El origen de Paso Morales

Mucho antes de que los ingleses lograran implantar el nombre «Hurlingham» a todo un barrio, toda esta zona norte del partido de Morón se la conocía como Paso Morales. Un 18 de setiembre de 1723, Domingo Morales compró terrenos a la vera de un río, en una zona de cierta relevancia porque era atravesada por uno de los Caminos Reales que cruzaba el Río de las Conchas en un paso que adquirió el nombre del propietario de esas tierras. 

Por Rody Rodríguez.

La denominación Hurlingham se impone en 1890, tras la inauguración de la estación ferroviaria, bautizada con el mismo nombre que el club creado por la comunidad británica un par de años antes.

Desde 1864, el partido de Morón se dividía en 5 cuarteles, toda esta zona era el cuartel 4°, pero se la conocía como Paso Morales, un nombre que se remonta a más de 300 años, cuando el alférez Domingo Morales le compró una fracción de terreno a Domingo Lezcano. La transacción se hizo el 18 de setiembre de 1723. La zona tenía cierta relevancia porque era atravesada por uno de los Caminos Reales, el denominado «Camino Viejo», por el que se llegaba de Buenos Aires a Córdoba. Su recorrido en su tramo inicial hasta Pilar, es el que sigue la actual Ruta 8, y cruzaba el Río de las Conchas (actual Río Reconquista) en un paso que adquirió el nombre del propietario de esas tierras y así la zona comenzó a ser conocida como Paso Morales. Pero siempre hay un antes…

DESDE LOS TIEMPOS DE GARAY

Fundada la Santísima Trinidad Puerto de Santa María de los Buenos Aires en 1580, por Juan de Garay, se procedió a cumplir con las instrucciones reales que acompañaban sus funciones de «adelantado» y dispuso encarar la población de las tierras. Garay repartió a soldados españoles, tierras por sorteo, chacras que se denominaron «suertes».

La zona que hoy es Morón, incluyendo a Hurlingham, fue, ya cerca del 1600, para el Capitán Juan Ruiz de Ocaña, heredada luego por hijos, nietos y bisnietos, por eso, durante gran parte del siglo XVII estos pagos fueron conocidos como Cañada de Juan Ruiz.

En ese inmenso territorio que abarcaba la Cañada de Juan Ruiz, que iba desde el actual barrio porteño de Flores hasta la localidad de Lobos, una importante porción de tierras de lo que hoy ocupa Hurlingham perteneció en sus comienzos a don Pedro Morán que fue parte de la expedición de Garay. Luego heredada por Martín Sampayo.

En 1722 Sampayo vendió 200 varas de frente con su correspondiente fondo a Domingo Lezcano y después, lo ya dicho, Lezcano vendió estas tierras al alférez Morales, ese 18 de setiembre de 1723.

Arriba a la izquierda, el ingeniero francés Adolfo Sordeaux, que el 15 de setiembre de 1857, fue contratado por el gobierno para que realice la mensura de la zona conocida como Paso Morales. Ese plano (arriba a la derecha) fue el punto de partida de la primera planificación urbana del actual municipio de Hurlingham. Sordeaux también fue el responsable de la construcción del puente de Paso Morales en 1869, lo hizo con una empresa conformada con Louis Languevin, que era el dueño del molino harinero (cuya edificación se ve de fondo en la foto abajo a la izquierda) y el otro miembro de la sociedad constructora fue el médico José María Casullo (foto abajo a la derecha). que era el juez de paz en Moron, máxima autoridad del municipio elegido por el gobernador. En 1889 fue el primer intendente elegido por sistema indirecto (lo eligieron los concejales votados por los vecinos.

EL PASO MORALES

El cruce del Río de las Conchas muchas veces se tornaba intransitable sobre todo en tiempos de lluvia, debido a los pantanos, pero aún así, existía una parte poco profunda, con piso bastante firme, reforzado con troncos, que soportaron el paso continuo de diligencias, del servicio de mensajería y tropas de ganado que venían del interior a Buenos Aires para consumo de sus habitantes. Fue ese tramo que se popularizó como Paso Morales, en el terreno donde Domingo Morales construyó su casa viviendo allí hasta su fallecimiento. A su muerte, esta fracción de la estancia de algo menos de 24 hectáreas, fue heredada por Bartola Morales. Tiempo después pasó a poder de Luis Maldonado, descendiente de los Morales y por fallecimiento de éste a su hijo Cayetano Maldonado, quien, en el año 1830, la vendió a Isidro Cufré.

