Sigue la polémica por el manejo administrativo de los Bomberos

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Por RAUL A. CORIA

El año pasado se desató un escándalo cuando tres bomberos voluntarios (Gustavo Espíndola, Alejandro Malbos y Fernando Martínez) fueron separados del cuartel que integraban en Hurlingham luego de cuestionar a la Comisión Directiva por administración fraudulenta. Habían denunciado el manejo ilegal de la empresa FIRE, contratos millonarios no declarados con una empresa de telefonía y la venta de tosca extraída de un predio en el INTA. Ahora hay nuevo presidente en Bomberos, (se fue Pedro Cabrera y lo reemplazó Luis Dotta), el jefe sigue siendo Gustavo Calveiro, sobre el que pesan los principales cuestionamientos hechos por los bomberos rebeldes, que mantienen sus denuncias, mientras Calveiro se defiende y contrataca.

Todo comenzó cuando el titular de la Fundación Felices Los Niños, Juan Carlos Casolatti, acusó a integrantes del cuartel de los bomberos de Hurlingham de comercializar tosca que sacaban con camiones de un terreno que pertenecería a la Fundación.

El jefe de Bomberos, Gustavo Calveiro, afirma que no hubo venta ilegal de tosca de los terrenos donde se construyó el cuartel de Bomberos de Morris y aclara que esos terrenos eran del INTA, no de la Fundación Felices los Niños, como había denunciado Casolati.

«Ahí se hizo el aliviador de arroyo Soto. Cuando se genera la obra hídrica quedan los montículos de tierra de cuatro o cinco metros de altura dentro de todo lo que sería el INTA. Y hay fotos de esto. Cuando nos ceden el terreno nos obligan a que el predio esté en perfectas condiciones de mantenimiento. No podíamos dejar ni crecer los pastos. Entonces nosotros teníamos que sacar toda esa tierra y eso tenía un costo. De buenas a primera pasa una empresa y nos dice que se podían llevar la tierra y nosotros le preguntamos cuánto costaba y nos dicen que ningún costo. Nosotros no sabíamos que era tosca, pensábamos que era tierra. Vinieron los camiones y se empezaron a llevar la tierra y nosotros a partir de ahí pudimos avanzar en obras. El señor Cassolatti entendió o pensaba o le dijeron que eso era de la Fundación Felices los Niños, entonces es ahí donde empieza todo. Y vino la denuncia. Yo lo entiendo al señor Casolatti que defienda a la fundación».

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Pero para Gustavo Espíndola (foto), con más de 38 años de servicio en Bomberos y uno de los que denunció a la conducción del cuartel de Hurlingham, «había una empresa, Norvial creo, que trabajaba en el INTA y que pagó plata, había una retroescavadora con camiones fijos en donde todo el tiempo sacaban tosca. En una carta documento en la ellos nos intiman pidiendo que nos retractemos de lo que habíamos denunciado, ponen que recibieron un cheque de 50 mil pesos por la venta de tierras, entonces ¿cómo es?, ¿primero niegan que hayan recibido plata y después en una carta documento decís que recibieron 50 mil pesos?».

Detrás de todas las denuncias, para Calveiro había un objetivo claro: «Ellos quisieron tomar el cuartel» y señala a Gustavo Espindola como uno de los principales promotores de esa rebelión. «Espíndola trabaja en la Fundación Felices los Niños, tiene el transporte escolar trabajando ahí adentro, obviamente sostenido por Juan Manuel Casolatti, y uno se puede imaginar un montón de cosas» dice Calveiro en tono intrigante.

No menos intrigante es Espíndola al decir: «Calveiro fue siempre un muchacho de clase media para abajo, que nunca trabajó en ningún lado que no sea en bomberos, pero todos empezamos a ver como cambió su forma de vivir». Y enseguida reaviva sus denuncias de hace un año: «Bomberos de Hurlingham tiene una empresa adentro que se llama FIRE emergencias médicas que recauda un millón y medio, tiene contrataciones en la autopista del Buen Ayre que hasta el año pasado sabíamos que cobraban 360 mil pesos por mes por esta autopista y 750 mil pesos el contrato nuevo de una parte de la autopista Buenos Aires La Plata. El año pasado el cuartel recibió por la renovación del contrato con una empresa de telefonía, ocho millones y medio de pesos, y esa plata no la maneja un gerente, o un contador, lo maneja Calveiro, que quemó la plata en cinco meses. Y ahora no tienen para pagar los sueldos».

