Víctor Stefanoni, un loco suelto en el cielo

Por Rody Rodríguez.

Víctor Stefanoni falleció a los 85 años el pasado 13 de abril. Para todos era el «Loco» Stefanoni. Afiliado al radicalismo desde 1952, fue precandidato a intendente de Hurlingham en 1983 y concejal en 1999. Fue Impulsor de la UNAHUR y presidió la Asociación Pro autonomía de Hurlingham. Vecino respetable, empresario honesto, un hombre inteligente, comprometido con su ciudad.

Entró a terapia intensiva de la Clínica Modelo de Morón muy enojado, peleándose con médicos y enfermeras. Se quería ir. Las enfermeras le dijeron a la familia que no lo podían controlar. No estaba acostumbrado a las enfermedades. Era la segunda vez que estaba internado en su vida. Pero esta vez su terquedad, su maravillosa locura no pudo imponerse. Falleció el 13 de abril a la tarde.

VíctorÁngel Stefanoni nació el 29 de marzo de 1933, en el Hospital Rivadavia, creció en una casona de la calle Arenales entre Cerrito y Libertad. Estudió en el comercial N° 1 de Barracas Joaquín V. González, fue monaguillo y boy scout. Siendo muy jovencito fue empleado del Banco Provincia de Buenos Aires, en tiempos en los que Arturo Jauretche era el presidente del Banco.

Vivió la vida intensamente. Con pasión. Sin quedarse con las ganas de nada. Amó con locura a su familia, amó con locura a la política, y también amó con locura a la náutica, el béisbol, a la economía, amó con locura a Hurlingham.

Estudió economía y junto a su padre, fundó la empresa Tubolamp (fabricando insumos de materiales para letreros luminosos de neón. Tuvo sucursales en Chile, Uruguay, Perú y Europa.

Fue Oficial de la Marina Mercante Argentina, egresado de la Escuela Nacional de Náutica «Manuel Belgrano». Estuvo durante 10 años en Flotas Argentinas de Ultramar.

Abrazó a la Unión Cívica Radical en 1952. Y a principios de los ’60, fue funcionario del Ministerio de Asuntos Sociales de la Provincia de Santa Cruz durante el gobierno provincial deRodolfo Martinovic y la presidencia de Arturo Illia. Ya para esa época era “El Loco” Stefanoni. Apasionado, impetuoso, defensor vehemente de sus ideas y convicciones. En 1970 fue miembro (representando a la UCR) del Encuentro Nacional de los Argentinos y en los 80 llegó y se radicó en Hurlingham.

El renacer democrático de esos años, generó una estrepitosa participación política. Stefanoni fue protagonista de ese clima de época. Se sumó al movimiento de Renovación y Cambio, pero adhirió al alfonsinismo oponiéndose a los manejos del caudillo local, Umberto Elisei. Sin vueltas planteó sus diferencias con el propio Raúl Alfonsín en un acto en el Cine Gran Hurlingham y calificópúblicamente a Elisei de “crápula”. Decidió ir a internas, creó la Línea Participación y Trabajo y en 1983 se presentó como precandidato a intendente de Morón enfrentando a Norberto García Silva. Hizo una elección sorprendente y se quedó con la minoría.

Convencido que los medios son una herramienta política creó el periódico Cuarta Voz, la voz del cuarto poder, y la voz de la cuarta circunscripción del partido de Morón, que incluía Hurlingham, Morris, Tesei y parte de Ituzaingó. Desde el periódico tomó la posta de los que reclamaban la división del distrito de Morón y reavivó y se puso al frente de una renovada Asociación Pro Autonomía de Hurlingham junto a José Colella, Miguel Andrade, José María González, Horacio Delfino y varios vecinos destacados. En Cuarta Voz publicó durante años su columna “Argentinos a las cosas…” inspirado en Ortega y Gasset y desde allí divulgó su sana obsesión de querer siempre hacer.

Por eso presidió la comisión constructora de una escuela de enseñanza media en William Morris, fue miembro de la Comisión Constructora de la Comisaria en esa misma ciudad, fue directivo de las Asociación Cosmopolita, y también fue presidente de la Cámara Argentina Industria de Letreros (dirigió la revista Neón Magazine), fue miembro de la Comisión de Comercio Exterior de la Cámara Argentina de Comercio y de la Asociación de Economistas Argentinos.

