¿Por qué un Consejo de Cultura?

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Por Jorge Pagés.

La Red de Organizaciones Culturales de Hurlingham acaba de presentar en el Concejo Deliberante un proyecto de Ordenanza para la creación de un Consejo de Cultura en Hurlingham. Pero ¿Por qué un Consejo de Cultura? ¿Cuál es su importancia?

Para poder responder esas preguntas, según los autores del proyecto, es necesario definir primero qué entendemos por Cultura, ya que este término, que se suele asociar de manera restringida a las artes, las letras o el espectáculo, abarca en realidad en su acepción más amplia «los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias» (UNESCO, 1984), es decir los sentidos que le damos a nuestro modo de vivir en comunidad. Vivimos inmersos en una cultura que construimos cotidianamente y somos a la vez construidos y modelados por ella.

CULTURA Y DESARROLLO LOCAL

Enfocada desde este punto de vista la cultura adquiere su real significación y se comprende además su relevancia para la concepción y planificación de las políticas locales, muchas de las cuales suelen terminan fracasando por ignorar lo que se ha dado en llamar «dimensión cultural del desarrollo».

Hasta hace algunos años solo tres factores eran considerados como pilares del desarrollo sostenible: el crecimiento económico, la inclusión social y el equilibro medioambiental. Pero se comprobó que los mismos resultaban insuficientes a la hora de desarrollar políticas públicas, si no se contemplaba al mismo tiempo la dimensión cultural de la vida social. La cultura se convirtió así en el cuarto pilar, ante la certidumbre de que el desarrollo no se genera en el vacío sino que está determinado por las concepciones y valores culturales del contexto social, es decir que la cultura atraviesa transversalmente a los otros tres pilares sobre los que se sustentan las posibilidades de desarrollo.

Esta nueva concepción obliga a asumir a la cultura y su transversalidad con respecto a los planes y programas de las distintas áreas de gobierno (sociales, económicos, productivos, laborales, de desarrollo local, de género, de derechos humanos, etc.), como uno de los ejes fundamentales del desarrollo local.

LA CULTURA COMO DERECHO HUMANO

Una segunda cuestión a tener en cuenta a partir de este enfoque, es el de los derechos culturales de la población y su relación con los derechos sociales, políticos y económicos.

A partir del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la UNESCO -vigente desde enero de 1976-, los Derechos Culturales pasaron a ser reconocidos como parte integrante de los Derechos Humanos, que como tales son universales, indivisibles e interdependientes. El pleno ejercicio de los Derechos Culturales sólo es posible entonces, desde esta perspectiva, en un ambiente que dignifique a la persona humana, es decir que se encuentra íntimamente ligado a la tarea de construcción de una sociedad más equitativa, inclusiva, participativa e igualitaria, respetuosa de la diversidad y del cuidado de los bienes comunes.

Es preciso por lo tanto que se comience a concebir a la cultura como lo que realmente es: un proceso social en el cual se encuentran involucrados derechos esenciales de la población.

Dentro de esta concepción de la cultura como un ámbito de ampliación de derechos ciudadanos, es necesario que las políticas culturales del municipio empiecen a ser concebidas como procesos de construcción social, diseñados y puestos en marcha de manera participativa con la

intervención del estado, las instituciones sociales y la comunidad organizada, y se habiliten canales de participación que permitan que los sectores menos favorecidos puedan, no solo expresarse, sino además intervenir en la vida política e institucional, en igualdad de condiciones con el resto de la sociedad.

HACIA UNA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA

Los procesos participativos mejoran la relación entre los gobiernos y la sociedad civil, estimulan el diálogo y la tolerancia y contribuyen a construir y a fortificar los lazos comunitarios. Favorecen los protagonismos locales, aumentando su incidencia política, y ayudan a la preservación de la diversidad y a la construcción de la interculturalidad.

La creación desde el estado de ámbitos de participación y de intercambio con la sociedad trasciende la democracia meramente representativa, enriqueciéndola. Contribuye además al empoderamiento creativo de los grupos y expresiones culturales locales y a crear una ciudadanía activa y consciente de sus derechos (ver recuadro «10 razones»).

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Para que la participación sea amplia y efectiva, la Red impulsa un consejo de tipo asambleario, donde todo el que se anota en el Registro Municipal de Cultura –que será creado a tal efecto- puede ser Consejero y participar activamente en el proceso de definición, implementación y seguimiento de las políticas municipales de Cultura. Así concebido, el Consejo es realmente un espacio democrático y horizontal, donde los distintos estamentos que integran la sociedad civil y los distintos sectores de la cultura se expresan de manera directa y no a través de representantes.

10 MOTIVOS POR LOS CUALES LA CREACIÓN DE UN CONSEJO LOCAL DE CULTURA AYUDA A MEJORAR

LA DEMOCRACIA

1) Es un espacio compartido de decisión entre el gobierno y la comunidad que fortalece el sistema democrático.

2) Es un ámbito de participación que no se limita a escuchar qué proponen los vecinos, sino que los incorpora como sujetos activos al proceso de definición de las políticas culturales.

3) Promueve la construcción colectiva de las mismas en un diálogo permanente con el entorno.

4) Democratiza la toma de decisiones, impidiendo o dificultando seriamente el ejercicio arbitrario del poder.

5) Institucionaliza la participación, que deja de depender de las buenas o malas intenciones de un funcionario o una administración en particular, colocándola a resguardo de los vaivenes políticos.

6) Al ser instituido por Ordenanza fija un nuevo piso de derechos adquiridos.

7) Crea una ciudadanía activa y solidaria.

8) Genera vínculos entre los vecinos, contribuyendo a fortalecer el tejido social.

9) Promueve el control de los actos de gobierno.

10) Mejora la asignación de recursos y la transparencia.

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