Nair Amuedo buscaba a su hija Patricia Rossana Maddalena de Romero, a la que llamaban «Patola».
El 28 de agosto de 1976 a las 5 de la mañana Patricia fue secuestrada de su domicilio en Malaspina y Padre Torello en Villa Tesei y a su marido Juan Ramón Tato Romero lo mataron de un tiro en la nuca y lo dejaron en la casa. Los dos hijos de la pareja fueron entregados a los vecinos. La nena tenía 46 días, el nene tenía 2 años y 4 meses.
Nair fue a la comisaría de Tesei para averiguar por qué la casa estaba toda rota y su hija no estaba, le dijeron que había sido un operativo de las Fuerzas conjuntas y que tenía que ir al Ministerio del Interior.
Un año antes, su hermano Elios Amuedo también había sido secuestrado y asesinado y un mes después del secuestro, en septiembre de 1975 pudo recuperar sus restos.
«En el Ministerio del Interior no nos dieron nunca una buena respuesta. Entonces fui a la Liga por los Derechos del Hombre, que sabía por mi padre que era un lugar donde se podía ir. Allí me entero de que era mucha la gente secuestrada. Además de los asesinatos que ya sabíamos. Y que me aconsejaban hacer un hábeas corpus y la denuncia en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. Luego de seguir esos pasos, con mi marido empezamos a recorrer todas las guarniciones militares, las seccionales de policía. Todo lugar donde podían estar nuestros hijos. A todas las madres nos pasó lo mismo, la respuesta era hacer-nos esperar mucho tiempo, burlarse de nosotros y decirnos que ellos no tenían nada que ver», contó Nair que además de buscar a su hija se dedicó a criar a sus dos nietos pequeños, con quienes viajaba por diferentes provincias porque temía que se los quitaran.
Al poco tiempo se integró a Madres de Plaza de Mayo. «Me sumé a ellas y ahí empezamos a caminar. No a caminar todas juntas, a encontrarnos nada más. Así es que, después comenzó la marcha, de dos en dos porque, como todos saben, había estado de sitio y la policía nos decía que camináramos de dos en dos. Fue así como comenzó la marcha alrededor del monumento en la Plaza de Mayo. No justamente de la pirámide donde lo hacemos ahora, eso llegó después» y recordó: «¡Nosotras estábamos tan seguras de que nuestros hijos iban a volver! Jamás pensamos ni que el movimiento de Madres iba ser tan importante, ni que íbamos a estar tantos años en la lucha. Ninguna madre pensó que su hijo no iba a volver. Algunos volvieron. Pero no sabíamos todo lo que supimos después. Primero, no entendíamos que eran desaparecidos; después, empezamos a saber que eran torturados. Pero nunca nos imaginamos el horror que había sido».
Hace unos años en una entrevista Nair expresó: «Pudimos conseguir algo que no habíamos soñado como fue enjuiciar a los asesinos, cuando nos dimos cuenta que los nuestros, nuestros hijos ya no volvían, nuestras esperanzas estaban perdidas pero queríamos justicia y seguimos luchando por la justicia y por la memoria».
En una de las últimas veces que habló con la prensa, la mamá de Patricia «Patola» Maddalena afirmó: «Nosotras, las Madres, decimos que mientras podamos caminar seguiremos en la Plaza de Mayo. Y confiamos en los hijos y en toda la sociedad para que siga la ronda. Yo ya no estoy en la Plaza por mi hija, sino por los 30.000 desaparecidos».
Cuando Patricia fue secuestrada tenía 19 años. Se había casado a los 16 con Tato Romero, un obrero de 28 años. Los dos eran militantes del PRT-ERP.
Nair recordaba a su hija como una muchacha llena de amor y compromiso. «Ella era una nena que cuando estaba en el colegio, salía y se iba al hogar donde están los chicos en tránsito para ser dados en adopción. Entonces, ella iba a cuidarlos dos o tres veces por semana. Y tuvo que dejar de ir porque los chiquitos, cuando ella se iba, se ponían a llorar. Entonces, se conectó con gente de la Iglesia del barrio para ir al Don Orione a atender y a cuidar a los chiquitos minusválidos. Yo admiraba el coraje que tenía para cuidar a esos chiquitos. Así que Patricia desde muy chica ya tenía un fuerte compromiso social».
La noticia del deceso de Nair Amuero fue difundida por la cuenta de Twitter de H.I.J.O.S. Capital.
«¡Hasta siempre Nair Amuedo! Con tu lucha de pañuelo blanco como bandera. Nuestro abrazo inmenso a las Madres de Plaza de Mayo en esta despedida. ¡30.000 PRESENTES!», dice el posteo, y entre los muchos mensajes de tristes despedidas, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora sacó un comunicado en el que expresó: «Las Madres estamos golpeadas y casi sin saber cómo expresar nuestro dolor: anoche jueves 12 de noviembre ha fallecido nuestra querida compañera Nair Amuedo», y luego señalaron: «El COVID-19 le dio el golpe de gracia. Ha muerto en Córdoba. La luchadora incansable nos deja su gracia, su tesón, su manera de disfrutar la vida. Hasta siempre hermosa Nair, estarás siempre con nosotras».
NAIR AMUEDO Y LA PLAZA: “Nosotras al silencio lo combatimos los jueves en la Plaza. La Plaza nos salvó porque nosotros el dolor lo teníamos escondido. Yo digo que nosotros pusimos el cuerpo y escondimos el corazón. ¿Por qué? Porque no podíamos manifestar tanto dolor. Ni en tu casa ni con familiares o amistades. ¿Por qué amargarle la vida a los otros? Pero en la Plaza cada una sabía que el dolor de la otra era igual. Entonces nosotros podíamos hablar de nuestros hijos. Y contarnos unas a otras la lucha de ellos y dónde estaban y cómo eran. Esto que pasó en la Plaza ha servido como ejemplo para la lucha en otros países. Porque somos mujeres, porque somos madres, porque salimos de la casa y enfrentamos una lucha en un momento terrible. Eso nos sirvió a nosotros para seguir viviendo y para seguir aprendiendo. Porque hoy entendemos un poco de política, sabemos del dolor ajeno, sabemos de la lucha de otros países. Y estamos enteradas de muchas cosas».