La Cultura controlada

«Vamos a la Plaza si nosotros lo organizamos»

Cultura controlada en Hurlingham

Por Augusto Erbin ||

Toda organización de eventos culturales que reúne a la sociedad y brinda un espacio nuevo a los vecinos es bienvenido siempre, sin importar quién sea su organizador.

La cultura muchas veces puede ser impulsada por las gestiones gubernamentales y potenciada por las herramientas que un ejecutivo municipal dispone para brindar espectáculos de diferente índole, muestras de arte, organización de cursos y eventos, etc. Poder hacer llegar esas acciones de la mejor manera al vecino debería ser un estímulo constante para una gestión ejecutiva.

Sin embargo la cultura no es contenida jamás por un gobierno, porque la cultura es un emergente social en permanente movimiento y cambio.

La cultura es producto de los individuos de una sociedad pero a la vez todo individuo es producto de la cultura. Las semillas se pueden colocar en diferentes ámbitos de nuestra comunidad para que germinen. Lo hacen desde los centros culturales, desde sociedades de fomento vecinales, desde clubes barriales, y desde diferentes organizaciones independientes autogestionadas. Todas buscan incidir sobre la vida de nuestros pares brindando nuevas herramientas para relacionarnos unos con otros a través de actividades concretas como pueden ser el teatro, de la música, del cine, de las danzas, la pintura, pero también todo lo que tiene que ver con el resto de las cosas que identifica y moldea a nuestra comunidad.

La cultura en muchos sentidos es sinónimo de civilización, si seguimos el concepto de la Ilustración. En contraposición, un pueblo sin cultura es uno poco civilizado, y quienes alientan la persecución a la cultura son incivilizados y bárbaros, para seguir el imaginario de la filosofía sarmientina. 

La cultura incide directamente en nuestras formas de pensar y concebir el mundo que nos rodea. También afecta nuestras acciones, osea las consecuencias de lo que pensamos en el mundo de lo real.

Los gobiernos no pueden detener la cultura, porque es un emergente de la sociedad de la cual los gobernantes son parte. No pueden contener a la cultura con un corset, y mucho menos prohibirla. Si algo no se produce desde las estructuras del Estado ni de la gestión de gobierno, el emergente cultural hace que se lleve adelante igualmente desde otros colectivos y estamentos sociales vecinales.

Por lo tanto las tareas de los gobernantes es acompañar de la mejor manera toda esa riqueza emergente de una sociedad, brindando las mejores herramientas que tiene el Estado para facilitar, acompañar y nutrirse de la cultura que brota en la sociedad que los contiene. No ver esa posibilidad de sumarse a esos emergentes para impulsar y fomentar las actividades de las organizaciones culturales independientes es sencillamente de ineptos.

Cuando a un evento cultural como los festejos de carnavales se lo intenta prohibir y se le monta un operativo policial por órdenes de la municipalidad de Hurlingham algo está mal. Se está pensando de forma muy equivocada por quienes en lugar de alentar los eventos culturales lo tratan de acallar.

La marcha del sábado pasado organizada por La Rotonda Cultural, pero acompañada por diferentes organizaciones culturales del distrito, fue un mensaje fuerte desde sectores independientes de la cultura hurlinghense y que además contó con el apoyo de innumerables vecinos del distrito que estuvieron de acuerdo con el reclamo.

Parece que realmente impactó en el Municipio. Tal es así que enseguida desde el acuñismo salieron a armar una jornada cultural con intención de contrarrestar lo sucedido el fin de semana pasado. Para ello este domingo se organizó una jornada en el barrio El Destino, bajo el nombre “Vamos a la Plaza”, justamente para darle un condimento vecinalista y público. Un evento ya conocido, que es bienvenido, por supuesto, porque principalmente lo pueden disfrutar los vecinos de Hurlingham.

Pero si uno se pone a pensar la justa coincidencia del momento en que se organiza, «Vamos a la Plaza», como evento cultural presenta desde el nombre la idea de que todos ocupemos el espacio público, y con una clara intención discursiva en alusión a lo recientemente ocurrido. Aunque quedó claro que, de no tener el amparo y la organización municipal, no se pueden hacer eventos en lugares públicos como ya se vivió con otras organizaciones que intentaron hacer lo mismo. Por más allá que se hayan solicitado los permisos correspondientes.

El lema sería entónces, «Vamos a la Plaza si nosotros lo organizamos», firmado por Hurlingham Municipio – Intendente Luis Emilio Acuña.

En Hurlingham la cultura es válida únicamente cuando se organiza y gestiona desde la Municipalidad. De esta manera Acuña es el gran proveedor de una cultura que por sobre todas las cosas -para su tranquilidad- está controlada.

Acuña pretende darle a este evento un tono que contrasta con las acciones recientemente vividas. Organiza un evento cultural abierto en un espacio público a tan solo unas semanas de «echar a patadas a la cultura» de otro espacio público. El intento de organizar rápidamente un evento cultural para tapar la marcha de la semana pasada no tiene asidero. Así la cultura se transforma un mecanismo del aparato proselitista municipal en lugar de ser una herramienta fundamental para realizar política de Estado.

 

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