José Adolfo Gaillardou, (el Indio Apachaca) en su libro «Grandes Olvidados en las Calles de Hurlingham», cuenta que «encontramos hablando de este paso (Morales) a distintos viajeros ingleses que marchaban al norte. Uno de ellos es Robert  Proctor, en su libro publicado en Londres en 1840, Narraciones del viaje a la cordillera de los Andes. También Peter Smithmeyer en Viaje a Chile a través de los Andes, en 1821, en donde deja un mapa de Postas».

Gaillardou recuerda también que el Paso Morales, fue cruzado por «el entonces Coronel José de San Martín el 29 de enero de 1813 cuando marchaba con su tropa rumbo a San Lorenzo en Santa Fe, y también lo hizo a su regreso, el 10 de febrero después de su gloriosa victoria el 3 de febrero de ese año».

Volviendo a los cambios de propietarios en la zona, Cufré no solo compra las tierras conocidas como Paso Morales, sino que adquiere el resto de la estancia primitiva de casi 1500 hectáreas.

Entre 1832 y 1833, Luis Goya compró la totalidad de estos campos y los conservó hasta el 9 de marzo de 1837, fecha en que fueron adquiridos por Fortunato Poucel, un súbdito francés radicado en el país. En 1850 Poucel invita a su coterráneo, el ingeniero Adolfo Sourdeaux a establecerse en su estancia a orillas del Río Las Conchas.

LA PRIMERA PLANIFICACIÓN

El 15 de setiembre de 1857 el «presidente» de la Municipalidad de Morón, Serapio del Carmen Villegas, contrata a Sourdeaux para que realice la mensura del partido. Fue el punto de partida de la primera planificación urbana del actual municipio de Hurlingham.

La zona quedó dividida en 14 chacras. Con el paso de los años, ese trazado inicial fue el que delimitó distintos barrios del distrito. Sourdeaux, representando al gobierno en su condición de agrimensor público, intervino en la venta de la primera de esas 14 chacras en las que se había dividido Hurlingham.

Esa primera fracción de terreno, denominada cero, fue vendida en enero de 1860 a la sociedad integrada por el canadiense Louis Languevin y el estadounidense Rollman Hughes Taggart, que construyeron un molino de granos, aprovechando la potencia de la corriente del río y la creciente actividad agrícola de la región, visible en los grandes sembradíos de trigo, avena y maíz. Ese molino harinero fue la primera actividad industrial de la zona.

Las orillas del Río de las Conchas se fueron poblando de familias de agricultores «alentadas por la acción tesonera del ingeniero Sourdeaux», pero algo faltaba para que el progreso del lugar pudiera acelerarse y afianzarse. Y eso solo era posible si las comunicaciones con el centro porteño se facilitaban. La única forma de hacerlo era construir un camino al pueblo de Morón, a donde llegaba el primer ferrocarril con que contó el país. Sourdeaux entonces impulsó un reclamo vecinal en tal sentido. En 1867 reunió a los vecinos que habitaban a ambas márgenes del río y «los comprometió en una gran empresa que él iba a dirigir». Creó la ‘Sociedad de Fomento Pro Paso Morales’ para gestionar ante el Gobierno, pidiéndole al ministro Nicolás Avellaneda, la autorización para construir un puente sobre el río en el Paso de Morales y «un camino consolidado con la tosca del río».  A fines de ese año, el Gobernador Adolfo Alsina y su ministro Avellaneda dictaron un decreto autorizando la realización de las obras.

El propio Adolfo Sourdeaux se puso al frente de una empresa que conformó con José María Casullo (un médico español que era el Juez de Paz de Morón designado por el gobernador) y Languevin (el dueño del Molino), entre otros, para la construcción del puente y del camino que se inauguraron el 15 de febrero de 1869, con grandes festejos populares.

El nombre de Paso Morales es recordado en una calle, la que bordea al Polideportivo Municipal desde Combate Pavón hasta el cruce con la calle Cañuelas en William Morris. Tal vez, Paso Morales al ser el nombre primitivo de nuestro pueblo debió haber merecido otra relevancia en la nomenclatura. Ser el nombre de una Avenida, por ejemplo el de la actual Roca, con la coherencia además de ser una traza que atraviesa el Río Reconquista, función original del célebre Paso Morales.

 

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