Abuelos desamparados. Se suman las críticas contra la Clínica Sagrado Corazón

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Por Rody Rodríguez ||

Es la única clínica de Hurlingham que puede atender a los afiliados de PAMI, pero las quejas se multiplican por parte de pacientes, familiares, empleados y vecinos. El PAMI local destinó a una persona para atender las denuncias contra esa empresa de salud, que además atiende casos de alta complejidad con autorizaciones provisorias de PAMI, cuando la clínica apenas puede ocuparse de prácticas de mediana y baja complejidad.

El malestar por los servicios de la Clínica Sagrado Corazón de Hurlingham es cada vez mayor. Claro está que las quejas no son nuevas y además se superponen. Se quejan los empleados, se quejan los pacientes, los familiares de los pacientes y se quejan los vecinos.

La clínica es la única de Hurlingham que atiende afiliados de PAMI, y desde hace años los jubilados del distrito -que en la actualidad son aproximadamente 30 mil-, tiene como única alternativa ser atendidos allí, salvo los que tienen otro tipo de cobertura médica.

La Sagrado Corazón es propiedad de Ricardo Merech, que fundó la clínica en 1965, ahora, con 80 años de edad, don Merech derivó la responsabilidad del manejo de la clínica en Mercedes Martínez, con experiencia en el rubro aunque con no pocos conflictos.

Ubicada en Ricchieri 1634, a pocas cuadras de la estación de Hurlingham, la Clínica tiene como principal ingreso, o tal vez el único, el que proviene de los fondos de los jubilados y pensionados, por ser prestador exclusivo en Hurlingham de PAMI.

Obviamente atender a adultos mayores tiene sus riesgos, por lo delicado que es atender la salud de ese segmento etario. Los índices de mortalidad son superiores al que se registran en centros de salud que atienden a pacientes de todas las edades. Pero el índice de la Sagrado Corazón siempre estuvo un poco más elevado que el habitual. Eso hace que crezcan las críticas por las graves falencias que se registran hace años. Así el desprestigio del sanatorio va de la mano de la desconsideración popular, que con crueldad, denomina a esa empresa de la salud «camino al cielo».

En estos días, Carlos Regazzoni, Director Ejecutivo del PAMI, hizo un raid mediático para hablar de su gestión, y obviamente criticar la administración anterior. Pasó por varios programas de radio y televisión, y mientras lo entrevistaban una importante cantidad de usuarios de twitter -vecinos de Hurlingham-, le advertían los padecimientos sufridos por los pacientes de la Sagrado Corazón.

Por ejemplo, el vecino Rubén Zuljevi escribió: «por favor haga algo con los jubilados de Hurlingham que mueren por la mala atención de los médicos corruptos y la clínica de la muerte» y en otro tuit le pidió a Regazzoni: «por favor investigue a la Clínica Sagrado Corazón de Hurlingham donde los ancianos mueren. Mi madre murió por la mala atención».

Marcia Gambetta también a través de twitter dijo: «Sr. Regazzoni por favor audite a la Clínica Sagrado Corazón de Jesús de Hurlingham. La llaman camino al cielo».

Víctor Frisardi amplió su reclamo a la Gobernadora María Eugenia Vidal: «¿por qué no van a ver el desastre y abandono de la clínica sagrado corazón de Hurlingham? ¡Ocúpense!».

Ángeles Fuentes también se dirigió a Regazzoni: «Tendría que ver lo que es la clínica de Hurlingham Sagrado Corazón, se segundo nombre es camino al cielo, para tener en cuenta».

Otros usuarios subieron fotos de los baños y de otras instalaciones en mal estado. Y no faltó quien dijera que por los resultados a la vista, «más que una clínica, el Sagrado Corazón parecía una cochería».

