¿Quién perdió en Hurlingham?

Por Lautaro Aragón.
Concejal Socialista

Lo primero que uno trata de saber al día siguiente de las elecciones es quién resulto ganador. Esta sensación casi instintiva, como si fuera una pulsión que nace, la vivimos la mayoría de los que nos interesa la política o bien los que estamos atentos a lo que pasa en la vida pública del país.
Ahora bien, cuando tratamos de poner el foco en el ámbito municipal, cuesta entender algunas cosas. Sobre todo cuando los frentes sacan una cantidad de votos en la sumatoria de sus listas locales que difiere de la cantidad que obtienen los omnipresentes-y protagonistas exclusivos de la opinión pública-candidatos nacionales.
Esta fue una elección muy nacionalizada, sin duda la estrategia de plebiscitar al gobierno y darle o no la posibilidad al pasado de volver, fue exitosa. Se debatió eso y fue, a juzgar por la captación de electores por parte de las dos fuerzas que más votos sacaron, el eje (si no central el predominante) mediante el cual resolvieron su voto los ciudadanos el domingo pasado.
Dicho lo anterior, propongo que analicemos quién perdió en Hurlingham. No es sólo una fórmula de análisis por la negativa, sino una forma de esquivar el debate del ganador, que al parecer demanda muy poca discusión. Lo números son claros, y dependiendo la interpretación y la intención de quién interpreta, concluiremos entonces en definir a un ganador.
Claro está que todos quieren asumirse ganadores, por más que para eso haya que forzar los análisis.
Volviendo al ejercicio que nos proponemos, el gran perdedor en nuestra comunidad fue el debate político y la dimensión local del mismo. Hace unos días advertíamos sobre la poca importancia que en campaña se daban a las propuestas que tenían que ver con la tarea de los concejales, las famosas propuestas o plataformas (https://www.facebook.com/notes/laut…). Se me hace difícil creer que la tarea legislativa y las prioridades a la hora de representar sean las mismas si se llevan adelante en nuestra ciudad, en Vicente López o en Berazategui. Distintos territorios, distintas comunidades, distintas problemáticas y distintas prioridades.
Qué nos podemos proponer para atender este problema es una tarea de quienes nos sentimos con alguna obligación para la configuración de las instituciones que representan a la ciudadanía. Elaborar mecanismos que ayuden y aporten a la mejora del proceso de elección de representantes puede ser un aporte en términos de fortalecimiento y valoración del ejercicio de la misma. En ese sentido, el estado puede involucrarse aún más para fomentar el debate y la exposición de las intenciones o los motivos de por qué los ciudadanos deben elegir a un candidato en particular.
Quizás algo tan simple y realizable como un debate de candidatos debería poder ser un ejercicio común y cotidiano, que brinde la posibilidad de conocer cuáles son las ventajas comparativas de un espacio político sobre otro expresado en un candidato.
Vivimos escuchando discursos que hacen alusión al valor de la democracia, pero resulta ser que es difícil que aquellos que intentan ejercer la representación puedan exponer ideas en un mismo recinto de cara a sus vecinos.
Veremos entonces, si de cara a las elecciones generales de octubre comenzamos a ver más propuestas referidas a la tarea legislativa local, realzando y revitalizando el debate sobre la política de nuestra ciudad, o bien seguiremos asistiendo al desfile de locomotoras humeantes comandadas por los candidatos nacionales.

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