Polaroid

Por Gustavo M. Russo

Winston Churchill fue Primer Ministro británico durante las horas más oscuras de la segunda guerra mundial. Mientras, desempeñaba su labor política, en un momento de tanta sensibilidad emocional y bajo las balas de la artillería nazi en las costas francesas de Dunkerke, debatía en el parlamento la estrategia de  cómo retirar a esas tropas, conformadas por hombres muy jóvenes, que eran la última reserva del ejército inglés. Todas esas decisiones y reuniones se llevaron adelante tomando té y café importado de las colonias, fumando habanos cubanos y agitando un hielo que se derretía en el mejor whisky añejo. Ante el contexto que presentaba el año 1941,  este hombre  de  un predilecto paladar y de gustos aristocráticos, le pedía al pueblo y a sus propios combatientes: sangre,  sudor y lágrimas para resistir el embate del nacional socialismo alemán, que se iba acercando a sus costas.

Nadie, en el mundo,  se detuvo a criticar el costo alto de sus gustos o a señalar esos  privilegios, que se pagaban del presupuesto de los contribuyentes británicos y, menos aún, a poner en dudas su profesionalismo político o sus aciertos. Resulta que Winston,  era un hombre de una personalidad muy fuerte, huraño y contradictorio, que decía todo lo que pensaba sin reservarse  nada. Y a pesar de lo descripto, el enfoque histórico y mediático que obtuvo fue absolutamente positivo. La historia se centró en rescatar su inteligencia, su preparación,  su premio Nobel en literatura  y su condición de estadista. Por algo, se mantuvo en el poder, durante los momentos más difíciles que soportó Gran Bretaña en plena guerra. En su mismo tiempo, Juan Perón, no corrió con esa misma suerte.

Sin embargo, pocos conocen que Churchill desaconsejó tomar medidas de aislamiento por considerarlas ridículas, cuando Londres se encontró bajo una oscura neblina, que tardó días en irse, generando importantes muertes accidentales a causa de no existir la visibilidad. Una de las víctimas, fue su secretaria privada. Luego de esa muerte, tan cercana, se dio cuenta del error  tremendo que cometió, a pesar de no haber tenido costo político alguno.

El retrato personal mostrado, con sus privilegios intactos, típicos de pertenecer a un partido tradicional y conservador, no  permitió  que  tapara el film entero, de lo que significó su vida, para el Imperio Británico.

Lo comentado, viene a raíz de la foto, que luego de más de un año de haber sido tomada, retrata a un presidente argentino en el cumpleaños de su pareja, en pleno aislamiento social obligatorio de junio  del 2020.

La polvareda mediática levantada, entre propios pero más entre los ajenos, me lleva a reflexionar sobre la carencia de propuestas políticas que tiene la oposición macrista, manteniendo intacta su capacidad de daño. Quienes continúan, en negarse  a  ver la viga existente, frente a sus ojos.

No pienso defender lo indefendible, como si lo hace permanentemente, el sector opositor más grande y más irresponsable, que tiene la Nación en todos sus distritos.

Lo que sí hago, es poner blanco sobre negro. La foto filtrada es una cuestión muy menor, si se los compara a los hechos generados desde diciembre del 2015, cuando en pleno gobierno de Mauricio Macri, la República  Argentina comenzó, en pocas horas, un declive fenomenal en sus cuentas internas, llevando al país desde una devaluación asimétrica, hacia una plena especulación financiera, en un festival de emisión de bonos, que dejó a millones de mujeres y hombres argentinos sin empleo, sin capacidad de ahorro, sin poder adquisitivo, inmersos en una galopante inflación, destruyendo aún más la producción nacional para favorecer importaciones nefastas. Y todo, para favorecer a un puñado de empresarios amigos. Lo aberrante, es invisible a los ojos, de los medios hegemónicos anti populistas.

