«Que se pierdan mil gobiernos… pero que se salven los principios»

Juan-Manuel-Casella

 

Por Víctor A. Stefanoni*

El 1 de julio de 1896, Leandro N. Alem, fundador de la Unión Cívica Radical fue autor de la frase que titula esta nota.

Hoy, parecería que muchos de los herederos del tribuno, que ejercen la conducción del partido y todos ocupando cargos públicos, han invertido los términos: «Que se pierdan los principios, pero que se salven los gobiernos» Mejor dicho: «que se salven nuestros cargos».

Días pasados, en la cordobesa Villa Giardino, se reunió una cumbre radical de dirigentes partidarios. Veamos algunas de las ideas vertidas por los participantes, que propiciaron, en mayoría «una mayor influencia en las decisiones de gobierno de Cambiemos», al que, supuestamente, creen pertenecer.

Gerardo Morales dijo: «no hay espacio para más errores». ¿De quiénes? Federico Storani pidió «institucionalizar…Cambiemos porque las decisiones que toman en el gobierno nos comprometen a todos» y agregó «la interna entre el Champagnat y el Newman no define todo». Chocolate por la noticia.

José Corral, presidente de la UCR señaló «en muchas provincias, las personas más prestigiosas de Cambiemos son radicales…ellos deben encabezar las listas».

Estas palabras denotan una profunda vocación patriótica por la caja pública… perdón, por la cosa pública…

Más de Corral: «Este año se verán los frutos del esfuerzo que hicimos los argentinos por las medidas tomadas. Lo dice el INDEC respecto a la suba del empleo y, por otro lado, avanzamos hacia una economía estable…». (¿?).

Creo, que el último descubrimiento electoralista del Coti Nosiglia, el neurólogo Facundo Manes, tendría que darse una vueltita por el Comité Nacional de la UCR y pegar un vistazo a algunos correligionarios.

En resumen, esos dirigentes que hoy ocupan la conducción radical quieren mayor «participación», «mayor protagonismo», «mayor poder en Cambiemos»

Esta pretensión es un suicidio político.

La «coalición» Cambiemos fue un acuerdo electoral. De ninguna manera se habló, ni se acordó, sobre postulaciones y responsabilidades programáticas. No obstante, la mayoría de los votos de Cambiemos vinieron del radicalismo…

Por lo contrario, creemos que la Unión Cívica Radical tendría que marcar fuertes diferencias en las responsabilidades y consecuencias derivadas de los desaguisados, desprolijidades o presuntos delitos cometidos por miembros del macrismo en ejercicio del poder.

Deberá evitarse que dirigentes de la Unión Cívica Radical salgan a dar explicaciones públicas a cuestiones totalmente ajenas a sus responsabilidades, y ajenas a los principios, convicciones, y a la tradición histórica de la UCR. Como el papelón de Aguad, argumentando en defensa del «correo» de la familia Macri.

También, se pronunciaron algunos radicales disidentes con el oficialismo en la reunión de Villa Giardino. El más destacado fue Juan Manuel Casella (foto), cabeza de un agrupamiento en visible crecimiento, decidido a luchar por la recuperación de la identidad histórica del radicalismo. Dijo Casella: «se debe preservar la identidad partidaria. Decir que no existe opción en esta situación planteada de compartir responsabilidades, sin participar en las decisiones, denota una falta de creatividad. Siempre hay y debe haber otra opción».

Es imperioso que la Unión Cívica Radical, el partido más antiguo e institucionalizado de la República Argentina, recupere su identidad histórica y contribuya a la defensa de las tradiciones democráticas y de las grandes mayorías nacionales.

 

*Ex Concejal de la UCR.

 

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