Laura Ros presenta su sorprendente viaje al interior de Joni Mitchell

Por Pedro Fernández Mouján.

La cantante, autora y guitarrista Laura Ros presentará hoy con un show en Bebop de Palermo su proyecto «Descubriendo a Joni Mitchell» en el que realiza un delicado trabajo de orfebrería para hacer sonar con voz propia y ajustadísimas versiones algo del mágico universo de la autora canadiense que impactó de lleno la escena del folk y el rock occidental desde su aparición a fines de los 60 y que dejó álbumes extraños y conmovedores como «Blue», «Court and Spark», Hejira» y «Mingus», entre otros.
En la presentación de este nuevo proyecto, del que ya dio a conocer una notable versión de «Woodstock», que se puede escuchar en plataformas, Ros tocará desde las 20 en el local de Uriarte 1658 junto a Federico Gil Solá en batería y percusión y Alito Spina en bajo.
Para conocer los modos como este trabajo de descubrimiento fue apareciendo, las complejidades y obstáculos que hubo que atravesar para hacer sonar músicas tan particulares y los desafíos que implica traer a Mitchell a escena desde geografías del Sur, Telam entrevistó a Laura Ros, autora de registros como «Del aire» (2005) «Buri» (2009), «Tres» (2013) y «Atar» (2016).

-¿Cuál fue el motivo de empezar a trabajar el repertorio de Joni Mitchell?
– Fue la maternidad lo que me conectó con la obra de Joni desde otro lugar, ya no sólo como oyente sino que me «convocó» como cantante. Teniendo a upa a mi bebé y escuchando sus discos, empecé a tararear arriba y me di cuenta de que esas melodías que parecían simples, eran, en realidad, muy complejas. Compuestas por alguien que tenía otras músicas en la cabeza y el cuerpo. Su poesía me atravesó desde otro ángulo. Había ahí algo que explorar y empecé. Cuando me quise dar cuenta, ya estaba buceando en las afinaciones de las guitarras, en toda la sonoridad que ella proponía desde ese lugar que es el mismísimo comienzo de la composición. Todo esto me envolvió y se convirtió en una necesidad. Como cantante y guitarrista sentí que tenía que abordar esa obra.

– Hablás de la cuestión de la afinación de la guitarra, también tiene un modo particular de tocarla y un modo particular de cantar que forman un todo, ¿cómo fue ese abordaje, qué desafíos te impuso y qué enseñanzas te va dejando?

– El abordaje fue muy complejo, porque Joni utilizó para componer más de 50 afinaciones de guitarra diferentes, la mayoría creadas por ella, y, básicamente con cada afinación tenés que ir aprendiendo nuevas posiciones para cada nota en la mano izquierda y acostumbrarte a que las tensiones armónicas que se producen son completamente diferentes. Sé que soy mucho mejor guitarrista después de atravesar todo eso. Y mejor cantante también, porque me metí a explorar mi soprano sin miedo y a darle lugar a los graves más profundos de los que soy capaz para abordar obras de sus distintas épocas, que son tan diferentes entre sí como ricas cada una en sí misma.

–  ¿Cómo te situás como intérprete de Joni Mitchell, en tu versión de «Woodstock» hay mucha fidelidad a su impronta y a la vez algo muy propio?
–  En el caso de «Woodstock» fue la primera vez, desde que abordé su repertorio, que me animé a hacer un arreglo de guitarra explorando desde una afinación alternativa que me parecía perfecta para esa canción. Ella la compuso en piano y al pasarla a guitarra quise emular eso, pero a la vez darle mi color. SI te fijás, hay un dejo de vidala en mi forma de tocar. Tengo el folk rock muy metido en la mano derecha, pero también tengo los ritmos folclóricos en la forma de pulsar las cuerdas y darles vibración. Ese toque «argentino» es casual, involuntario, pero está ahí. Y hasta donde me dice mi experiencia, lo involuntario en el arte siempre termina siendo lo más genuino.

–  ¿Cómo pensaste el trabajo de orquestación, el formato del grupo y su sonoridad y cómo fue el aporte del resto de los músicos?
–  La orquestación es particular para cada canción. Me estoy tomando la libertad de (en el caso del disco) llamar a las personas que creo que le pueden dar ese color de ellos mismos que es exactamente lo que la canción necesita.
En el caso de «Woodstock» yo necesitaba esos arreglos corales de Mavi. Sólo ella podía hacerlos así. Y para resolver lo que me estaba faltando en la zona de los graves, le hablé a Acho Estol (La Chicana) y él me mandó la idea del contrabajo que fue perfecta. Creo que siempre supe elegir bien a la gente con la que trabajo.
Para el show en vivo, además de los invitados, estoy tocando con Federico GIl Solá que en sí mismo pone una impronta muy fuerte, porque es su particularidad, lo que lo ha hecho ser quién es; y con Alito Spina que es un músico con una creatividad impresionante y muchas ganas de crecer como instrumentista, que siempre me sorprende con algo más. Federico es un poco el impulsor de esto. Yo no me animaba a sacarlo de casa. Él me empuja y además me llena de información, me hace escuchar cosas, leer. Es un melómano con corazón de maestro que siempre aporta desde la música y todo lo demás.

– ¿Podés contarnos cómo pensás el show de Bebop y si este material va a terminar en un álbum?
– El show es un espacio que convoca a través de la música y mucho más. El abordaje que hago de la obra desde la música a la poesía y cómo trato de comunicar eso al público genera unos momentos que son muy intensos. La gente suele sentirse muy movilizada. Me gusta rescatar pasajes de las letras, traducirlos y usarlos como disparador de una canción. Y eso la gente en los conciertos lo disfruta y agradece. Trato de incluir temas de todas sus etapas que son tan diferentes entre sí.
El álbum está grabándose mientras salen los simples. Estamos en la recta final. Para abril ya debería estar listo. Me tomo mi tiempo porque quiero que quede exactamente como lo deseo.
Además estoy haciendo un trabajo de traducción que decidimos subirlo a modo de Lyric Video de cada canción para que mucha gente hispano parlante pueda acercarse a esta obra pudiendo leer en tiempo real la traducción al castellano.

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