El desalojo del barrio 9 de Julio puede dejar en la calle a más de 500 personas

 

 

barrio libertad

 

El predio donde se ubica el barrio pertenecía a la Fábrica Opalinas Hurlingham. El dueño -que compró los terrenos en un remate- está apurado en desalojar. Los vecinos se quejan que el ex intendente Luis Acuña no los ayudó. «Todo lo contrario» dicen.

El Barrio 9 de Julio puede desaparecer y dejar a 175 familias sin vivienda. Hace más de 30 años en terrenos que pertenecían a la quebrada firma Opalinas Hurlingham se fue formando un barrio, que de precario pasó a humilde con casas de material, que fueron mejorando año a año.

El barrio, lindero al arroyo Morón, está en el predio ubicado entre las calles Sargento Casas, Sebastián Gaboto y Tte. Aviador Fernández; eran terrenos de la fábrica argentina de vidrios y revestimientos Opalinas Hurlingham. Tras la quiebra de la empresa, esos terrenos fueron a remate, aunque un síndico lo desaconsejó por el estado de ocupación de esas tierras. Los mismos vecinos tramitaron la compra de los terrenos, y esa transacción estuvo a punto de concretarse, pero a último momento todo volvió a estado de remate del predio.

Aunque la compra de un predio –ubicado en una zona marginal del distrito- ocupado por más de 150 familias, no parece ser un gran negocio, en noviembre de 2007 apareció un comprador, Marcelo Oscar Prietto, que adquirió los terrenos en 52.000 pesos.

En el 2012 llegaron las primeras notificaciones a los vecinos para que se vayan del barrio. Ahora la advertencia de desalojo se renovó con más fuerza.

En un informe elaborado por el portal de noticias Buenos Aires 2punto0, la periodista Silvana Varela entrevistó a Olga Duré, una vecina de la zona, que contó que »cuando quebró la empresa, nosotros fuimos con otros vecinos para que nos vendan los terrenos a nosotros. Nos dijeron que sí varias veces pero después no los vendieron porque faltaba la firma de uno de los dueños de la empresa».

En la misma nota, otra vecina, Yolanda Arriola, dijo que «el señor que compró el terreno sabía que esto estaba ocupado por muchas familias, más de 150 familias, más de 400 personas» y explicó todos los cambios que la subasta les trajo: «Teníamos luz con medidor y cuando se vendió el terreno vinieron de Edenor a levantar todo. Ahora en el invierno tenemos problemas, hay muchas familias sin luz».

Finalmente Carolina Cabral, también de la zona, señaló: «Yo hace 14 años que estoy en el barrio. Nunca nadie nos ayudó con el tema del desalojo. Estamos esperando a ver qué soluciones nos dan. No podemos hacer nada. Yo tengo el techo hecho pedazos pero no puedo invertir plata porque no sé qué pasará ahora».

Los vecinos aseguran que en su momento solicitaron la ayuda del entonces intendente Luis Acuña, fundamentalmente para que frene el remate. Nada de eso paso, y por el contrario los vecinos afirman que el martillero a cargo del remate había hablado con Verónica Pérez, secretaria de Acuña, y esta dio el visto bueno para que el remate se efectúe.  «El municipio quería que se rematara» exclaman los vecinos que ahora viven días con enorme incertidumbre sin saber que va a ser de ellos ni donde van a vivir.

 

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