El rol de las mujeres en política territorial no se condice con el nivel de representación política

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Por Natacha Ghergo | Concejal del FPV

La compañera Evita, la mejor de todas nosotras dijo «de nada valdría un movimiento femenino en un mundo sin justicia social», y hoy sus palabras tienen la misma vigencia que entonces.

Desde el nacimiento de la patria las mujeres hemos sido invisibilizadas por la historia; historia que ha sido siempre escrita por quienes ejercen el poder; poder que hasta hace medio siglo ha sido ejercido casi exclusivamente por varones.

A través de los años las mujeres han sido las que más han sufrido los embates del complejo entramado histórico, político y económico. No porque los hombres no lo hayan sufrido, sino porque las mujeres tenemos la particularidad de estar obligadas a administrar varios ámbitos de la vida al mismo tiempo: entre lo público, lo privado y lo doméstico. El trabajo, los estudios (propios y de los hijos), la casa, los perros y las que militamos… ni les cuento. Admiro infinitamente a las compañeras que se dedican a sus hijos, nietos, a llevar el pan a la mesa, a ayudar a los hijos ajenos a que les alcance la comida, a organizarse en el barrio a mejorar sus hogares y a incentivar a los varones a no estancarse… Son un espejo en el que aspiro a reflejarme.

El rol de las mujeres en la política territorial no se condice con el nivel de representación política

Referido a la representación política, hay que hacer un gran reconocimiento a las compañeras que cotidianamente y durante las 24 horas del día dedican su vida a acompañar los problemas de sus vecinos, estar atentas a si algún pibe no tiene zapatillas, si una mamá ha sido víctima de violencia o a resolverle la merienda a un grupo de niños del barrio. La militancia social, a través de la avanzada política de los últimos años con Néstor y con Cristina, ha ido conquistando derechos fundamentales relacionados con los derechos de los niños, niñas y adolescentes, de las mujeres y de las familias en términos generales y particulares. Derechos que hoy vemos retroceder abruptamente debido al ajuste salvaje al que nuestro pueblo es sometido por el gobierno nacional, del cual los coletazos más brutales los viven las familias humildes y trabajadoras de las barriadas populares. Las compañeras, las mujeres son quienes primero se organizan en la iglesia, en la plaza, en el trueque, en la feria, en los colegios, en los fines, en las cooperativas, en el barrio. Son quienes primero ponen el pecho. Nadie puede desmentir esta realidad. Desde las bases de la política las compañeras tienen la mayor participación. Sin embargo, cuanto más avanzamos en las responsabilidades, las mujeres más nos vamos alejando del nivel de representación institucional.

La participación de las mujeres a través de los años se ha ido institucionalizando

El peronismo ha sido clave para ir institucionalizando los derechos de las mujeres a través de los años. Primero con el reconocimiento de la ley del voto femenino sancionado en 1947 (aquí vale la pena reconocer también a los movimientos de mujeres previos al peronismo que han sentado las bases para que esto sea posible); la ley del cupo femenino sancionada en 1991 que obliga a que al menos un tercio de las listas en todas sus categorías este cubierto por mujeres.

Y como la participación en la democracia ha ido creciendo con el correr de los años, hoy en el congreso nacional hay más de una decena de proyectos presentados refiriéndose a este tema de la participación con representación institucional de las mujeres.

Es por eso que en nuestro bloque FpV-PJ, y siendo consecuentes con nuestra visión estratégica de la política, hemos decidido acompañar con un proyecto de adhesión al proyecto de ley presentado por la diputada nacional Cristina Alvarez Rodríguez denominado «Ley de una y uno en la participación electoral equilibrada». Consecuentes también con la avanzada en materia de políticas de género que viene desarrollando nuestro municipio de la mano de su intendente Juan Zabaleta. Que, entre muchas otras cosas, se creó la dirección de políticas e género que no existía, se avanzó con políticas de parto humanizado y contra la violencia obstétrica, se está trabajando la creación de un refugio para mujeres y sus hijos víctimas de violencia.

El aumento de la participación de las mujeres es una cuestión de voluntad política. Y en Hurlingham sobran muestras de que la voluntad existe. Bienvenidas todas las mujeres que quieran participar y ser protagonistas del empoderamiento de nuestro pueblo.

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