Recordando a Mario Arnedo Gallo, un hombre de Hurlingham

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El pasado 22 de noviembre se cumplieron 15 años del fallecimiento del gran folclorista Mario Arnedo Gallo. Nacido en Santiago del Estero el 15 de mayo de 1915, fue un prolífico compositor de muchas de las canciones más hermosas de nuestro folclore como Pelusitas de Totara, Salavina, La Amanecida (junto al poeta Hamlet Lima Quintana) y la consagrada canción La Flor Azul (compuesta junto a Antonio Rodrigo Villar). Los más reconocidos artistas del género fueron el puente para que el gran público reconozca el talento del artista santiagueño. Mercedes Sosa, Ariel Ramírez, Los Chalchaleros, Los Huanca Hua, Los Cantores de Quilla Huasi, el Grupo Vocal Argentino y Divididos, la aplanadora del rock que integra Diego Arnedo, uno de los hijos de Mario, son algunos de los artistas que interpretaron las canciones de este artista que si bien tiene una gran identificación con su Santiago del estero natal, tiene a Hurlingham como su lugar de adopción. Llegó a esta ciudad a los 32 años, y vivió en su casa de la calle Jorge Newbery entre Vergara y Jauretche (antes Eduardo VII) por más de 40 años. Allí Marito (como le decían sus amigos) protagonizaba extensas tertulias con guitarra, bombo y vino, con amigos como Polo Giménez, Buenaventura Luna, Armando Tejada Gómez, Los Hermanos Ábalos o los citados Rodríguez Villar y Hamlet Lima Quintana.

La música y la política cruzaron su vida y la de su familia por siempre, su padre Rodolfo Arnedo, fue diputado nacional por la Unión Cívica Radical. Uno de sus hijos, Fernando Mario Arnedo fue el primer Presidente del Concejo Deliberante de Hurlingham e intendente interino de este municipio.

Mario Arnedo Gallo falleció a los 83 años el jueves 22 de noviembre del 2001 en la clínica La Trinidad del barrio de Palermo. Paradójicamente de sus interpretaciones hay poco material filmado y no dejó registro discográfico alguno. Uno de sus nietos Fernando «Popa» Arnedo realizó en 2014 junto a Nicolás Tacconi un documental sobre la vida y obra del músico: «Aire de Chacarera». La película suple de alguna manera esa falta de grabaciones. «Por una razón muy extraña no lo hizo. Sólo hay grabaciones caseras –reconoce su nieto–. De manera que redimí la figura de mi abuelo en ese sentido, no porque estuviera bastardeada. Era un artista muy ingenioso que escribió canciones muy buenas, y que tocaba el piano, el bombo y la guitarra. En el camino que hicimos, visitamos a sus amigos y los lugares en los que dejó huella, y el respeto que hay por él es enorme. No sólo destacan su talento, sino su capacidad para adaptar musicalmente lo que sucedía en el monte en las castas aristocráticas de Santiago del Estero.»

Hurlingham le debe a este maravillo artista un merecido homenaje. Hasta no hace mucho la plazoleta ubicada sobre Jauretche y las vías del Ferrocarril San Martín, tenía una placa que lo recordaba, bautizando con su nombre ese espacio. La placa ya no está.

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