Durante la «gestión de Macri «, el país quedó sin Ministerio de Salud y de Trabajo, sin la posibilidad de vacunar contra el sarampión y la tuberculosis, entre otras enfermedades virales.  Ya que las vacunas para tal fin, no  fueron aplicadas por una perversa decisión unilateral y política de ese entonces. Las mismas jamás fueron distribuidas.  Displicentemente fueron terriblemente abandonadas en la aduana y en depósitos rentados, perdiéndose así de las arcas públicas, 1.400 millones de pesos infructuosamente.

Pero, el poder de las sombras, el de quienes pretenden continuar posicionándose electoralmente, sin proponer ideas claras, conteniendo en sus listas candidatos misóginos, negacionistas y cipayos entreguistas de la soberanía territorial, se presentan, para confundir a la población una vez más, como es su costumbre, dejándonos un falso debate, punitivista mediático, que atender.

Es por ello, imperiosamente importante, para el Frente de [email protected], no desatender los logros que se hicieron hasta la fecha, continuar con la campaña exitosa de vacunación, seguir  legislando incansablemente para destrabar los brutales y exorbitantes aumentos, ajustes, endeudamiento y deserción industrial concertados por los macristas de Cambiemos y Juntos por el Cambio, conjuntamente con la parte orgánica de la Unión Cívica Radical,  que arrió sus banderas de los principios populares.

Alberto Fernández, cometió un error, tanto  por acción como por omisión. Pero un yerro humano  no quita la razón sanitaria del cuidado.  El aislamiento cuarentenal,  era una decisión consensuada por profesionales de la salud  para enfrentar la pandemia. Se usa desde el Medioevo para evitar contagios. Proponerlo fue acertado, ya que se ganó tiempo para resguardar a la ciudadanía con más hospitales modulares,  camas y recursos. Mientras los opositores «antivirales», terraplanistas libertarios, ignorantes de la realidad, decían: que el virus era una mentira, un invento del kirchnerismo y del orden mundial  y que  la vacuna rusa, envenena. En medio de todos estos disparates, el Estado Nacional, se apropió de las vacunas y hoy, no solo las produce para su uso interno a través del Laboratoiro Richmond sino que, antes de fin de año, podría estar exportándolas al mundo.

 

Arturo Jaurerche , sostuvo impecablemente:

[…] “Que lo que genera odio, es el  perder  privilegios, ante quienes conquistan derechos”.

[…] “El pequeño delito doméstico se agiganta  para ocultar el delito nacional, que las oligarquías preparan en la sombra y el vendepatria  se horroriza ante las sisas de la cocinera. “

 

Luego de estas palabras, creo que es hora de dejar a los tilingos, para se destruyan solos por el camino de la falta de argumentos sólidos y rigurosos. Como ese grupo de diputados, obnubilados por el odio, insustanciales de sus  tonterías, que quieren el juicio político del presidente y no sé dan cuenta que, de efectivizarse ese pedido,  es la mujer  más odiada por ellos,  quien lo sucedería. ¡Así están de desorientados!

Debemos concentrarnos en nuestros objetivos importantes. Lo hecho, hecho está y no tendrá vuelta atrás. Confío en el escarmiento, en cabeza propia del presidente, recibido por parte del revelado instantáneo de su polaroid en la opinión pública.

Únicamente se equivoca, el que hace.  Quien vive descansando, en una reposera amarilla, no corre ese riesgo, ya que nada tiene para ofrecer. A no olvidar, que  a nuestra democracia, le espera un año electoral saludable.

2 Comentarios

  1. » Durante la «gestión de Macri «, el país quedó sin Ministerio de Salud y de Trabajo, sin la posibilidad de vacunar contra el sarampión y la tuberculosis, entre otras enfermedades virales. Ya que las vacunas para tal fin, no fueron aplicadas por una perversa decisión unilateral y política de ese entonces. »
    ¿Puede haber desiciones más perversas que estas?

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