Spots electorales: entre captar la atención, caer en el ridículo y desacartonar para buscar cercanía

Por Marina Jiménez Conde.-

Los spots de precandidatos que buscan instalarse en la campaña electoral a fuerza de jingles y con tintes bizarros van corriendo «el límite de lo ridículo» en el marco de la competencia por atraer la atención de la audiencia, mientras este contenido llega también al ‘lado B’ de las campañas profesionales con el fin de «desacartonar» a figuras ya reconocidas, analizaron especialistas en comunicación política.
«Lo bizarro es lo raro, lo extravagante, lo exótico o lo fuera de lugar. ¿Con relación a qué hay una fuera de lugar? Con relación a los estilos, las retóricas y las formas dominantes. Cuando se supone que algo es ‘bizarro’ es porque se ha corrido del lugar de lo establecido», explicó en diálogo con Télam el sociólogo especialista en medios Daniel Rosso, quien puso el foco sobre las particularidades de este tipo de spots.
En las últimas semanas, este contenido circula mucho por las redes sociales, y en algunos casos incluso es convalidado desde las redes oficiales de precandidatos que competirán en las PASO del 13 de agosto.
Por ejemplo, la precandidata a intendenta de La Matanza por Unión por la Patria (UxP) Patricia Cubría compartió un spot donde se la ve bailando la cumbia «La Resaka» transformada en un jingle que dice «encontré la solución al problema de La Matanza» y cuestiona la gestión municipal de Fernando Espinoza, su contrincante en la interna peronista del distrito.
Otro precandidato de UxP, en este caso el postulante por la intendencia de Hurlingham Damián Selci, reversiona en un spot oficial la canción bailable «La Bomba» y cambia la famosa frase del «movimiento sexy» por el «movimiento Selci», mientras vecinos bailan en una plaza.
También el precandidato presidencial de Libres del Sur, Jesús Escobar, presentó un spot utilizando el estilo ‘camp’ (estética que apela a la exageración desde una lógica irónica) en el que la personificación del Gauchito Gil tiene una conversación con la Virgen Desatanudos, dos nombres asociados a la religiosidad popular.
En el spot, el Gauchito Gil y la Virgen Desatanudos citan a San Expedito y San Cayetano al advertir que no dan más «con los pedidos de salud, pan y trabajo» de la gente.
Y a modo de remate, llaman a votar por Escobar desde la consigna «Jesús presidente».
«Esta campaña es la de ‘Florecerán mil jingles'», analizó la consultora en opinión pública Julieta Waisgold en diálogo con la agencia Télam y remarcó que el uso de canciones en las campañas electorales «no era tan frecuente en Argentina hace unos años».
Para la consultora, estos spots forman parte de lo que se conoce como «campañas de instalación» de precandidatos que «vienen más de abajo en término de caudal de votos y necesitan llamar más la atención» para afrontar las PASO; entonces, dijo, «hacen campañas más brillosas en términos de creatividad y de contenidos para entrar a jugar».
«¿Cómo se entra? Se entra con música, se entra con chistes, se entra con ironía», destacó Waisgold.
Por su parte, el analista de campañas electorales Juan Courel (foto) coincidió en que se trata de spots que buscan «sumarse a la conversación (pública) de una manera rupturista con la comunicación política tradicional» y valoró que el uso de la música, en un contexto de «saturación de estímulos visuales», puede ayudar a que se «recuerde la pieza».
Courel analizó que en la actualidad existe una «fragmentación de la comunicación en múltiples plataformas» que genera una «competencia reñida por atraer la atención de la gente».
Y Waisgold sumó que, al mismo tiempo, existe un «nivel de fragmentación política gigantesco en el mundo y Argentina».
«Los candidatos a medida que pasan las campañas se van dando cuenta de lo difícil que es que un mensaje se perciba, ni siquiera que el mensaje sea el correcto, es simplemente ser visto», complementó Courel.
Esto es lo que generaría la proliferación de este tipo de contenido electoral, que muchas veces también es generado por la misma audiencia de forma artesanal.
«La apertura de los contenidos y que la misma gente participe es una corriente en el mundo, no solo es de acá. Solo que ahora no se está haciendo en las campañas grandes», evaluó Waisgold.
En una cuenta afín del precandidato presidencial de Principios y Valores, el economista Guillermo Moreno, se compartió un jingle con el título «Massa es cualquiera», donde se ve a varias personas bailar al ritmo de la tradicional canción popular cubana «Guantanamera», incluido al exsecretario de Comercio que hace lo propio con varias señoras mientras la canción pide «vota a Moreno mi negra».
En este caso, evaluó Rosso, a Moreno el «bizarrismo le permite situarse en el lugar de la autenticidad del peronismo, en el alto grado de peronismo».
Lo que parecería buscarse con este tipo de spots, según el sociólogo, es dar una imagen de «autenticidad» pero al mismo tiempo producir un «impacto» a los efectos de «romper con la distancia, lograr cierta familiaridad y expresar algo de lo que los candidatos son por fuera de todo artificio».
Para Rosso, ese tipo de piezas audiovisuales aspiran a la ilusión -irrealizable- de «eliminar la mediación comunicacional».
«Elección tras elección los políticos en Argentina y en todos lados están corriendo el código de lo que se puede y de lo que no se puede. Y el límite es el ridículo. ¿Cuál es el límite previo al ridículo? Lo va a decidir la gente», enfatizó Courel.
Y agregó que la intención de «viralizar» este contenido a través de elementos de la cultura popular apunta a una audiencia a la que le «interesa la política», y por eso, paradójicamente, «no están pensados para el público masivo».
Sobre el uso de estos spots por parte de precandidatos mejor posicionados en la opinión pública, Rosso señaló que «si hay spots bizarros en las campañas profesionalizadas en general están en lo que se llaman ‘el lado B’ de la campaña», que, dijo, sería «aquello que no se toma como parte de la campaña institucional o que no está en el centro de la campaña».
Sobre el mismo tema, Courel señaló que los equipos de prensa de los candidatos suelen «crear activos paralelos», cuentas con nombres de fantasía cercanas a candidatos o a veces los militantes suben contenido sin ninguna instrucción específica.
Entre ellas se pueden mencionar cuentas de Instagram como ‘el Kicimovil de Kiciló’, que tiene como protagonista al Renault Clio con el que el gobernador bonaerense Axel Kicillof hizo su campaña en 2019 y la ‘Remisería de la Rosada’, que sigue al ministro del Interior, Eduardo «Wado» de Pedro.
Según Courel, estas cuentas son creadas para «desacartonar» a los políticos y «depositar ahí contenidos ‘menos serios'», pero señaló que «por lo general no llegan a ser tampoco tan disruptivos porque ninguno se quiere escapar demasiado del código general que tienen diseñados» sus equipos de campaña.

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