Mara y Beto, los padres de Máximo Escalada: «Nos cuesta levantarnos, nos cuesta acostarnos, nos cuesta no verlo a él»

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Por Rody Rodríguez.

Beto Escalada y su mujer Mara entrelazan sus manos con fuerza. En ese contacto buscan encontrar un antídoto para el dolor y una pócima que les dé energía para seguir adelante. Es imposible tratar de entender cómo están aún en pie después de la muerte de su pequeño Máximo pero a su vez es muy fácil hermanarse con su dolor. Todos los vecinos de Barrio Mitre, de todo Hurlingham, están con ellos: en la misa, con cartas, con dibujitos de los más chicos, con llamadas, con una presencia que a ellos les hace bien, que a ellos los acaricia.

La vida les cambió desde el martes de la semana pasada cuando, cuando su hijo fue atropellado por el vecino de al lado, Maximiliano Nicolás Hermosilla de 18 años. No tenía registro y estaba borracho.

“Nosotros ese día martes empezamos un camino en el que falta él”- dice Beto. “Nos cuesta levantarnos, nos cuesta acostarnos, nos cuesta no verlo a él”, resume con angustia.

La fuerza que les queda, después de semejante tragedia, está orientada a la necesidad de que se haga justicia. “Por ahora se están haciendo las cosas bien. El fiscal puso ‘homicidio simple’ en la carátula y el juez no la modificó y eso nos da un poco de tranquilidad para llegar al juicio y que él pague lo que tenga que pagar por el asesinato de mi hijo, porque él lo asesinó”, remarca.

El fiscal interviniente, Alejandro Jons y el Juez de Garantías de Morón Alfredo Meade, -los dos magistrados que también intervienen en la causa de la “picada de Haedo”- caratularon la causa como Homicidio Simple, que implica una pena de 8 a 25 años de prisión para los hechos irresponsables que suceden sobre ruedas.

“Lo Civil no nos interesa, queremos enfocarnos en la parte Penal” aclara Beto. Y Mara agrega con un dejo de voz¨: “Estaba en la vereda y él lo mató”.

Conscientes de que cuando la noticia desaparece de los medios, la Justicia se hace más lenta ambos están dispuestos a no dejar de hablar, de reclamar, a acudir a marchas, a visibilizarse, a que los medios no se olviden de lo que pasó. “El juez tiene que dar el ejemplo y condenarlo y que cumpla los años que tiene que cumplir, que cumpla la pena efectiva”, exige Beto.

Con la premisa de que «no haya más casos como el de Máximo» y que los chicos tengan la libertad de seguir jugando en la vereda se resignan a que la historia de su hijo sea un triste “ejemplo” para que esto no vuelva a ocurrir.

Mara y Beto no pueden hablar de Maximiliano Hermosilla por su nombre, se refieren a él como “el asesino” a pesar de que lo vieron nacer, de que Beto le dio trabajo en más de una ocasión, incluso, la semana anterior a la muerte de Máximo. Y a la pérdida se suma la indignación por la conducta del padre. “Al asesino yo lo vi nacer. El padre es otro asesino para mí porque darle la llave del auto al hijo es como darle el arma cargada y decirle que salga a hacer lo que quiera”, sostiene Beto.

Es que, a horas del hecho, el padre de Hermosilla hizo declaraciones a los medios asegurando que él lo había entregado a la policía y que no le había prestado el auto, sino que su hijo se lo había robado sin su consentimiento. Mara aclara la situación. “Eso es mentira. Mucha gente del barrio sabe que no era la primera vez, era algo cotidiano que le diera la llave para que saliera a dar vueltitas por el barrio. No se lo robó. Porque si a vos tu hijo te roba el auto, te lo va a robar una, dos veces, no siempre. Que él le entregó la llave estamos seguros porque más de una persona lo vio y nosotros lo sabemos porque vivimos al lado”. Y Beto agrega en forma categórica: “Al asesino era constante verlo drogado o borracho”.

Tampoco es cierto que el padre lo entregó a la policía. El conductor fugó del lugar e intentó esconderse en el Cementerio Parque pero fue reducido por los vecinos que lo entregaron a la policía.

No es fácil convivir en el mismo barrio, con quien selló el destino de esta familia y Beto sigue esperando una señal del padre del conductor. “No se acercó, yo esperaba que fuera un poco más hombre, un poco de hombría caminar esos 15 metros que nos separan, por más que la respuesta mía fuera negativa .Esperaba que agache la cabeza que tenga un poco de humildad, de dignidad. Todo lo que dijo es mentira, salió a cubrirse”, dice con tristeza.

Las fotos de Máximo se suceden en el Facebook que se creó para insistir en el pedido de Justicia: TODOS POR MÁXIMO PEPE., un video de él pateando con una pelota a lo largo de una vereda muestra su cara sonriente, sus ganas de vivir. “Queríamos que crezca, tenía un futuro para dar si vos lo ves, era feliz”, dice el padre y la madre agrega “Mi hijo era un ser maravilloso, un ser hermoso rodeado de amor de cariño” y así espontáneamente, surge el recuerdo “Cuando le preguntaban cómo se llamaba él decía ‘Pepe’ y aunque le decíamos que no, él insistía en ese nombre, Le gustaba llamarse Pepe”- y asoma una leve sonrisa entre las lágrimas de Mara. Mientras Beto recuerda que, como era muy chiquito para que no se lastimara cuando subía y bajaba de la cama, todos tiraban los colchones al piso para que a él no le pasara nada.

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Una familia atravesada por el dolor, pero con el eje puesto en la Justicia. No es mucho pedir, solo lo que corresponde y Beto recalca, “nosotros a la muerte de nuestro hijo la llevamos acá (y señala el corazón de él y de su mujer) queremos que el juez y los que decidan qué hacer con el asesino la lleven en su espalda.” (Entrevista realizada en el programa de tv Hurlingham al Dia).

 

JUSTICIA PARA MAXI.

Fue el martes 4 de octubre, poco antes de las 6 de la tarde, cuando Maximiliano Nicolás Hermosilla de 18 años, con el auto a su padre, –un Chevrolet Corsa–, subió a la vereda de Alvarez Prado al 4300 en Barrio Mitre y atropelló y mató a Máximo Escalada de poco menos de 2 años. El joven que condujo sin registro y alcoholizado, vive al lado de la pequeña víctima.

De acuerdo con el relato de los testigos, el joven chocó tres veces y, en la equina de Álvarez Prado y Lángara, ya con el vehículo totalmente fuera de control, se subió a la vereda y atropelló a un chiquito que jugaba en la vereda. Máximo fue embestido y arrastrado varios metros hacia el portón de su vivienda, donde funciona un kiosco y un almacén. Tras el accidente, el pequeño Máximo fue trasladado con graves heridas al Hospital Posadas, donde en horas de la madrugada murió. En tanto, Maximiliano Hermosillo intentó escapar, pero fue retenido por los vecinos hasta que llegó la Policía.

Interviene en la causa el mismo fiscal y el mismo juez que, desde hace meses intervienen en el resonado caso de la «Picada de Haedo» Alejandro Jons y Alfredo Meade, quien la caratuló como «Homicidio simple».

El viernes pasado, familiares, amigos y una gran cantidad de vecinos pidiendo justicia se acercaron a la casa de Beto y Mara, los papás de Maxi donde se realizó una misa.

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