Es poco serio apostar por un Municipio triste

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Por Rody Rodriguez

No es fácil mantenerse 14 años en el poder. Más difícil aún es querer hacerlo cuatro años más sumando antipatías. Es el caso del Intendente Luis Acuña, que se mantiene como protagonista en el escenario político local, demasiado acostumbrado a ser obedecido, a escucharse solo a si mismo. Por eso, cuando se alzan voces contrariándolo o descalificando acciones (o inacciones) de su gobierno, pierde el control y abusa de su poder para imponer sus deseos.

Hace poco más de dos años, Juan Zabaleta en plena campaña electoral dijo que Hurlingham, “era un municipio triste”. La calificación llenó de ira al intendente, quien enseguida quiso defenderse asegurando que no había que confundir tristeza con seriedad y que Hurlingham era “un municipio serio”.

Puede ser que en nombre de esa presunta seriedad, el municipio se encapriche en impedir y castigar todo intento de manifestación cultural que se organice puertas afuera de la Municipalidad. Lo hizo con actos organizados por partidos políticos, también con eventos auspiciados por distintos organismos no gubernamentales y grupos independientes de cultura.

“Somos un municipio serio”, repite con gesto lógicamente adusto Luis Acuña, y pretende que en honor a esa seriedad todos los habitantes deambulen por las calles con mala cara o con miedo. ¿Supondrá el intendente que ser serio es maltratar a los demás?

Si fuera así, no se trataría de ninguna originalidad. En 1770 Juan José de Vértiz y Salcedo, era gobernador de Buenos Aires en tiempos del Virreinato del Perú, y en aquellos tiempos penó con doscientos azotes a los que tocaban el tambor y jugaban en el aire libre en los festejos de carnavales. En 1771 restringió los bailes de carnaval a lugares cerrados para evitar los “escándalos” provocados por los sectores populares que tenían la “costumbre bárbara” de bailar, cantar y tirarse agua en las calles.

Para la dictadura militar, la medida de Vértiz fue todo un ejemplo. Más de doscientos años después, los militares hicieron desaparecer el Carnaval. Los feriados de lunes y  martes volvieron a ser días laborales, y a través de la Ley de Seguridad Nacional habilitaron a todas las  fuerzas represivas y de seguridad a «reprimir, disolver y/o aniquilar» toda manifestación callejera.

Don Vértiz y los dictadores militares estaban convencidos de que gobernaban con seriedad. El mismo convencimiento de Luis Acuña cuando manda a policías con caras de serios y a funcionarios con caras de serios, a impedir que se realice un corso como el que organizaba La Rotonda Cultural en la Estación de Hurlingham, o clausurar el festival que organizaba el FpV en el Club Hurlingham Norte en Villa Club.

Acuña cree que es serio usar a los comisarios para clausurar bailes y desalojar corsos. Como debe pensar que es serio mandar a la policía a apresar militantes políticos que pintan las paredes que habitualmente pintan los grupos rentados por el oficialismo local.

La excusa para los abusos de este tipo, es el estricto cumplimiento de las normas. Un celo para la aplicación de las ordenanzas, que no se tiene para otras cuestiones municipales, donde hay abusos que no tienen excusas.

Por ejemplo, hace años el gobierno municipal saca provecho del desorden urbano y permite que de manera absolutamente desprolija, se construya cualquier cosa en Hurlingham. Se hace bajo el amparo de las vías de excepción que la mayoría acuñista en el Concejo vota constantemente de manera vergonzosa.

Una de esas vías de excepción permitió la construcción de un conjunto de departamentos en el Barrio Inglés, que obligó a los vecinos a presentar un recurso de amparo para frenar esa construcción. Recurso que finalmente fue otorgado por el Juzgado Correccional N° 2 de Morón que exigió frenar la obra. Un municipio serio no llega a esta instancia.

La cultura es un tema muy serio. Reprimir, desalojar, impedir, las manifestaciones culturales populares también es muy serio. No darse cuenta que ni Vértiz hace 245 años, ni la sanguinaria dictadura hace más de 30 años pudo contra el arte callejero, es de una ignorancia muy seria.

Es gravemente serio que la policía cumpla el papel de escuadra servil del intendente en lugar de ejercer el rol de servidores públicos.

Y así podríamos seguir enumerando otros ítems de seriedad para aportar a la línea de pensamiento del gobierno municipal.

Mientras tanto, no por trillado está de más recordar una de las máximas de Arturo Jauretche: «Nada grande se puede hacer sin alegría, nos quieren tristes para que nos sintamos vencidos».

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