos un peso. … si no nos alcanzaba para vivir ¿cómo íbamos a poner 20 mil pesos cada uno? Usaron nuestros nombres, nunca nos dijeron nada”.

Una acumulación de sensaciones se une en la pareja. Hay bronca, indignación, también hay tristeza. Ángela reflexiona que “uno a veces cree en esos dirigentes, en esos chicos, pensando que por ser jóvenes pueden hacer política de otra manera, que van a ser mejores, pero no es así…” y luego agregó: “Lucas Delfino creció, pero lo que más creció fue su ego, él cree que con su ego en alto y con tanta soberbia puede manejar un partido político. Lo que sí maneja es mucho dinero, mucho dinero, y se nota”.

Ángela Tiscornia, que muchos conocen como Angie, también opinó sobre nociones básicas de política: “Delfino nunca entendió que a la militancia hay que cuidarla, respetarla, porque en definitiva somos nosotros los que ponemos la cara, hablando con la gente, prometiendo cosas, pidiendo confianza, y al final somos nosotros los que quedamos mal”.

Los dos jubilados, por razones personales, tuvieron que irse a vivir a Pigüé. Aún les duele la frustración de haber apostado por Lucas Delfino. Ser usado y engañado a esta altura de sus vidas duele más.

La historia de Ángela y César es una clara historia de abusos políticos, de desprecios y de traiciones. Lo deja en claro Ángela cuando dice que “lo que más nos dolió que es nunca nos llamó, dimos todo, todo, somos gente grande, y no dejábamos de caminar por él, de militar, hicimos cosas de corazón para que él triunfara y nos dio la espalda, nos traicionó y encima nos usó”.

TRUCHOS

La utilización de los nombres de César Sorrentino y Ángela Tiscornia, quedó como un nuevo episodio del escándalo de los aportes truchos, con pero para tranquilidad de Delfino, todo apunta a que esas causas dejarán el ámbito de la Justicia Penal para pasar a la Justicia Electoral, de modo que difícilmente Delfino sea citado a declarar aunque los mayores escándalos en materia de aportes truchos en la Provincia se hayan registrado en Hurlingham. Ese cambio de competencia también beneficiará al recaudador de Delfino, el contador Carlos Martínez, que aparece imputado por el Juez en lo Criminal Ernesto Kreplak. Si la causa pasa a la competencia electoral, Martínez no correrá riesgos de ir preso, en cambio puede llegar a recibir una reprimenda.  

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here