Villa Tesei quieren respirar

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Por Raúl Coria || Fotos: Julieta Alfonso ||

El viernes 5 de junio, en el Día Mundial del Medio Ambiente, vecinos de Villa Tesei se autoconvocaron para protestar por uno de los temas más graves que afectan el medio ambiente en la zona. Los malos olores provenientes de la fábrica de gelatinas, Rousselot Argentina.

Una historia de muchos años. Los olores que emanan de la fábrica Rousselot, ubicada en Vergara 2532, castigan a los vecinos de Villa Tesei, perjudicando seriamente su calidad de vida, desvalorizando las propiedades y enfermando a muchos.

Rousselot se dedica a la fabricación de gelatina extraída de cueros bovinos, que se procesan en piletones a cielo abierto, según denuncian los vecinos. El viernes 5 de junio, a las 5 de la tarde, en el Día Mundial del Medio Ambiente, un nutrido grupo de vecinos reclamaron frente a la fábrica, para que se termine “de una buena vez, esta tortura”, exclamó Lidia Fernández, una de las vecinas presentes.

La convocatoria, es continuidad de otra protesta que se había realizado el 29 de mayo.

Oscar Cragno, es otro de los vecinos damnificados, contó que viene haciendo denuncias desde 1997, y que en el 2003 “logró” que clausuraran la planta por dos días. Pero contó también que en un operativo que hizo “la gente de Medio Ambiente de la Provincia, no solo comprobó la gravedad de los olores si no que quedó alarmada por el tamaño de los gusanos” que salen de las alcantarillas donde la fábrica arroja sus desechos.
En tanto, en declaraciones al periódico La Hora de Hurlingham, Daniel Ponte, histórico Jefe de Planta de Rousselot afirmó: “Nosotros tomamos aquellas partes que la industria de la curtiembre no utiliza. Son recortes del cuero. Lo disolvemos y lo transformamos en gelatina. Trabajamos un promedio de 120 toneladas diarias, usamos un proceso alcalino o ácido, según la calidad de gelatina, son distintas. La industria de las golosinas usa gelatina ácida y la de los postres usa alcalina”.

Pero sobre el problema específico de los malos olores, Ponte le contó a Marcelo Cogan de La Hora de Hurlingham que: “Estamos trabajando en dos puntos principales: Primero la recepción de la materia prima, la misma viene en camiones, se descarga, ya en esta parte hay emanación de olores, naturalmente el cuero tiene olor, eso es inevitable. 120 toneladas acumuladas son una fuente de generación de olor. Antes, hace muchos años la recepción era al aire libre, hoy en día están en una nave que está cerrada y lo que estamos haciendo ahora es optimizar ese proceso de carga y descarga. Por ejemplo hay camiones que no pueden entrar por el tamaño que tienen, sin que tengan los portones de la nave abierta, mientras las puertas están abiertas, puede ser una fuente de generación de olor. Estamos viendo la posibilidad o de ampliar la nave para que incluya a la zona de recepción para que quede cubierto, o comprar equipamiento que nos permita desacoplar a estos camiones, llevar la mercadería hacia adentro y trabajar con los portones cerrados. Pensamos que eso no va a ayudar a mitigar o reducir el olor”.
Ponte dijo también que la empresa tiene “un plan maestro que sería a 5 años que consiste en la instalación de tanques de acero inoxidable que nos permitirá una vez cortado el material acumularlo ahí, la idea es hermetizar todo lo posible”.
Más allá de las declaraciones periodísticas, Cragno contó por ejemplo que Ponte le dijo los “olores no son contaminantes, son molestos, pero no es cierto, estamos enfermos, tenemos vecinos con problemas en la vista, otros con dolor de garganta, con náuseas y problemas alérgicos”.

