Lucas Delfino y un timbreo sobre llovido, mojado.

Por Rody Rodríguez.

El timbreo es una de las estrategias de campaña que con más ahínco sostienen en Cambiemos. Periódicamente todo el elenco oficial debe salir a la calle a timbrear, los funcionarios de alto rango acompañando a los referentes locales. Es una práctica que no decae, llueva o truene.

Claro que los últimos tiempos no son los ideales para que el macrismo se exponga públicamente.

Si bien, todos saben, las visitas a vecinos tienen de espontáneo lo que Patricia Bullrich tiene de carismática, hay excepciones que en general terminan en situaciones incómodas.

En la lluviosa mañana del último sábado 20 de octubre el concejal Lucas Santiago Delfino, el Senador Nacional Esteban José Bullrich Zorraquín Ocampo Alvear y el presidente del Banco Provincia de Buenos Aires, Juan Curutchet recorrieron Villa Club.

Le regalaron un ramo de flores a la dueña de un comercio que cumplió 60 años en el barrio, y escucharon las quejas de la propietaria que con más de 80 en sus espaldas les dijo que «no podían más».

La delegación macrista, acompañados por su equipo de difusión, entró a una pizzería en Granaderos y Los Patos, y Delfino se dispuso a hacer lo que viene haciendo desde que dice dedicarse a la política, que es escuchar.

Como si nada pasara en el país, le preguntaron a Antonio, el dueño de la pizzería: ¿Cómo va todo? El hombre, agobiado por los aumentos de todos los insumos para su pizzería, la pesadísima carga de las tarifas de luz y gas, la caída de las ventas, trató de expresar su enorme indignación. Delfino, Bullrich y Curuchet escucharon como el comerciante relataba los castigos que recibe de los gobiernos de María Eugenia Vidal y Mauricio Macri. 

Sin embargo, Delfino se mostró feliz, y al finalizar la recorrida expresó: «Estamos muy contentos de seguir escuchando a los vecinos, sabemos que la situación está difícil pero estar cerca es lo más importante».

Alguna vez, cuando Lucas Delfino daba sus primeros pasos en política, le dijeron que la virtud de un dirigente es poder mirar a la cara a sus vecinos.

Él lo repitió en muchas oportunidades sin entender que el sentido del consejo es poder hacerlo con el orgullo de estar trabajando en beneficio de ese vecino. Si en cambio, elige representar a un espacio gobernante que empobrece y lastima a sus gobernados, es mejor agachar la cabeza y bajar la mirada… 

 Se puede llegar a tildar de cruel la actitud de Delfino si sigue diciendo que se alegra de escuchar quejas y lamentos hacia su propio gobierno mientras se jacta de mirar a la cara al vecino al que lo está haciendo sufrir.

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