En 1999 fue electo concejal por la Alianza, sus cruces con el entonces presidente del Concejo Deliberante, Luis Acuña, fueron memorables. Entre las muchas iniciativas presentadas como concejal se destaca la de declarar de interés municipal la creación de la Universidad Nacional de Hurlingham. Fue aprobada por unanimidad. Sin embargo para muchos quedó solo como una declaración. Para Stefanoni no, año tras año insistió con ese proyecto. Testarudo como pocos, nunca bajó los brazos. En el 2013 conoció a Juan Zabaleta (que se presentaba como candidato a concejal por el FPV), el mismo día que lo conoció lo convenció de la importancia de que la Universidad sea una realidad. Hoy la UNAHUR existe por la obcecación del Loco Stefanoni. Cuando el proyecto de creación de la Universidad se presentó en el Senado de la Nación, Stefanoni acompañado por Leandro Illia (hijo del ex presidente Arturo Illia), recibió de manos de Zabaleta un cuadro con la foto del abrazo de Perón y Ricardo Balbín. Víctor Stefanoni presidía el Consejo Social Comunitario de la UNAHUR.

Más allá de la dedicación a su familia, a su empresa, a la política, a la actividad comunitaria, Stefanoni tenía tiempo para más cosas, a otras pasiones, como el béisbol, que lo practicó con amigos centroamericanos y llegó a armar y presidir la Liga Bonaerense de Béisbol, con la participación de 16 equipos, algo nunca visto hasta ese entonces en nuestro país.Fue además Vicepresidente de la Federación Argentina de Béisbol.

En los últimos tiempos estaba empeñado en armar una agrupación política que reúna a radicales y a peronistas, “generar el necesario tercer movimiento histórico del campo nacional, que enfrente de verdad a esta pesadilla de Cambiemos”, repetía en los últimos días.

Stefanoni nunca se retiró. Siguió con sus locuras hasta el final. Un final que sería el elegido por todos. A los 85 años, al lado de sus seres queridos, de su esposa Dora, como en los últimos 44 años; con sus hijas, Mariela, Vanina y María Angélica, sus nietos, Denise, Lautaro, Santino, Agustina y Catalina.Habiendo hecho todo lo que quería, habiendo dicho todo lo que sentía. Se fue, sin darse cuenta. Y ahora que se lo banquen los de arriba.

 

PERSONALMENTE

Vanina, una de las hijas de Víctor Stefanoni, me mandó una foto de la mesita que Víctor tenía al lado del sillón donde se sentaba a leer. Así quedó antes de que fuera a internarse. Sus anteojos, un pote de Voltarén, (se había golpeado el hombro queriendo cambiar una lamparita), el último libro de Felipe Pigna sobre Mariano Moreno y un ejemplar de El Ciudadano.

Víctor no solo fue un lector fiel si no que fue uno de los columnistas más constantes que tuvo El Ciudadano en sus 22 años.

Pero hubo una relación más fuerte que la del periódico con el dirigente político. Víctor fue un gran amigo. Me abrió las puertas de su casa, recibí el afecto de su esposa Dorita, de su familia. Participé con él en la Asociación Pro Autonomía en los ‘80, estuve a cargo de su periódico Cuarta Voz  varios años; fui testigo de campañas políticas y de reuniones maravillosas, llenas de afecto y peleas, con personajes  como Marcos Di Caprio, Titi Martínez, Juanjo Alvarez, Margarita Stolbizer, Luis Acuña, Guillermo Beltrami, y tantos otros. Tertulias para pensar que más se puede hacer por Hurlingham, junto a José María González, José Colella, Gustavo Mazza, Juan Manuel Castellanos, David Castaño, y el querido Oscar Hermida.

«Presentame a Juanchi» me dijo en el 2013, «quiero llevarle el proyecto de la Universidad. Quiero que se haga, no me importa si lo hacen los peronistas, los radicales, o los bolcheviques, quiero que se haga» repetía. Y pudo ver su sueño concretado.

De vez en cuando almorzábamos en el Club El Retiro. Después de 35 años de amistad, nos habíamos puesto de acuerdo en muchas cosas y me sorprendía cada vez más su entusiasmo y sus ganas. Una vitalidad y una locura que ojalá fueran contagiosa.

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