Marta Aída Jofre, otra vecina sufrida, aseguró que también desde la empresa, plantearon un tema por demás polémico: “primero estuvimos nosotros, después vinieron ustedes” le dijeron, como si la antigüedad avalara la agresión a la calidad de vida de los vecinos.

José Rodríguez también planteó que los malos olores perjudican sobre manera al comercio loca “sobre todo a los que venden alimentos” señaló.

“Perjudican nuestra vida cotidiana”, se quejó Marta Jofre, “no tenemos libertad ni de comer en el patio de nuestras casas”.

“Hablamos con el intendente hace un par de meses, pero no tuvimos resultados”, comentó Cragno, al tiempo que reclamó “a los políticos, a los candidatos, a la Justicia, que se pongan a trabajar para los vecinos en esta tema”.

El día de la concentración, la empresa Rousselot pegó hojas con notas firmadas por Ponte, a lo largo de las rejas perimetrales de la planta, explicando las mejoras que estaba proyectando la empresa para solucionar el problema de los olores.

_DSC0103Cuando Rousselot era Stauffer

Que ningún distraído crea que la fábrica Rousselot tiene vinculación alguna con el ya fallecido ex intendente de Morón, Juan Carlos Rousselot.

Rousselot es una empresa de origen holandés nacida en 1891, que llega a Hurlingham a mediados de la década del 60, cuando se asocia a la fábrica Stauffer, una fábrica de gelatinas que se instala en 1942 en los terrenos de la familia Rossotti. Rousselot, era la empresa que proveía tecnología a Stauffer y tras la sociedad pasa a denominarse Stauffer Rousselot, convirtiéndose, años después en Stauffer Rioplatense. Más adelante Stauffer Químicos y Agroquímicos, luego Sanofi Bio-industrias Argentina, luego SKW Biosystems, hasta llegar la actual Rousselot.

Rousselot tiene su sede natal en Son en Breugel, una ciudad muy pequeña de los Países Bajos, pero también tiene sedes de producción en Gent en Bélgica, Angoulême y L’Isle-sur-la-Sorgue en Francia; Girona en España; Dubuque y Peabody, en Estados Unidos; Amparo y Presidente Epitacio en Brasil y otras cuatro ciudades chinas.

Se Desconoce si los habitantes de estas ciudades industriales padecen los malos olores que se sufren en Tesei.

Rousselot se promociona como una empresa que “ha adquirido una experiencia operativa y tecnológica sin igual con la gelatina. Cualesquiera que sean sus requerimientos en términos de materias primas, procesamiento, fuerza, viscosidad, tamaño de partícula, etc., Rousselot tiene la gelatina que necesita”, dice su página web.

Pensar una solución

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Por Enrique Octavio Mujica ||

El problema de los olores que emanan de la empresa Rousselot y que afecta a los vecinos de Villa Tesei, tiene que ver con ese dicho que sentencia: ¿quién nace primero, el huevo o la gallina?

Si bien la empresa se asentó cuando en esta zona sólo había pequeñas quintas y chacras y un ejido urbano mínimo por la década del ‘50, hoy esa realidad ya no existe. La población creció de una manera importante y lo que antes no afectaba (olores), hoy realmente complica la vida cotidiana. Problemas como los que genera Rousselot atraviesa a todos los municipios del segundo y tercer cordón del conurbano.

Soluciones posibles hay varias. La que gustaría a los vecinos sería la reubicación de la planta. Esta inversión importante, depende de la decisión empresaria, también el Estado Municipal puede forzar un traslado realizando una rezonificación. Una última alternativa es que la empresa instrumente un sistema que elimine los malos olores.

Lo que sí está claro es que a este conflicto entre vecinos y empresarios, le falta un tercer interlocutor que encuentre el equilibrio y es el Estado Municipal que hable y que medie para encontrar la solución a un tema complejo. La eliminación de los olores y la buena calidad de vida de los vecinos son prioritario, pero a su vez, el municipio no puede renunciar a tener industrias dentro de sus límites.

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