Luis Acuña se burla de la transición

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Por Rody Rodríguez. El intendente saliente Luis Acuña dice una cosa a las autoridades electas y hace otra. Entorpece el normal traspaso al nuevo gobierno y usa a los trabajadores para entorpecer la gestión de Juan Zabaleta.

No es fácil perder. En algunos, las derrotas provocan angustia y tristeza; en otros fastidio, broncas, ira y hay quienes sacan de las derrotas fuerzas para renovar el entusiasmo de seguir luchando. Hay una frase que dice “o se gana o se aprende”, que es otra de las formas -tal vez la mejor- de asumir un resultado adverso.

El peronismo y distintos sectores del progresismo sufren por estos días la derrota electoral a manos de Mauricio Macri. A medida que pasen los días se verá la reacción de los dirigentes del hasta ahora partido gobernante. Pero por el momento, y en medio de los festejos macristas, hubo una destacada muestra de madurez democrática.

A pocas horas de cerrado el escrutinio y con un resultado notablemente ajustado, Daniel Scioli reconoció la derrota y felicitó a su adversario y lo mismo hizo la presidenta Cristina Kirchner, quien rápidamente agendó un primer encuentro con Macri para llevar adelante una transición ordenada. En cambio, a nivel local, el caso de Luis Acuña es preocupante. La derrota provocó en él una serie de reacciones agresivas completamente contrarias a las que un ciudadano puede esperar de un hombre público. No solo eso; lo que debería ser un civilizado proceso de transición, lo convirtió en un mamarracho, diciendo una cosa y haciendo otra, burlándose de la voluntad popular y entorpeciendo el normal desarrollo institucional de Hurlingham.

La prueba más clara la dio en el Centro Cultural de Villa Tesei, donde Acuña convocó a sus seguidores para anunciarles que los 1331 empleados de la Municipalidad serán efectivos. No habrá contratados, ni planta transitoria, además habrá recategorizaciones. Esperó 14 años y perder las elecciones para otorgar estos beneficios.

El anuncio simboliza una metodología berreta, oportunista e hipócrita, en la que utiliza la Ley de los Municipales para su propio interés.

La adhesión a la Ley de las Municipalidades está frenada en el Concejo Deliberante, donde ya se frustraron 3 sesiones por falta de quorum. En realidad, el Frente para la Victoria y otros concejales no quieren permitir que el acuñismo -con la excusa de tratar esa adhesión- apruebe vías de excepción que permitan seguir realizando construcciones irregulares en Hurlingham.

Acuña aseguró que “pasar a los trabajadores a planta permanente es un acto legítimo”. Dijo que el Director de Asuntos Legales, Gustavo Triemstra y el secretario general de Sindicato, el concejal Nito Bertinat, fueron los encargados de darles el marco legal a esta medida.

Durante los 14 años de gestión de Luis Acuña fueron pocos los beneficios que les otorgó a los trabajadores. Ahora les pide que estén juntos y aprovechó para darles instrucciones al Sindicato de Trabajadores Municipales, que conduce el concejal Nito Bertinat, pidiéndole que “estén cerca de los trabajadores” y que elijan delegados por sector para que “los trabajadores no sean manoseados ni maltratados”.

El Sindicato de Municipales, que hace 10 años está conducido por Nito Bertinat, estuvo siempre al servicio de Luis Acuña, no al servicio de los trabajadores. En la Municipalidad de Hurlingham hay contratados con más de 15 años de antigüedad, muchos empleados precarizados, en el Hospital trabajan profesionales de manera irregular y frente a estas cosas el Sindicato hizo poco y nada.

Es más, Luis Acuña es uno de los intendentes que se opuso a la Ley de Paritarias para los empleados municipales. Ese desprecio a los derechos del trabajador se contradice con este discurso en el que ahora, 14 años después, muestra supuestos signos de sensibilidad.

El objetivo de Luis Acuña es claro. La intención es obstaculizar la gestión de Juan Zabaleta. Complicarla. Por eso, el acuñismo hace un burdo juego a dos puntas, por un lado simula buena voluntad para llevar adelante una transición ordenada, y por otro quiere poner todas las trabas para que gobierno de Zabaleta no sea exitoso.

En ese contexto la transición es una farsa. Se quemaron expedientes, se falsean y se ocultan datos. Luis Acuña no tiene la menor voluntad de terminar su mandato decentemente.

Las futuras autoridades municipales no tienen que volver a sentarse con estos funcionarios salientes. Es pérdida de tiempo someterse a la burla del actual oficialismo. Las autoridades electas si deben sentarse con la Justicia, y que sea ese el ámbito el que resuelva muchas de las irregularidades con las que el nuevo gobierno se va a encontrar.

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