No hay justicia por Candela sólo con tres condenados


Por Sebastián Zárate.
No podemos pensar que los tres condenados por el secuestro y asesinato de Candela Sol Rodríguez actuaron solos. Hubo una organización criminal detrás que incluye complicidad policial y judicial. Candela apareció sin vida el 31 de agosto de 2011. En 2012, el Senado de la Provincia de Buenos Aires emitió un informe en el que cargó contra los jefes de la Policía Bonaerense de ese entonces y el primer Fiscal de la causa, Marcelo Tavolaro, por irregularidades en la investigación. Sin embargo, ningún miembro de la estructura judicial-policial ha sido juzgado en el juicio que concluyó el 20 de septiembre. Por lo tanto, el Caso queda dividido en Candela I (las condenas a los ejecutores de la mano de obra) y Candela II (el juzgamiento que tendrá que venir para la parte más poderosa de la superestructura).
«La organización criminal es mucho más grande», dice el juez Diego Bonanno, presidente del Tribunal Oral en lo Criminal N°3 de Morón que condenó a perpetua a Hugo Bermúdez y Leonardo Jara a prisión perpetua y consideró que a Fabián Gómez le corresponden solamente 4 años de prisión de cumplimiento no efectivo. Gómez deberá pasar una vez por mes a firmar en el Juzgado y no podrá ausentarse de su casa más de 24 horas.
«Hay muchas hipótesis. La cuestión central es que en todas ellas siempre aparece la Policía. La Policía y su sociedad con los traficantes. Ese entramado no fue objeto de la investigación. Por eso la Fiscalía preserva la prueba que tiene en este sentido para utilizarla en otro expediente», explica Bonanno.
No sabemos si el objetivo era matar a Candela. Pero Candela está muerta y después del fallo no quedan dudas de que a la nena de 11 años la secuestraron para extorsionar a Juancho Rodríguez, su padre, en el marco de un ajuste de cuentas.
¿La familia de Candela sabía que se trataba de un ajuste de cuentas contra el padre que en ese momento estaba preso por piratería del asfalto?
Carola Labrador habló de un crimen narco-policial. Es decir: actuación de narcotraficantes con complicidad policial. Durante las audiencias, Carola dijo una y otra vez que no se trató de una venganza contra su ex marido y que eso prácticamente había quedado descartado. El fallo del juez Bonanno y de las juezas Raquel Renée Lafourcade y Mariela Moralejo Rivera dice otra cosa. «Carola sabe que algo sucede pero no podemos afirmar nada más preciso», es prudente Lafourcade.
«Hay que tener en cuenta unas declaraciones de la madre en la televisión. Les dice (a los secuestradores) que están cercados. Fue el 29 de agosto, día en que se presume que mataron a Candela o apenas unas horas después. Ese día también llama Jara y le dice ‘ahora sí que no la vas a encontrar nunca más a tu hija’. Algo pasó y eso que pasó hizo que del otro lado se tome una decisión distinta», sostiene Bonanno.
Todo indica que Candela estuvo secuestrada primero en Kiernan 992, Villa Tesei, y luego la llevaron al barrio Costa Esperanza en San Martín. Si los estaban buscando, ¿cómo se trasladaron los secuestradores del oeste al norte con tanta tranquilidad? ¿Pudieron haberlo hecho sin complicidad policial? Si desde el primer momento se supo que Candela estaba en San Martín, ¿por qué se empezó a investigar tarde esa pista? ¿No se investigó porque la policía y los investigadores sabían que la nena estaba ahí?
Preguntas. Muchas preguntas. Que nosotros, los periodistas, no podemos responder. Las respuestas las tienen quienes, además de Bermúdez, Jara y Gómez, saben qué pasó y dónde estuvo Candela entre el 22 y el 31 de agosto de 2011 y también saben por qué la mataron. Algunos callan. Otros, todavía, siquiera comenzaron a ser investigados. Falta más justicia para Candela.

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