Las quejas de los empleados

Sin embargo en medio de las quejas cotidianas es común escuchar elogios hacia enfermeros o auxiliares. «Si no fuera por los empleados esto sería un verdadero caos» graficó Nélida Ibáñez, que diariamente acompaña a su madre internada. Pero la situación de los más de 100 empleados no es de la mejor. Hoy todavía hay quienes no cobraron su sueldo de marzo. Estos atrasos no son nuevos. A principios de año hubo un conflicto por las demoras en el pago de sueldos y aguinaldo. Tardaron más un mes para liquidarlo. Pero eso no es todo, en enero Gustavo Adrián Scardacione, delegado desde hace diez años en el nosocomio aseguraba que la situación laboral era «realmente mala» y hablaba de «maltrato», denunciando que a fines del 2015 la empresa decidió reducir gastos con la comida de los enfermeros. «Nos quitaron la comida, y antes estuvimos comiendo solamente fideos hervidos». Y agregaba: «Tenemos compañeros que trabajan más de 12 horas y no dan ni un vaso de agua».

En los últimos meses las autoridades decidieron hacer recambio de personal. Tomaron personal nuevo pero hubo reducción en algunas áreas. Hubo despidos sin pagar indemnizaron.

Un enfermero, que forma parte de la agrupación 28 de Agosto, una agrupación disidente de ATSA, el sindicato que agrupa a los trabajadores de sanidad, explicó: «Si PAMI se atrasa con los pagos, los que pagamos los platos rotos y no cobramos somos los trabajadores, como si dependiéramos de PAMI y no de los empresarios que en connivencia con el Sindicato pagan los sueldos cuando quieren».

El Ciudadano se comunicó varias veces con ATSA intentando, sin suerte, poder comunicarse con su titular Jorge D’Andrea, que en no pocas oportunidades también había criticado el manejo empresarial de la clínica, fundamentalmente de Ricardo Merech, por «ignorar los aportes de los trabajadores y de la obra social».

Pero como si las quejas de pacientes y de sus familiares y de los empleados fuera poco, también se suman las voces de vecinos, quejándose por las aguas servidas que la clínica arroja a la calle. Denuncian también que es común ver residuos en la vía pública, con el agravante que al ser de un centro de salud, donde hay mucha gente internada, puede tratarse de residuos tóxicos.

La situación es grave por donde se la mire. Si la clínica cierra, miles de jubilados quedarían absolutamente desamparados porque no hay otro centro de salud para atenderlos, además de quitarle la fuente de trabajo a más de un centenar de personas. Si las cosas siguen igual, esos mismos jubilados quedan como rehenes de la histórica mala atención de una clínica con mala fama.

NOTA 5. FOTO 2. Sebastian Palacios Rius PAMI

Opinión de Palacio Rius, titular del PAMI local: «Recibimos muchas quejas»

Sebastián Adolfo Palacio Rius, es el flamante responsable local del PAMI designado por el nuevo gobierno nacional, en diálogo con El Ciudadano reconoció que la Clínica Sagrado Corazón «tiene muchos problemas, pero que están «trabajando muy fuerte para solucionarlos, ya que recibimos muchas quejas, por eso tenemos una persona que atiende en la agencia recibiendo las denuncias de la clínica que después nosotros tramitamos».

En medio de los cuestionamientos por la atención de casos de mediana y baja complejidad, la clínica atiende desde febrero de este año casos de alta complejidad, y aunque podría suponerse que si no pueden con casos sencillos menos podrían con los complejos, hay registros de que la cantidad de casos atendidos es numerosa, aunque la clínica no está autorizada para hacerlos.

Palacio Rius confirmó la clínica no tiene los trámites hechos para hacer prácticas de ese tipo, y que las que realizan son con autorizaciones provisorias: «Sagrado Corazón está realizando las solicitudes de alta complejidad y eso se maneja de la UGL de Morón, ellos están presentando todos los papeles para que se les de la alta complejidad» informó.

Consultado sobre cómo es posible que sin estar autorizados estén, de todos modos, realizando esas prácticas, Palacio Rius explicó que «ciertos casos, que son de necesidad quirúrgica urgente, son atendidos, porque ellos tiene un plantel de médicos especialistas en alta complejidad, entonces se atienden, pero son casos de urgencia, que no permiten que sean trasladados». Y el funcionario agregó: «Me interesa que esté funcionando esta alta complejidad, pero me interesa que lo realicen bien».

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