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Gustavo Calveiro (foto) se defiende y aclara: «Nosotros le alquilamos a Telecom un espacio arriba del cuartel. Es un contrato por 10 años. Arrancamos en 1995, y lo renovamos en el 2005 y en el 2015. Y los 8 millones son por los 10 años, un promedio de algo de 60 mil pesos por mes del alquiler. Ojalá fuera todos los años. Con esa plata, el consejo directivo compró una propiedad acá en frente, por tres millones y piso, y se compraron autobombas, renovamos alguna unidad, se compraron tres ambulancias jumper cero kilómetro, se mandaron a carrozar, se compraron estructurales, o sea, se invirtió toda esa plata» y lanza una sospecha: «Cuando se cobró la renovación de la antena quisieron tomar el cuartel y uno podría pensar que quisieron llegar ahí por este tipo de cuestiones».

Sobre los otros ingresos Calveiro agrega: «La autopista del Buen Ayre alquila una ambulancia nuestra con un chofer y un médico, que está allí las 24 horas para cubrir 24 kilómetros lineales. Lo mismo hacemos en la Autopista Buenos Aires-La Plata, donde tenemos dos ambulancias, porque son 52 kilómetros para cubrir. Eso es un recurso genuino que entra al cuartel. Sacando los gastos son unos 250 mil pesos más o menos, no quiero hablar de números porque no se mucho de eso. Pero, el iniciador principal de la emergencia médica fue Gustavo Espíndola. Él vino a hacer un negocio con la emergencia médica en su momento, junto a Franco Tropiano, Ricardo Petrono y Gustavo Busilachi, que fue un jefe que se fue con algunos problemas de acá. Ellos fueron los que trajeron la emergencia y la tuvieron desde el 97 hasta el 2002. Estas personas tuvieron un montón de problemas y empezaron a fundir la emergencia y el cuartel compró la parte de cada uno de ellos y Bomberos se hizo cargo de la emergencia con una deuda importante, unos cuatrocientos mil pesos, deudas de cargas sociales, sueldos, insumos, que llevó un par de años saldar».

Espíndola también hizo referencia a la historia de FIRE: «En 1997 con quien era el jefe de bomberos de Hurlingham en ese momento, Daniel Ruiz, con Gustavo Busilachi, que era un oficial jefe, con Petrolo, Tropiano, Carlos Alborna y yo creamos lo que hoy es FIRE emergencias médicas. Compramos dos ambulancias, las equipamos, pusimos las radios, trajimos gente para hacer promoción y empezamos a trabajar. Encaramos esto como un negocio pensando que iba a funcionar. Había que poner y poner dinero, y la verdad es que nosotros pensábamos que por lo menos íbamos a tener un sueldo y le termine vendiendo mi parte al Dr. Santiesteban, un médico que estaba en FIRE, que era el director y coordinador médico y me pagó lo mismo que yo había puesto de inversión. Después FIRE siguió funcionando con los socios que quedaron, y la verdad es que nunca fue un negocio rentable. Pero

Había unos treinta bomberos que dependen de FIRE, choferes, enfermeros, radioperadores, entonces la empresa FIRE fundida es comprada por los bomberos».

De alguna manera Calveiro coincide con Espíndola al asegurar: «Hoy si un empresario ve los números de FIRE dice ¡la cierro!, porque sale empatado, pero también FIRE cumple una función social. Más allá que de que es un servicio de ambulancias pagas, cuando se necesitan siempre salimos, porque básicamente somos de bomberos. Por ahí Vital ni sale si lo llaman por un accidente. Nosotros aun teniendo la misma condición, como somos bomberos siempre salimos. La ambulancia sale o sale».

 

HISTORIA DE GUSTAVOS: ESPINDOLA, CALVEIRO, BUSILACHI

Gustavo Espíndola apunta todos los cañones contra el Jefe de Bomberos, Gustavo Calveiro, incluso excluye de la crítica al ex presidente de la institución y al actual. «yo no digo que Pedro Cabrera es malo ni que hoy Luis Dotta sea malo, son buena gente, la comisión directiva es gente muy buena, con la intención de querer ayudar al cuartel, el tema es que no tienen la capacidad para plantarse y Calveiro se aprovecha de esta pobre gente y termina manejando el cuartel».

Espíndola recuerda que Calveiro, de «haber sido solo un oficial subalterno logra ascender de manera extraordinaria gracias a Gustavo Busilachi (foto), que lo llevó de estar en el lugar nueve de la lista a ser el segundo jefe de él y después lo terminó traicionando».

Esa «traición» a la que se refiere Espíndola vino luego del gran incendio de la Fábrica Tres Cruces. «La empresa Molinos nos donó 500 mil pesos en equipos para el cuartel, una autobomba y dieron 80 mil pesos en viáticos. Después Calveiro lo denunció a Busilachi porque este le había dado 30 mil pesos. Calveiro agarró esa plata y la usó esto para destituir a Busilachi, que reconoció que se la había dado. O sea, lo denunció de algo en lo que él había participado. Seguro que en algún librito de actas hace figurar que devolvió la plata. Pero Calveiro es tan corrupto como Busilachi, a quien él denunció».

 

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