«No se banca más» por Gustavo Russo

Por Gustavo M. Russo.

Cuestiones claves a tener en cuenta: subestimación al elector, pérdida de la realidad social imperante, hiperinflación y altas tasas de interés recesivas que quitan a la población del crédito y desarrollo personal, mujeres y hombres trabajadores que no llegan a fin de mes a pesar de tener empleo formal, corridas bancarias diarias, escases de dólares para arbitrar en el intervencionismo económico, extorsión de los organismos acreedores de crédito y pérdida de la mística política.

Lo enunciado conforma un contexto muy complejo del escenario político actual, en donde se deberá bucear profundo para lograr, mediante la creatividad y la habilidad del oficio político, encontrarle una salida viable al ostracismo que presenta el esquema económico político extremo, de la actualidad electoral.

Es importante destacar que la ideología del capital -neoliberalismo- fruto del poder global, ya desembarcó y colonizó mentes de los asalariados. Quienes subestimaban esto ya lo pueden ver reflejado en más de la mitad de la población nacional, que se presentó a sufragar el domingo 13 de agosto en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO).

¿Debemos aprender a cohabitar un mismo lugar, desde el aspecto democrático, con esa ideología neoliberal, que cada vez concentra más y más riquezas en pocas manos?

Lamentablemente sí, pareciera que hay neoliberalismo para rato y de todas las formas.

Cumpliendo cuarenta años de nuestra vida democrática, podemos comenzar por visibilizar que contamos con este nuevo integrante, cuya participación democrática le da cabida para formar y establecer nuevos criterios, que no solo el común de la ciudadanía asume sino que también la confunden, apartándola de sus genuinos intereses políticos. Por ejemplo, el alardear con la moralina enfática contra la casta política pero perteneciendo a muchas otras, generadoras de activos financieros en el extranjero.

En la historia de la democracia argentina, esta última etapa desde 1983, comenzó brindando a cada espacio político representantes, que respondían a una plataforma electoral genuina, en la cual se  ubicaban las bases de su partido y por la cual debían bregar sus integrantes. Así quienes se  conformaban en seguidores, militantes o dirigentes podían direccionar sus propuestas y negociar algunos ítems de manera interna respondiendo a sus bases. A medida que ingresaban al Congreso o a las legislaturas deliberantes correspondientes, se ponían en acción una serie de debates enriquecedores donde primaba la formación de los cuadros políticos más destacados. También existían mesas chicas de negociación para el tratamiento de algunas leyes.

Siempre entre los representantes estuvo presente dentro de lo discursivo: la chicana, lo incendiario, la mentira y la exageración, en cuanto a la personalización del mismo pero se respondía a un electorado fiel a sus bases de consagración. Hoy, no solo en Argentina sino en el mundo, la participación institucional de sectores conservadores –neomathusianos-, llevan adelante una serie de planteos que se alejan directamente de toda verdad. Comienza a tener éxito la producción del relato creador de un nuevo sentido común, el desprecio por lo popular, lo colectivo, las movilizaciones, todo aquello que pueda llegar a molestar a ese linaje cultural. Una casta especial que opera desde las sombras y por fuera de lo institucional.

En la democracia argentina, tan interrumpida desde el año 1930, encuentra otra manera de peligro, experimentando notables discursos que impulsan: la misoginia, el odio a los derechos humanos y  planteos económicos de verdad revelada, ya fracasados, que sostienen el debilitamiento sobre la soberanía nacional en cualquiera de sus aristas conformantes. Esta casta bien solapada es la que establece, financia e impulsa candidatos para defender sus privilegios a cambio de los intereses de las mayorías.

La impotencia evidenciada por el sector regional de la elite cultural dominante, durante los años posteriores a la crisis del 2001 -efecto Tango- experimentó la formación y articulación de varios líderes progresistas en el Cono Sur, a partir de la aparición del presidente venezolano Hugo Chávez Frías. A él adhirieron: Luis Inácio Lula da Silva de Brasil, Evo Morales de Bolivia, Rafael Correa de Ecuador, Fernando Lugo de Paraguay y Néstor Kirchner de Argentina. Todos con una misma meta; la de ampliar derechos y consolidar el estado democrático de la gran extensión territorial en América del Sur, bajo un nuevo esquema económico y distributivo.

Este potencial frente progresista que prometía una nueva forma de concebir a la política, inquietó la tranquilidad conservadora del poder real, quien no tardó en presentarles batalla desde los medios de comunicación en un principio, para pasar luego a la etapa de persecución y judicialización de la política (Lawfare).

Actualmente vivimos en una democracia renga, en la cual Argentina se encuentra condicionada para actuar gracias al legado de deuda impagable por parte del gobierno de Mauricio Macri, de la incursión de dos años de la pandemia, la guerra de Ucrania, declarada por la OTAN a Rusia que impide el abastecimiento correcto de mercaderías del continente europeo, generando gastos exorbitantes para su manutención como situaciones híper inflacionarias y recesivas en el mundo del trabajo productivo e industrial. Además en Argentina se vive el flagelo de una sequía galopante que retrajo el ingreso de exportaciones y le restó reservas a los fondos del Banco Central. Si bien el intervencionismo estatal no se cortó, como medida proteccionista de la actividad económica, manteniendo las obras públicas -como el gasoducto Presidente Néstor Kirchner y los planes de viviendas populares- se desbordaron los índices de precios al consumidor. Las corporaciones-pertenecientes a la minoría rectora del poder fáctico -las que se encuentran al margen de las instituciones políticas- permanentemente atacan con corridas cambiarias, devaluación de la moneda corriente y hostigan precios hacia el debilitamiento del gobierno. Incluso manifestando, que el Presidente Alberto Fernández, no va a terminar el mandato y que se debe dolarizar el sistema monetario. Este tiempo permite, que el atrevido sea quien mezcle todo en  una batidora electoral y oportunista con propuestas endebles e inconsistentes.

Concluyo diciendo; que es hora en que la política vuelva a recobrar su espíritu  de participación democrática como alguna vez tuvo porque es la única forma que tiene para poder avanzar en soluciones claras, responsables y profundas. Pero también, aquellos políticos, que crean en ésta herramienta de transformación social, deben ponerse a la altura de las circunstancias para brindar, a esa parte de la población, que no se presentó a votar, mayor claridad comunicativa y valorativa de su gestión a futuro. Plantear, cómo se le resolverá los problemas a la gente y sin tibieza.

De nada sirve subestimar el voto de un sector del electorado, que sufre la misma calamidad que el resto. Hay que ser consciente de esto. ¡No se banca más!

1 Comentario

  1. Buen día estimado amigo, es un logro llegar a una sintésis tan clara y completa, del caos reinante en nuestra realidad sociopolítica. Esperémos que este terremoto electoral nos despierte, y caminemos hacia por un mejor destino. Desde ya mil gracias por aportar tu visión.

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