Intento de prohibición de los carnavales en Hurlingham

El intendente Acuña mandó la policía contra los corsos en carnaval

Con un operativo policial plagado de irregularidades y un despliegue inusitado de efectivos y vehículos, la municipalidad de Hurlingham intentó evitar el dia 16 de Febrero que se llevaran a cabo los tradicionales festejos de carnaval organizados por La Rotonda Cultural, que desde hace ya cuatro años tienen por escenario el predio contiguo a la estación Hurlingham del ferrocarril San Martín.

Más de una docena de móviles de la municipalidad y de la policía bonaerense fueron sustraídos a su tarea de vigilancia y prevención del delito e insólitamente volcados a la tarea de impedir que se desarrollara la cuarta edición de un corso familiar, gratuito y autogestivo, que es ya un tradicional espacio de encuentro y alegría para las familias de Hurlingham.

El desproporcionado operativo, en el que hubo exhibición de armas largas, fue encabezado por un grupo de uniformados que carecían de sus placas de identificación y otros que vestían de civil, comandados por el titular de la Comisaría Primera, comisario Orsomarso, quienes dijeron presentarse en el lugar por una denuncia de vecinos cuando en realidad se encontraban cuatro patrulleros ya alistados en el predio mucho antes de que los organizadores llegaran al mismo. Ante la negativa de estos últimos a abandonar el espacio publico, se hizo presente el Jefe de Calle del Distrito, quien manifestó públicamente que se debía desalojar el predio y que actuaba por ordenes superiores del municipio.

No a la prohibición del corso por parte de Acuña

Mas tarde, para completar el desfile de funcionarios, el juez de faltas, Rafael De Francesco, se hace presente en el lugar, quien ordenó que fuera detenido un camión que transportaba solo parte del escenario que iba a ser utilizado en los festejos, cuyo chofer, a pesar de tener todos los papeles en regla, fue trasladado a la comisaría primera y -en un hecho de enorme gravedad institucional- utilizado por la policía casi como “rehén” para tratar de forzar el desalojo.

A esta altura ya eran numerosos sin embargo los vecinos que habían confluido en el lugar y que dando la espalda al operativo y solidarizándose con La Rotonda, decidieron quedarse y seguir adelante con la fiesta. Pese a la violencia institucional ejercida y a la actitud prepotente de un ejecutivo municipal, que en lugar de cumplir su rol de administrador de los bienes públicos actúa como si le pertenecieran, el corso se hizo igual y la alegría volvió a adueñarse de ese predio al que la confluencia masiva de la gente ha señalado como el lugar en donde Hurlingham celebra sus carnavales.

(*) Gacetilla de Prensa de La Rotonda Cultural

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