El peronismo en tiempos de pandemia

Por Ramón Fernández /Ex concejal de Hurlingham

Son días de conmemoraciones peronistas: el natalicio del General Perón el 8 de octubre: el Día de la Lealtad el 17 de octubre; el Día de la Militancia el 17 de noviembre y en estos días la resonancia de frases de quienes se creen dueños del peronismo y hasta la aseveración que el peronismo esta secuestrado por el kirchnerismo.

El peronismo es algo más simple y sencillo, su fin es buscar el bienestar de la gente y ese sentimiento arraigado en la clase obrera también se encuentra inserto en la mayoría de la sociedad argentina.

El peronismo hoy es transversal a toda nuestra sociedad y a todos los espacios políticos. Tenemos peronistas en el oficialismo, en la oposición y en los sectores independientes que han quedado descontentos con el accionar de la clase política de los últimos 50 años. En esos sectores independientes viven y accionan muchos peronistas verdaderos.

Para arrimar algunos conceptos del peronismo, podemos rememorar enunciados tales como «La única verdad es la realidad», «Mejor que prometer es realizar», «Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino»… conceptos que han quedado en el olvido.

El peronismo en su esencia política no es más que la búsqueda del bien común, es un estilo de vida totalmente humanista y cristiano.

La pregunta es sí la filosofía, el sentimiento y la mística peronista está arraigado en nuestro pueblo y en muchos de nuestros líderes, ¿cómo se ha caído tan bajo?

Si hacemos un análisis de los distintos espacios políticos podemos encontrar conceptos comunes entre ellos, en el kirchnerismo y el peronismo tradicional que representa el oficialismo hallamos elementos comunes, también encontramos peronistas en la opo-sición que defienden conceptos republicanos, democráticos y federales, los cuales coinciden con los valores que defienden hasta los que se consideran liberales.

A fin de cuentas es como decía Juan Domingo Perón «Peronistas somos todos», entonces, volviendo al punto referencial, si todos pensamos y sentimos parecido, ¿Por qué nos va tan mal a los argentinos?

Conforme índices y pronósticos de analistas, la economía caerá este año un 12% del PBI, la pobreza llegará a un 50%, habrá miles de indigentes y desocupados. Entiendo que estos terribles guarismos, no son solo producto de la Pandemia, sino del mal accionar de nuestra dirigencia. Sí el peronismo es transversal y tiene cuestiones comunes en la mayoría de los espacios políticos, deberían surgir los puentes y puntos que se conecten entre sí. Si esto es apreciado por la política y sus dirigentes (más aún los del oficialismo que son los que tienen responsabilidad de gobierno) y de la oposición que tienen la responsabilidad de acompañar la gobernabilidad, podrían encontrar la «la punta del ovillo» y comenzar a salir de esta terrible y difícil situación en la que está inmersa la Argentina.

Cuando analizamos el pasado, observamos como sobrellevamos nuestras dificultades y logramos el desarrollo de nuestra Nación. Siempre se antepuso la idea del esfuerzo y el sacrificio en el trabajo para lograr un estadio mejor. Esa manera de vivir especialmente de las clases más bajas logró el ascenso social tan anhelado. También las clases pudientes arriesgaron, apostaron, invirtieron, empujaron y promovieron el desarrollo de nuestro país. En esto, el campo fue y sigue siendo clave. Los industriales junto a la clase obrera pusieron al país dentro del concierto de las naciones como un país de los más pujantes, pluralistas y amigos de todos aquellos que -como bien dice la Constitución Nacional-  quisieran habitar el suelo argentino.

Los pilares de este estilo de vida, eran el respeto, el sacrificio, el esfuerzo, la educación, el cumplimiento de la palabra y un enorme sentimiento patriótico. Conceptos que nos identifica con un gran sentimiento nacional y que hoy parecen tan olvidados.

En definitiva, el peronismo, es la síntesis de estos conceptos y el estilo de vida que auguraba el bienestar general y la grandeza de la Nación.

Debemos de alguna manera volver a nuestras fuentes y prácticas de vidas pasadas, especialmente lo debe hacer el gobierno mostrando el camino de la unidad y sobrepasando la grieta que nos paraliza como sociedad, para superar las dificultades que hoy nos agobian.

La grieta representa el individualismo, la insolidaridad, el facilismo, la excusa, el sectarismo y otras acciones negativas que solo empujan a profundizar las diferencias, el desencuentro de nuestra sociedad. Hoy nos envuelve la bronca, la violencia, el re-sentimiento, la demagogia, el oportunismo, la soberbia, pensamientos absolutamente negativos.

En estos tiempos de decadencia alarma la falta de autocrítica de los dirigentes y sectores de la sociedad que también son responsables pues nuestros representantes fueron electos por todos nosotros. Traducido en el axioma «tenemos el gobierno que nos merecemos».

Sobre llovido mojado nos invade el Covid 19, pandemia que azota al mundo. Nuestras penurias económicas no son el resultado de la pandemia, si bien agravó nuestra situación.

Tenemos que hacernos cargo que nuestras dificultades mayores son producto de nuestras malas decisiones, por más mal que nos pese. Es cierto, además, que bajo estas dificultades nacerán o destacarán los verdaderos líderes que están dispuestos a trabajar y esforzarse en el momento más difícil o como decían Hanna Arendt poner el cuerpo cuándo «las papas queman».

Hay que encontrar la luz al final del túnel, y esto no es más que hallar las coincidencias y consenso en el disenso y diferentes modos de pensar, la unidad de criterios en diferentes visiones y muchas veces bien intencionadas, pero que debemos entender que la solución de nuestros problema es la unidad y el esfuerzo en conjunto, que puede imponerse sobre la individualidad de la grieta, buscando colectivamente el bienestar general. Creo que es el momento de volver a nuestras fuentes y comenzar de nuevo.

La salida a esto es concurrir y consolidar los puntos que nos unen.

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