A más de 13 años del secuestro y asesinato de Candela Sol Rodríguez, el caso de la nena de Hurlingham que tuvo en vilo a todo el país durante nueve días, en el barrio porteño de Lugano una calle lleva su nombre.
“Que la recuerden así me encantó, fue una emoción muy grande para mí poder estar ahí”, dijo Carola Labrador, mamá de Candela, sobre la iniciativa de un grupo de mujeres de la Comuna 8 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Y agregó: “Lo único que me importó siempre es honrar su nombre, seguir honrándola hasta el fin de mis días”.
“Candela era una niña de 11 años y le hicieron mucho daño”, dijo su mamá, “Quedaron muchos sin pagar por su muerte, el caso fue muy mal investigado y ya cerraron todo”, sentenció.
El crimen de Candela Rodríguez
Candela fue vista por última vez el 22 de agosto de 2011 sobre la calle Bustamante cuando esperaba a unas amigas para ir a la reunión del grupo de boy scouts al cual pertenecía.
Aquel día, alrededor de las 15.30, al menos tres personas la subieron por la fuerza a una camioneta Ford EcoSport negra, cuya patente trasera estaba cubierta, y se la llevaron hasta una vivienda de Loma Hermosa, en Tres de Febrero.
Durante casi 10 días la buscaron 1.500 agentes, helicópteros, 140 patrulleros y 16 perros rastreadores, y finalmente la encontró un cartonero entre la basura al costado de la colectora de la Autopista del Oeste, a unas 30 cuadras de donde vivía la víctima.
No solo la habían secuestrado. Habían abusado sexualmente de ella y después de tenerla nueve días cautiva, la asesinaron.
Para la Justicia, la principal hipótesis del caso fue un ajuste de cuentas por parte del conocido narcotraficante Miguel Ángel “Mameluco” Villalba contra el padre de la víctima por una deuda económica.
Según esa versión, “Mameluco” creía que Rodríguez no solo se había quedado con un presunto botín narco sino que además lo había “buchoneado” para sacárselo de encima. Pero se equivocó.
El que lo había entregado había sido Héctor “Topo” Moreira, quien le pasaba información a las diferentes policías (Federal y Bonaerense) de todos los movimientos de la organización narco en San Martín.
Dos juicios y pocas condenas
Por el caso hubo un primer juicio oral que terminó en 2017 con las condenas a perpetua para Hugo Elbio Bermúdez, como autor material del crimen, y para Leonardo Jara, como partícipe necesario. También hubo una pena menor – de cuatro años de prisión – para Gabriel Fabián Gómez como partícipe secundario en el secuestro.
Siete años después, en mayo de 2024, empezó el segundo juicio por el crimen de Candela en el Tribunal N°6 de Morón.
En esa oportunidad Miguel Ángel “Mameluco” Villalba, quien ya cumplía entonces una condena por narcotráfico en Ezeiza, fue juzgado como presunto autor intelectual del secuestro seguido de muerte de Candela Rodríguez y la Justicia lo absolvió.
El fallo fue firmado por los jueces Alejandro Omar Rodríguez Rey, Cristian Adrián Toto y Mariana Maldonado.
En la misma sentencia, absolvieron al resto de los acusados: Héctor “El Topo” Moreira, el policía de la Bonaerense Sergio Chazarreta y el carpintero Néstor Altamirano.
El fiscal Mario Ferrario, a cargo de la investigación caratulada como “juicio Candela 2″, había pedido prisión perpetua para todos los acusados, menos para Altamirano, a quien finalmente no acusó. El carpintero estaba sospechado de ser la persona que alimentó a Candela durante el supuesto cautiverio en la “Casa Rosa”, ubicada en Kiernan 992.
La resolución del Tribunal fue muy dura para con la investigación que realizó la fiscalía. Entre los argumentos que expone el fallo señalaron que “todas las irregularidades que desnaturalizan la prueba del proceso, alejan la posibilidad de arribar a la verdad de lo ocurrido”.