El extenso proceso que le llevó a una mujer trans vecina de Hurlingham, lograr que su sobrino pueda vivir con ella

 

Por GABRIELA CHAMORRO

¿Quién no se emocionó leyendo la novela o viendo la película, basada en una historia real, Un largo camino a casa en la que tres hermanos separados al nacer logran después de mucho tiempo reencontrarse y vivir juntos?

Y es que los hechos, que suceden a diario son muchos dignos de llevarse a la pantalla grande, porque son historias de perseverancia, de amor, de sacrificios, de esperas, para conseguir algo tan simple como que personas que son familia puedan estar juntos.

Esta historia le tocó protagonizarla a Nicole Vázquez uruguaya pero radicada en Hurlingham cuando se enteró que un sobrino, de pocos meses estaba, en Uruguay judicializado porque sus padres lo habían abandonado. Era el hijo de su hermano y se llamaba Jefferson.

La justicia de ese país se contactó con ella para saber si el niño podía encontrar en su casa un hogar y ella, que está en pareja hace siete años con Daniel, no dudó un instante y comenzó a cruzar a Uruguay, una vez por mes para tener contacto con ese bebé al que tuvo que aprender a cambiarle pañales y a darle la mamadera. Pero el tiempo se extendió y tras visitas muy cortas, la justicia comenzó a dejar que el niño se quedara con ella un par de días y todo fluyó como cuando hay amor, en poco tiempo el vínculo se consolidó y ambos comenzaron a esperar ansiosos el resultado final de la justicia para que se pudiera volver a la Argentina, a Hurlingham a vivir con ella.

El primer escollo fue cuando luego de varios meses de viajar y verse y un pedido de pericia psicológica de Nicole, en 2014 la jueza Karen Ramos, del Juzgado de Primera Instancia de Séptimo Turno de Paysandú, le rechazó tajantemente el pedido de custodia provisoria.

Los argumentos legales no se entendían y quedaba muy evidente la decisión unipersonal y discriminatoria por la identidad de género de Nicole. Fue un momento duro para ella, fue un momento duro para los dos, era 22 de diciembre, se habían hecho ilusiones de pasar las fiestas juntos. “A mí me destruyó ese día. Durante la sentencia sentí su desprecio, la forma en que ella me miraba era muy despectiva, me hizo sentir muy mal todo el tiempo” dijo Nicole que pasó por un momento de quiebre pero con la ayuda del Ministerio Público Tutelar que depende del Poder Judicial de la Ciudad de Buenos Aires que la contuvo y la asesoró, además de acompañarla con un equipo interdisciplinario decidió seguir luchando por tener con ella a su sobrino, sobre todo para que los derechos del niño de vivir con un familiar, que son los que se tienen que respetar, no sean quebrantados.

Cruzando la orilla todos los meses, siempre con sus propios medios, consiguió también el abrazo de los integrantes del Colectivo LGBTH, de Diversidad Sexual “Manos Púrpura” de Paysandú con un activismo desde el acompañamiento y la lucha colectiva que incluyó luego de las apelaciones y una nueva instancia judicial, mucho tiempo después, una movilización multitudinaria a la puerta del Juzgado donde el destino de tía y sobrino se definía y que incluyó una pancarta y un flyer que decía “Vamos todes por esa tenencia”.

Ese 16 de octubre del año pasado, además se estaba discutiendo en Montevideo, en la Cámara de Senadores, la Ley Integral Trans. Allí una funcionaria utilizaba como bandera la historia de Nicole.

Como un dominó, al tiempo que la Jueza Jimena Haw le otorgaba por fin la tenencia diciéndole en medio de un abrazo que esto tendría que haberse resuelto mucho antes y que les deseaba buen viaje a la Argentina y felicidad, se aprobaba también en la Cámara la Ley Integral Trans.

Nicole salió con sus dos brazos ocupados. En uno tenía a upa a su sobrino, en la otra muy en alto, la bandera del orgullo que agitaba en forma de agradecimiento a todos los que la habían acompañado en esta cruzada.

Llantos, abrazos, risas, agradecimientos, enseñanzas todo confluyó en un momento colectivo pero no por eso íntimo de un grupo que sabe que toda la tenencia fue demorada por discriminación hacia la identidad de género pero, que no todas las personas ni los funcionarios son iguales y finalmente triunfó la sensatez.

 

CON LA ESPERANZA DE SER CUATRO

El viaje al país fue de felicidad plena. Casa, cuarto, juguetes, computadora, momentos compartidos, todo se fue sucediendo en forma natural sin seguir ningún manual, aprendiendo todos, día a día. Jefferson juega al fútbol con Daniel, es zurdo y le pega fuerte.

Por las noches Nicole le sigue cantando ese canción que los une desde la primera vez, “Duerme Negrito”, de Mercedes Sosa y cuando la familia se va afianzando aparece lo imprevisible, algo insólito la existencia de un hermano mayor de Jefferson del que nadie sabía nada.

A principios de febrero de este año Nicole, como hace cuatro años cruzó otra vez el charco, con su instinto maternal intacto, con el corazón abierto a un niño de 9 años que está también judicializado con la decisión de que él esté en Argentina con ella, su pareja y su hermano hasta que se solucionan los temas legales.

Los hermanos se conocieron, se abrazaron fue conmovedor, parecía que se conocían de toda la vida y no se habían visto ni una sola vez.

Nicole fue clara con el niño de 9 años, de quien no trascendió el nombre por motivos legales. Primero le preguntó si quería irse a vivir con ellos y luego cuando él le dijo que sí le dio un abrazo y le dijo que no se despedía porque se iban a volver a ver ya que iba a volver por él a buscarlo.

Sabe que la situación no es fácil. Este niño, a diferencia de Jefferson vivió con sus padres, sintió el abandono y por ser mayor los miedos son más hondos pero también sabe que si logró sentar historia siendo la primer transexual del país a quien le otorgaran la adopción de un niño, va a suceder lo mismo con el hermano sobre todo porque el Estado tiene que priorizar que los dos chicos estén juntos.

Nicole tiene 28 años ahora y además de conformar esta familia que siempre soñó siente que su historia le muestra a la sociedad que tienen derecho a amar y a luchar por sus derechos.

En su facebook posteó un texto que la identifica y que agradeció a todos los que la ayudaron y la ayudan hoy a construir su familia.

 

No soy ajena a la oscuridad

Escondete me dicen

No te queremos como estas

Ya aprendí mis cicatrices pena dan

Escapate me dicen

Porque así nadie te amará

Que me eliminen, no los dejaré

Tenemos un lugar, yo sé

Somos gloriosas

Con palabras duras me quieren herir

Las voy ya inundar y las voy a hundir

Fuerte soy con dolor

Porque soy quien debo ser

Así soy

Paren porque aquí voy

Si marchando voy a mi propio sol

Sin temor veanme no me voy a disculpar

Así soy

Una ronda más de balas viene a mi.

Disparen más, porque ya

Más penas no voy a permitir

Barricadas vamos a destruir

Hasta llegar al sol

Si es lo que soy

Así soy

 

 

 

 

 

 

 

 

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