Por Gabriela Chamorro.
Navila Garay, Laura Brisa López, Cecilia Burgadt, Vanesa Caro, Luciana Frías aprendieron de muy chicas a escribir con el lápiz apretado y letra prolija su nombre en mayúsculas.
Así, en mayúsculas, los leímos estos últimos días una y otra vez, y junto a ellos el detalle de sus asesinatos.
En Chascomús a Navila la mataron a mazazos y la enterraron en el fondo de una quinta, a Laura, en Neuquén a quien todos llamaban Cielo la asesinaron, descuartizaron y tiraron sus restos en el río Limay, Cecilia fue atacada a golpes por su ex pareja en Santa Fe y Vanesa, se dejó ir luego de agonizar durante seis meses, después que su esposo la prendiera fuego delante de sus hijos en Lomas de Zamora. Tan solo unos días después Luciana Frías madre de un bebé de cinco meses fue asesinada de un disparo, a su hermano también lo balearon en Tucumán, en la misma provincia María Alejandra Coronel fue apuñalada, dejó dos hijos chiquitos y María Paz, fue estrangulada y golpeada hasta morir en Santa Fe.
Hubo un momento en los 15 años de Navila, los 17 de María Paz, los 18 de Cielo y Luciana, los 25 de María Alejandra, los 42 de Cecilia, Lo 38 de Vanesa donde sus mayúsculas se desdibujaron, pasaron a ser minúsculas, pequeñas, invisibles, humilladas, silenciadas por la violencia machista.
La cifra de femicidios ocurridos que aporta el Observatorio de las Violencias de Género “Ahora Que Sí Nos Ven” trepó a 239 y el hastagh #NiUnaMenos en redes sociales se mantuvo como principal tendencia por días.
Referentes políticas, sindicales, representantes de distintos colectivos dieron sus diagnósticos sobre la nueva oleada de femicidios y apuntaron sobre todo al Estado por la subejecución de partidas destinados a estos tema, la ESI no implementada, los mecanismos judiciales que fallan, la falta de registros únicos, confiables y entre otras graves falencias, una inversión en el área, que en el 2019 equivale al valor de cuatro o cinco caramelos por mujer para frenar los femicidios: 11 pesos por año que no alcanzan a endulzar a ninguna mujer que está siendo golpeada hasta morir.
La situación no mejora con vistas al 2020 ya que el presupuesto enviado por el Poder Ejecutivo asigna el 0,0067 por ciento del total del presupuesto nacional, tan solo $19,82 pesos por mujer para llevar adelante las políticas previstas en la Ley 26.485 (de Prevención y Erradicación de la Violencia hacia las Mujeres) Si tenemos en cuenta la inflación apenas alcanzarán el año que viene un par de caramelos por mujer.
Las críticas estos últimos días llegaron también a los periodistas y a los medios por banalizar los temas llevarlos al amarillismo y poner el foco en la víctima y su conducta y no en el asesino y la matriz principal: la opresión machista hacia la mujer y las disidencias. Rita Segato en el cierre de una Conferencia en Neuquén había dicho hacía apenas unos días “Los femicidios se repiten porque se muestran como un espectáculo”. Sin duda éste será un desafío para reflexionar entre las profesionales el próximo 34º Encuentro de Mujeres a realizarse en La Plata, a partir del 12 de octubre.
Alejandra Valdés Barrientos, de la división de Asuntos de Género de la CEPAL resalta, en distintas conferencias por la región la gran cantidad de consensos en Latinoamérica para abordar la problemática de violencia contra la mujer, el avance en la medición e indicadores y la calidad de la información que se maneja, el hecho de que al menos 16 países de la Patria Grande hayan aprobado leyes o reformas a sus códigos para tipificar el femicidio o feminicidio, pero es tajante en un diagnóstico “La agenda que se construye en esta temática se hace a contracorriente con una visión dominante en la forma de hacer política en los países de la región”
En Plottier, Neuquén, las calles están repletas de mujeres con carteles pidiendo justicia por Cielo, uno, más alto resalta entre todos. El soporte largo en el que está el estandarte termina en las manos de una niña que no tiene más de ocho años, por el trazo se nota que lo escribió ella, las luces de las antorchas iluminan el texto que en letras mayúsculas implora “DEJEN DE MATARNOS”