El «problema» del Centro de Veteranos de Malvinas en Hurlingham

 

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Por Rody Rodríguez.

El Día del Veterano de Guerra y Caídos de Malvinas, el Centro de veteranos de Malvinas en Hurlingham recibió por parte de la Municipalidad un inmueble en el que funcionará la sede de la entidad. En el acto el vicepresidente del Centro de Veteranos local dijo que «es un nuevo problema» el que se reconozca la identidad de los cuerpos de los soldados enterrados en Darwin.

El Centro de Veteranos de Guerra de Malvinas de Hurlingham tiene una nueva sede en Villa Tesei. En el acto, más allá de la satisfacción por el nuevo edificio, las autoridades del Centro de Veteranos del partido lamentaron lo que para ellos «es un nuevo problema». Se refieren a la decisión de reconocer los cuerpos enterrados en el Cementerio de Darwin y que no tienen identificación: «pasaron 35 años y la llama sigue viva. A pesar de eso tenemos que seguir luchando porque tenemos un nuevo problema. Quieren declarar NN a los compañeros no identificados. En las islas no quedaron NNs, hay héroes de la patria y héroes en mayúscula», exclamó Oscar Gómez, vicepresidente de Veteranos de Malvinas de Hurlingham.

Es una postura polémica, también sostenida por Sergio Novarín, vicepresidente de la Confederación de Veteranos de Guerra de la provincia de Buenos Aires, vecino de Villa Tesei y también titular del centro de veteranos local. En la Confederación y en el Centro local, -ambas entidades integradas por Novarín-, argumentan que: «los soldados que yacen en Malvinas en tumbas sin localizar, no son NN, son soldados de la Patria que dieron sus vidas por todos nosotros. Todos conocemos sus nombres, quiénes fueron, a dónde fueron, con quién estuvieron, contra quién pelearon y lo que tenemos bien claro es quiénes los mataron: las tropas imperiales de Gran Bretaña y sus aliados de la OTAN».

Dentro del amplio universo de combatientes, la Confederación forma parte de los que quieren mostrar a la Guerra de Malvinas como un hecho ajeno a la Dictadura militar, como si fuera una decisión patriótica en medio del accionar del régimen más cruel de la historia argentina.

La Guerra de Malvinas fue parte de una estrategia de los dictadores para consolidarse en el poder, lo que no minimiza la valentía de los soldados que fueron a la guerra. Ellos, todos, son héroes, los que volvieron y los que murieron.

En el cementerio Darwin, en la isla Soledad, hay 237 cuerpos, de los cuales menos de la mitad -114- están identificados con sus nombres, mientras que 123 cuentan con la placa: «Soldado Argentino solo conocido por Dios».

Este proceso de identificación que comienza, llevó años de reclamo por parte de organizaciones y grupos de familiares, para que finalmente los deudos puedan saber cuál fue el destino final de sus seres queridos.

En diciembre de 2011, un grupo de ex combatientes y familiares de los caídos en la Guerra de Malvinas presentaron un recurso de amparo reclamando el derecho a identificar a los soldados enterrados en la Isla Soledad. El Juez Federal Julián Ercolini declaró admisible la acción presentada. En su resolución Ercolini dice que las familiares de los caídos están legitimados para el reclamo y recuerda que «el derecho a ser informados sobre el lugar donde se encuentran enterrados (…) constituye uno de los derechos esenciales del hombre» y recuerda el «derecho a conocer la verdad sobre las personas desaparecidas» y el «derecho a conocer el destino final» de las víctimas por parte de sus familiares señalado en la Declaración Americana de los Derechos del Hombre, y que contempla los «conflictos bélicos internacionales».

Este año comenzará a realizarse el reconocimiento de esos cuerpos, que es una política de Estado, iniciada por el gobierno de Cristina Kirchner, en acuerdo con los ingleses, con la participación de la Cruz Roja internacional y con la intervención del Equipo Argentino de Antropología Forense; el Laboratorio de Genética Forense de Lancashire, Reino Unido; el Laboratorio de Genérica Lidmo, de la ciudad de Córdoba, Argentina y el Servicio de Genética Forense del Instituto de Ciencias Forenses de la Universidad de Santiago de Compostela, que realizarán una doble comparación cruzada y a ciegas con las muestras de ADN.

Acertadamente la periodista Alicia Panera señala en Adelanto24, que «la identidad es un derecho. Y la identidad de los muertos en combate está amparado en el Derecho Internacional Humanitario, en el que sólo intervienen los deudos y las partes del acuerdo. Nadie más, porque son sus muertos. De los 123 soldados enterrados en Darwin, 84 de sus familias firmaron ante escribano público el pedido de reconocimiento que fue presentado ante la Justicia. El que no lo desee puede optar por no hacerlo, no es un hecho compulsivo. Hoy son 84 quienes piden identidad, y si fuera una sola madre, la asiste el derecho incuestionable a saber dónde está su hijo. Muchos de los que hoy se oponen al reconocimiento de esos soldados no tienen muertos en las Islas».

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TRAS UN MANTO DE NEBLINA

El Centro de Veteranos de Hurlingham hoy ve como «un problema» lo que es un gesto humanitario, un derecho incuestionable. La misma organización y su referencia provincial también ven como problema el que se investiguen violaciones a los derechos humamos sufridos por soldados durante el conflicto de 1982. «Subyace en la política la idea que fuimos parte de una suerte de accionar genocida y ello no es así; si algún cuadro militar (oficiales y suboficiales) cometió algún acto indebido; debe ser condenado en forma individual pero de ninguna forma eso nos pone en una situación equivalente a la de los desaparecidos», dice convencido Sergio Novarín.

Sin embargo en los Tribunales de Río Grande, en la Provincia de Tierra del Fuego, están denunciados 85 hechos delictivos (homicidio, abandonó de personas seguido de muerte, torturas, vejámenes, coacción y amenazas) cometidos por 70 imputados de las tres fuerzas armadas durante la Guerra de Malvinas. En Comodoro Rivadavia hay dos procesados por vejámenes y en la documentación vinculada a Malvinas que se encontraba en los archivos de las Fuerzas Armadas, desclasificada en 2015, hay casi un centenar de hechos nuevos similares a los ya denunciados.

Pero para la Confederación de Combatientes y para el Centro de Veteranos de Guerra de Malvinas de Hurlingham, estos casos no son problemas. Tampoco parece serlo que el Reino Unido haya convertido a las Islas Malvinas en uno de los territorios más militarizados del mundo y mucho menos que el presidente de la Nación, Mauricio Macri siga pensando que «las Malvinas serían un déficit adicional para el país».

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