Respuesta a Lautaro Aragón: “Hurlingham es un terreno más de la disputa por el modelo de país”

Por Gustavo Zapata.
Secretario General CTA –Morón, Hurlingham, Ituzaingó-

Escribo esto a propósito de la nota de “quién perdió…” del Concejal Socialista Lautaro Aragón (https://www.hurlinghamaldia.com/quien-perdio-hurlingham/) con todo respeto y desde la humildad de quién lo conoce y aprecia muchos de sus gestos políticos. Aunque todavía sin comprender cómo alguien de izquierda pueda no construir en unidad con quienes en la práctica fueron la conducción de 12 años de conquistas sociales, inclusión ciudadana y poder para los trabajadores. Qué fueron sino los 5 millones de puestos de trabajo, las 17.400 pymes nuevas, las más de 1000 escuelas, la ley de paritarias docentes en la provincia de Bs As… y tantos otros logros que reivindicamos como propios, en el camino de inclusión y crecimiento con protección del mercado interno.
En primer lugar no veo en su análisis crítica alguna al fraude mediático macrista al no contar los votos opositores a tiempo para no reconocer una derrota. Puede alguien de izquierda no denunciar los mecanismos que obstruyen el poder popular en su demostración periódica electoral?
Es muy difícil realizar el análisis cualitativo que propone si no se cuentan con los datos concretos de los resultados, que el gobierno nacional ocultó deliberadamente.
Ni hablar de una mirada que contextualice en esta formidable contraofensiva del capital financiero internacional en América Latina, cuyo escenario argento lidera el actual gerente con irregular éxito.
Así como nuestro distrito no es una isla, pensar que no es un campo de disputas más amplias, es por lo menos un error grave de análisis.
Fue un plebiscito sobre la actuación del gobierno? Coincido, pero en Hurlingham se jugaban muchas otras cosas, desde las consecuencias del silencio de un intendente que equivocó sus preferencias electorales, la fuerza en la calle y las urnas del kirchnerismo más medular, la potencia fragmentada del peronismo dividido en posturas expectantes, prescindentes, ortodoxas o autoritarias, etc.
Pero también la eficacia y el nivel de respuesta a la propaganda hipnótica del odio de clase, traducido en esloganes prejuiciosos,antipolíticos, antisindicales, raciales y de todo el pelaje histórico, financiado y producido generosamente con fondos públicos, apoyado por los medios concentrados y toda la parafernalia del poder de los que se creen dueños del país.
Nada de esto es analizado por el concejal socialista. Pone el acento en consideraciones democráticas en las que la perspectiva de clase no existe. Proponer un debate como solución es un formalismo liberal, ya que las palabras y declaraciones por si mismas no definen nada. El actual gerente de la patria ha demostrado, una vez más, que las promesas de campañas son papel higiénico cuando las emite un reconocido evasor, contrabandista, explotador, amigo y defensor de golpistas, endeudador serial y sólo eficaz para enriquecerse a cualquier costo. Un militante de izquierda se pregunta todo el tiempo (y actua en consecuencia) sobre cómo la institucionalidad ayuda a los trabajadores y el pueblo. Si una ley o mecanismo estatal no mejora la vida de nuestra gente, debe ser transformado para que lo haga.
Es en las acciones a lo largo de tiempo donde se construye un camino de coherencias, aun con errores tácticos. En la movilización, la construcción de programas y agendas de unidad, la generación de una correlación de fuerzas, alianzas y frentes para que ese programa o agenda llegue a transformar la realidad. Un paso indispensable es la medición de fuerzas electorales, pero allí no se agota la construcción de fuerza social organizada y consciente capaz de modificar las políticas.
Ojalá hubiese estado en el encuentro de delegados de fábricas y escuelas que se produjo en la Casa de los Trabajadores de Hurlingham el pasado agosto, donde no solo se analizó la coyuntura, sino que se avanzó por ejemplo en proponer una reforma constitucional que fortalezca las conquistas sociales y avances de los trabajadores en todos los terrenos, hoy en peligro por las promesas del actual gobierno al FMI: reforma previsional y flexibilización laboral. Hubiese visto en qué consiste un debate entre los trabajadores de la CGT y la CTA, cuando se realiza en un proceso de construcción de fuerzas sociales para la transformación social.
Agradezco de todos modos su nota, al motivar dicho debate entre militantes comprometidos con el destino de su pueblo.

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