«Diez» de Gladys Coviello un libro de amor y nostalgia

Alumnas y alumnos de Gladys Coviello, cada uno con un ejemplar del libro «Diez», en la puerta de la histórica escuela N° 2 de Hurlingham, la ex 10). Arriba a la derecha, foto de la portada del libro.

El sábado 8 de marzo, Gladys Coviello, pudo presentar a la distancia el libro «Diez», de biografías no autorizadas de algunos de sus alumnos. Fue justamente un grupo de sus ex alumnas de la Ex Escuela 10 las que hicieron posible ese encuentro.

Gladys Agueda Coviello es maestra, profesora en letras (UBA), ejerció la docencia en todos los niveles educativos. Fue investigadora de las universidades de Tokio, Maryland y Barcelona, pero también fue docente hasta 1977 de la escuela Pablo Pizzurno (hoy N°2, la histórica Escuela 10) de Hurlingham, ciudad en la que se radicó de adolescente, proveniente de su natal Tucumán, donde volvió a residir luego de un tiempo viviendo en Barcelona.

En julio del año pasado Verónica Choinski, Liliana Ojeda, Norma Mlot, Patricia Deandrea y Miriam Seva, alumnas de Gladys en la Escuela 10, la fueron a visitar a Tucumán, reencontrándose luego de 47 años. Allí surgió la idea de presentar a través de ellas, el libro «Diez», un libro con biografías no autorizadas de algunos de sus alumnos.

La presentación se hizo -obviamente- en la ex Escuela 10 el 8 de marzo.

El nombre del libro, «Diez», bien puede ser la calificación merecida para un texto lleno de amor y nostalgia. Un texto que altera la lógica, porque uno supone que los maestros deben ser los biografiados y no al revés.

Lo cierto es que en el libro, a través de textos que Gladys atesora hace más de medio siglo, se encuentran las biografías no autorizadas de Noemí Banega, Fabián Barrales, Pablo Tormann, Carlos Bustos, Graciana Calcavechia, Sabrina Cardelli, Nora Carrá, Adrián Colósimo, Manuel González López, Liliana Nejamkin, Claudio Sincovich, Patricia Di Bernnardo, Marisa Malerba, María Rita Correa, Mirta Remesar, Oscar Masciotta, Martín Ortíz, Susana Matano, Ricardo Payero, Pablo Micheli, José Luis Fabbro, Oscar Fiasché, y por supuesto las 5 chicas que habían viajado a Tucumán y organizaron el evento.

Todos alumnos de Gladys, tanto de la ex escuela 10 de Hurlingham, como del Instituto Rivadavia de El Palomar, donde también fue docente.

Mario Saldi, que tuvo a Gladys de maestra, no duda en ubicarla «entre las grandes mujeres de Hurlingham que ha desarrollado una labor docente superlativa».

Para una de sus biografiadas, Noemí Banega, «Gladys marcó nuestras vidas. Fue una docente que rompió con esquemas preestablecidos y que con su conducta nos enseñó a disrumpir, a jugarnos por nuestras convicciones, a ser solidarios… Nos hizo conocer a escritores que eran censurados en esos tiempos… Nos acercó a Elsa Bornemann, María Elena Whalsh, Cortázar, Tomás Eloy Martínez, Mempo Giardinelli, Washington Avalos, Horacio Quiroga». Y cuando Noemí dice «nos acercó…» es literal, ya que no sorprendía que Gladys llegara acompañada a la escuela con figuras como Elsa Bornemann, José Narosky, Germán Berdiales o Tomás Eloy Martínez, para que sus chicos tuvieran un contacto con la literatura en primera persona. Otra de «sus» alumnas, Ana María de Negri, que la tuvo de maestra en 4to grado (1973), señaló que «Gladys  se alejaba permanentemente de los rígidos esquemas de enseñanza, y con 9 años nos incentivó a crear, dibujar, imaginar, leer, escribir. Semejante bombardeo de arte y letras a tan corta edad logró que a muchos de sus alumnos se nos instalara la semilla de la creatividad».

Publicado en la edición de marzo de EL CLÁSICO

 

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