Inútil debate sobre un debate inútil

Por Rody Rodríguez | Pocos actos deberían ser más sanos para la Democracia que el debate. Confrontar ideas y proyectos no puede ser más enriquecedor. No obstante algunos antecedentes cercanos ensucian esta herramienta electoral. Alcanza con recordar lo que fue el debate presidencial del 2015, entre Daniel Scioli y Mauricio Macri. Poco y nada de lo dicho y prometido por el entonces candidato Macri se cumplió cuando llegó a la presidencia, o lo que es peor, se hizo todo lo contrario. Es un dato de la realidad. Se puede volver a ver el debate completo y constatarlo:

El antecedente viene a cuento a propósito del debate por el debate. Las discusiones, los dimes y diretes que se están generando para hacer un debate de los candidatos a concejales en Hurlingham.
La idea surgió del concejal socialista Lautaro Aragón. Luego Unidad Ciudadana también propuso lo mismo. Más tarde la Universidad de Hurlingham se sumó a la iniciativa, el mismo Concejo Deliberante, tras un proyecto de los concejales massistas respaldó por unanimidad la intención de llevar adelante el debate y finalmente un grupo de periodistas tomó la posta para motorizar esa iniciativa.
Todos de acuerdo con el diálogo, la pluralidad, la calidad democrática, la convivencia, la paz, el respeto por las ideas, pero… es más complicado el debate para hacer el debate, que el debate en sí.
Las diferencias surgieron por varios lados. Lautaro Aragón y Unidad Ciudadana, sostenían que el lugar ideal para hacerlo era la Universidad de Hurlingham, Alfredo Carrasco de Cambiemos fue el primero en cuestionarlo y se atrevió a decir que la UNAHUR «no era un lugar sano». El desprecio de Carrasco hacia la Universidad, encontró compañía en otros protagonistas como los representantes de 1País. En paralelo los representantes de Unidad Ciudadana quieren que el debate sea organizado entre los candidatos y cuestionan que Aragón y que algunos periodistas sean parte de la organización.
Demasiadas discusiones para algo que tal vez aporte poco para nuestra democracia local.

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Es que en realidad el debate de candidatos a concejales tiene un valor más reducido que el debate entre candidatos a intendente.
Cualquier debate por cargos ejecutivos tiene el atractivo y la importancia de escuchar y comparar proyectos que el ganador llevará adelante (salvo estafas electorales como la mencionada en el inicio de esta nota).
Los candidatos a concejales en cambio, podrán enumerar proyectos, que serán aprobados si obtienen mayoría y luego deberán ser implementados por el Departamento Ejecutivo. Y si bien es necesario que esos proyectos se conozcan, el debate entre candidatos a concejales es tan previsible que podríamos anticipar, sin temor a equivocarnos demasiado, lo que puede ocurrir si es que se hace la discutida contienda verbal:
Todos los candidatos (menos Lucas Delfino) criticarán duramente a los gobiernos nacional y provincial y Delfino tendrá una tarea extenuante de defender a Macri y María Eugenia Vidal.
Luego vendrá la revancha del candidato de Cambiemos a la hora de criticar a la gestión de Juan Zabaleta, y allí estará acompañado por Luis Acuña de 1País y Estela Ramazoti del Frente de Izquierda. En la tarea de defender al gobierno comunal debería estar Martín Rodríguez de Unidad Ciudadana y tal vez Damián del Castaño de Cumplir.

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Pero repasemos lo que pueden «ofrecer» los candidatos en esta «confrontación de ideas».
Martín Rodríguez luego de ser dos años presidente del Concejo Deliberante estará obligado a defender su gestión, más allá de su intención de nacionalizar el debate y llevarlo a un plano que le permita esgrimir los argumentos que sostiene Cristina Kirchner en esta campaña, aunque seguramente los ejes del debate deberían girar en torno a temas locales, es entonces cuando deberá ocupar el rol de presidente del cuerpo y de vocero del gobierno de Zabaleta.
Lucas Delfino, como ya se dijo, tendrá a todos en contra y él deberá defender hasta lo indefendible del macrismo. Pero Delfino es un intrépido. Le gusta la competencia aún en situaciones desfavorables. Tal vez es un hábito adquirido por su experiencia de eximio jugador de hándbol, pero obviamente que tener habilidad en manejar la pelota con la mano no es lo mismo que manejar con habilidad la política.
Pero no caben dudas que Delfino y Martín Rodríguez serán los grandes protagonistas del 22 de octubre, los dos, más varios de sus compañeros, serán electos concejales, y es probable que de los candidatos participantes del debate solo ellos sean los que ocupen una banca, porque Luis Acuña no la tiene fácil en las elecciones generales.
Si el ex intendente sigue perdiendo votos quedará afuera del Concejo. Difícilmente el debate le sirva para sumar más voluntades, aunque su presencia le daría más calor al evento. Luis Acuña en la campaña por las PASO ya dijo que él «puede mostrar su pasado mientras otros no lo pueden hacer». Si decide mostrar su pasado en el debate puede ser realmente apasionante y un acto de valentía y autocrítica del ex alcalde digno de reconocer.
Luego está Damián del Castaño, del debilitado randazzismo, con chances casi nulas de ingresar al Concejo. Del Castaño, que reconoce a Juan Zabaleta como «líder político y jefe institucional del distrito», está desamparado luego que el intendente manifestara su decisión de respaldar a Unidad Ciudadana. Frente a ese panorama, su aporte al debate carecerá de trascendencia.
Finalmente la que puede «ganar» en ese debate será quien menos chance tiene de «ganar» su banca de concejal, que es Estela Ramazoti. Podrá criticar a mansalva a Zabaleta, a Cristina, a Acuña, a La Cámpora, a Sergio Massa, a Florencio Randazzo, a Macri y a Vidal sin tener que esforzarse en defender ninguna gestión. Pudiendo además proponer el proyecto que se le ocurra, como bien lo definía el denominado teorema de Raúl Baglini, ese concepto enunciado hace 30 años por el diputado radical mendocino que sostiene que el grado de responsabilidad de las propuestas de un partido o dirigente político es directamente proporcional a sus posibilidades de acceder al poder.
Para que el Frente de Izquierda obtenga una banca debería por lo menos duplicar los votos obtenidos en las PASO. Prácticamente un milagro, y como sabemos el trotskismo no cree en milagros. Pero sí puede ganar el debate.
Debate que puede ser que se haga o no. Puede que se haga en la UNAHUR o en un «lugar más sano» como pide Carrasco (tal vez en el Hospital Papa Francisco, el ex UPA), lo que no puede faltar, es que los vecinos tengan la posibilidad de saber quienes son todos los candidatos a concejales y como dijimos antes, saber detalles de los proyectos, aprovechar la folletería que profusamente se reparte en todo Hurlingham o las redes sociales para difundir lo que antiguamente se conocía como «plataforma electoral», donde cada espacio político desarrolle por ejemplo, los ejes temáticos que planteaba Lautaro Aragón: Democracia local y participación ciudadana; Desarrollo Territorial; Salud y Ambiente; Educación y Cultura. Tiene razón el concejal socialista, son ejes que atraviesan la agenda pública y en la que los concejales pueden hacer sus aportes.

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