Homenaje del INTA a los trabajadores desaparecidos

IMG_4613En INTA Castelar, se realizó un homenaje a las víctimas del terrorismo de Estado  por intermedio de la Comisión de Reparación Histórica de los trabajadores del INTA. Francisco Anglesio, vicepresidente a cargo de la presidencia, afirmó durante el encuentro que es esta una forma “de fortalecer la democracia en un marco de justicia y respeto”.

Anglesio destacó que “este homenaje tiene que ser signo de lo que vivimos y no queremos volver a repetir. La mejor manera de construir es desde el amor, nunca desde el odio. Más que nunca les recuerdo que todos somos y formamos el INTA; y por el bien de nuestra institución debemos luchar cada día”.

El acto también contó con la participación del director nacional, Eliseo Monti; Guido Prividera, de la Comisión de Reparación Histórica de los trabajadores del INTA; Mario Romero, secretario gremial de APINTA; Norma Mateo del gremio UPCN; y José Luis Perea de ATE.

Durante la última dictadura cívico-militar  (1976-1983), y  en  los dos años previos, más de 800 trabajadores del INTA estuvieron cesanteados. Muchos de ellos fueron, además, perseguidos, detenidos, torturados o asesinados. Al menos cinco trabajadores del  INTA Castelar fueron  desaparecidos. María José Rapela quien trabajó en la biblioteca del Instituto de Suelos, tenía 35 al ser secuestrada y un embarazo de cinco o seis meses; Marta Sierra que era investigadora en el grupo de Ecología, fue docente alfabetizadora, desapareció también a los 35 años el 30 de mayo de 1976; Carlos Alberto Costa quien trabajaba en el Instituto de Suelos y tenía 26 años cuando lo secuestraron el 13 de agosto de 1976; Miguel “Chufo” Villareal, investigador de la CNEA en el INTA, impulsó la agrupación Evita que fundó la primera escuela en Villa Udaondo, muere el 8 de julio de 1978 al ser interceptado camino a Capital Federal; y Gustavo Rodolfo Giombini, era técnico agrónomo también en el Instituto de Suelos, ejercía la militancia, a los 27 años lo secuestran el 11 de agosto de 1976.

En su discurso, Guido Prividera expresó que “revisar el pasado es clave para una mejor decisión de nuestro futuro” y agregó que “desde la comisión entendemos que la oligarquía sabía el peso que tenía el INTA por eso que entraron con tanques a este predio de Castelar a llevarse a nuestros técnico con compromiso gremial y social. Por suerte tenemos hechos que suman a las palabras como la inauguración de este monumento ideado por Osvaldo Espina, gerente de infraestructura del INTA, que superó nuestras expectativas”.

A su turno, Mario Romero, secretario de Apinta, recordó que “los compañeros que hoy homenajeamos fueron detenidos por buscar un país con justicia social. Más Justo. Por eso nosotros queremos saber quiénes fueron los responsables de hacer las listas que posibilitaron secuestrar a nuestros compañeros”.

Por su parte, Norma Mateo de UPCN destacó que el homenaje “es un orgullo para todos, es un reconocimiento ya que este lugar es muy emblemático. Como escribió Mario Benedetti en su poema Desaparecidos: ‘Están en algún sitio, allá en el Sur del alma’”:

José Luis Perea de ATE indicó que “el mejor homenaje es luchar y seguir luchando por el bienestar de los trabajadores. Por eso brindo mi reconocimiento a este acto que contiene pluralidad de voces”.

Durante el homenaje, también se leyeron algunas adhesiones como las del premio Noble de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, Víctor Heredia, León Gieco, autoridades del CIPAF junto a diferentes actores políticos, en el caso de Hurlingham por los concejales del Frente para la Victoria Adrian Eslaiman y Víctor Oviedo.

A modo de homenaje se realizó la presentación de una escultura. El monumento se erige en el sitio denominado “El cruce”, en diagonal al laboratorio de Suelos donde  existen especies arbóreas que sirven de marco escenográfico natural a la obra.

La obra, posee un basamento, con dos desniveles. Se elevan dos paredes hasta una altura de 2,10 metros. En el paño de la izquierda sobresale a 10 centímetros del filo de la pared, una chapa oxidada perforada con la silueta de una persona. En dicha pared se revistió con un paño espejado rajado en distintas partes. En la pared del sector derecho se colocó una placa de bronce de 45 x 35 centímetros Donde se puede leer  el nombre de los trabajadores del INTA desaparecidos.  El resto de las superficies se aplicó un revoque plástico texturado tipo Tarquini.

Espina, el creador de la obra, explicó en detalle que la idea surgió en una conversación informal con autoridades y delegados de los gremios y “por suerte les gustó mucho la propuesta”.

“La idea conceptual de la obra se basa en tres premisas: la chapa perforado posee un proceso de oxidación que representa el paso del tiempo; el trasforo de la chapa simboliza a los desaparecidos; y  el espejo partido representa a la memoria que al estar fraccionado se obtienen distintas visiones”, puntualizó por último.

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