El Bar San Martín de Hurlingham declarado de interés histórico

Bar San Martin de Hurlingham homenajeado

El tradicional Bar San Martín fue homenajeado por el Concejo Deliberante de Hurlingham en la pasada sesión ordinaria en la cual se aprobó por unanimidad la iniciativa para declararlo de interés histórico municipal.

Silvina Guerrero es la responsable del bar y quien, junto a su familia, mantienen en vida un lugar histórico para muchos hombres y mujeres de Hurlingham. Tras el reconocimiento del HCD se mostró agradecida y en el programa Radio al Día por FM Blog manifestó estar «muy contenta por venir trabajando día a día para que todos los ciudadanos de Hurlingham vean un lugar viejo pero actualizado, que no pierde esa esencia de lo antiguo. Gracias a las autoridades que nominaron al bar como monumento histórico municipal».

El Bar San Martín data del año 1946 como tal, aunque ya en 1940 el lugar se había iniciado con la venta de pizzas y empanadas que fue cambiando de dueño, se transformó en un bodegón que vendía sólo bebidas y luego en el bar que actualmente vende cafés, bebidas y todo tipos de comidas. Sin dudas un ícono y lugar de referencia del distrito que a lo largo de los años ha acumulado historias y anécdotas que atraviesan la cultura de Hurlingham.

Silvina contó que «muchos cantantes y músicos tomaron al Bar como lugar de referencia para tomar algo, pensar una canción, o reunirse con amigos».

«Siempre estamos buscando que cosas nuevas se pueden hacer para que la gente venga y se sienta cómoda en un ambiente agradable», contó Silvina. «Sin perder el estilo se hace una noche de picadas con un show de tango o de flamenco, o también de música contemporánea. Realizar otras actividades hace que se acerque gente también desde otros lugares. Eso combinado con publicidades en la televisión local hace que venga gente de Ituzaingó, Palomar, Bella Vista y puedan descubrir un lugar como ‘los de antes’, pero que se toma y come bien y no es lo mismo que hay en todos los bares», explicó la encargada.

El Bar San Martín que suele recibir diariamente a viejos parroquianos de Hurlingham que lo consideran como un «segundo hogar», según describió Silvina: «es una gran familia, ya todos nos conocemos, ellos vienen y se sienten parte del bar, y si alguien falta un día ya nos preguntamos qué le pasó que no vino», detalló.

 

 

 

 

 

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