Silvio Ferrer: «Hay muchos trastornos de pánico y comienza a haber tristeza y depresión»

Por Rody Rodríguez y Gabriela Chamorro

Silvio Ferrer es psicólogo y está a cargo del área de Salud Mental del Hospital Nacional Alejandro Posadas de Haedo, antes ocupó un cargo similar en la secretaría de salud de la Municipalidad de Hurlingham, ciudad de la que es vecino. Ya antes de la crisis sanitaria provocada por coronavirus, el Hospital Posadas atendía un promedio de un millón de pacientes por año. La institución que desde principios de año conduce Alberto Maceira, contiene a 5.200 trabajadores. Es el centro de salud más grande del país.

 

-El área de salud mental del Posadas viene aplicando un programa denominado Botón Rojo, ¿de qué se trata?

-El programa que se llama Botón Rojo es del Ministerio de Salud de Nación y lo podemos visualizar como un semáforo, con luces en rojo, amarillo y verde. El rojo está conectado las 24 horas con la guardia del hospital de salud mental, la unidad de terapia intensiva, con la guardia por si hay un incidente crítico en la guardia o en la terapia; el botón amarillo es para todos los trabajadores del hospital, trabajen en el sector que trabajen y pueden atenderse por consultorio externo, tanto en psicología como en psiquiatría, que no sea urgencias, que pueden esperar por lo menos un día a que se le dé un turno; y después tenemos el botón verde que es particularmente el que más me gusta, que es un dispositivo donde nosotros vamos a los sectores de trabajo de los compañeros, sea enfermería, limpieza, seguridad, sea del staff médico y es grupal, grupal respetando la distancia obviamente, no más de 5 personas y donde se habla sobre el malestar que ha provocado la cuarentena y lo que significa trabajar en un lugar donde hay muchísimos casos de coronavirus, o sea no se habla de la patología individual de cada uno sino sobre el temor general que produce la pandemia.

-¿Cuáles son las luces que más se encienden?

-El amarillo y el verde. El amarillo tiene la particularidad de lo individual… porque la gente siente vergüenza de sentir miedos, el trabajador siente no solamente temor sino también a veces siente vergüenza.

-¿Hay diferencias en los géneros en esto de pedir ayuda?

-Se da más en las mujeres, mucho más que en los hombres, no por que tengan más miedos sino por valientes.

-Al hombre le debe costar más reconocerlo.

-Si, por machismo, por la cultura de aguantársela. Y las mujeres no sola-mente consultan, sino que vienen para saber si les va a servir y una vez que les gusta el dispositivo después son transmisoras, son generadoras, le cuentan a un compañero «sabés que fui a Psicología y hay gente que te escucha, que te ayuda, que te hace pensar».

-Se suma además la característica, de que más allá de la pandemia, en el Posadas siempre se vivieron momentos críticos.

-Siempre vivió momentos críticos, inclusive hasta en la época de la dictadura dentro del hospital.

-Claro, hasta hubo un centro clandestino de detención.

-Si, el tristemente famoso «chalecito». Y el antecedente tremendo de que en nuestro hospital tengamos 11 trabajadores desaparecidos.

-Y volviendo a este presente, el hospital sufre ahora la pérdida de trabajadores que han fallecido por COVID-19 y supongo que en ese caso se ha encendido mucho el amarillo. ¿Cómo viven el duelo te-niendo que seguir trabajando, con-viviendo con el virus?

-Mirá, el otro día se hizo un homenaje a esos trabajadores en la puerta del hospital; fue una cosa que muy emotiva hasta las lágrimas, se dijeron unas palabras y se largaron globos negros al aire, fueron 10 minutos, un alto en el camino a las 11 de la mañana, y muy emotivo porque las balas pican cerca y sí, se enciende el amarillo y también se encienden las licencias, porque hay gente que se enferma y hay gente que entra en pánico, tiene miedo de contagiar a sus familiares, por eso este dispositivo que nosotros hacemos nos parece muy bueno en el sentido que alentamos a que puedan seguir trabajando mientras hacen un tratamiento, porque si no el miedo los paraliza.

-Debe haber situaciones de mucho estrés.

-Si, pero el estrés fue aflojando desde el comienzo hasta ahora. Siempre hubo momentos críticos. En el inicio porque era desconocido, hasta que llegaron los elementos de protección personal, y hoy porque el hospital comienza a estar lleno y porque empezamos a sufrir los fallecidos, entonces son distintos momentos, pero debo reconocer que hoy lo asumimos de otra manera.

Además estamos trabajando mucho en lo que es el afrontamiento, el apoyar a las personas, ahora estamos hablan-do de los trabajadores del hospital, pero también tenemos equipos en donde, por ejemplo, hay que hacer seguimiento de los que están haciendo cuarentena, de los que están esperando pasar los 14 días y que por ahí no están en un hospital, están en un centro de aislamiento o están en la casa, y ahí también hay que hacer seguimiento, hay que hacer seguimiento a los profesionales que atienden directamente COVID, hay varios grupos que hoy estamos escuchando, conteniendo, tratando de que la angustia se les afloje un poco y puedan ponerle palabras a eso y poder trabajar al otro día.

-Y pensar que hace unos meses, cuando comenzó todo este tema, había quienes cuestionaban las medidas preventivas que se tomaban, las calificaban de exageradas, y ahora estamos viviendo una situación extrema, sin precedentes.

-Sí, se recuerda la gripe A, yo tengo 53 años, así que a mí me tocó trabajar en el Hospital Mercante de José C. Paz y también tuvimos temores, pero yo no recuerdo otra como esta, esta es brava, pero te aseguro que yo hoy me siento más seguro en el hospital que en la calle, me siento más seguro en el hospital que cuando voy a comprar, porque… somos más conscientes, tenemos elementos de protección personal, hay respeto por el otro, hay cuidado entre los compañeros, en el Hospital Posadas en ese sentido es maravilloso el cuidado hacia los trabajadores.

-Y como psicólogo ¿cuál es tu mirada respecto al impacto que provoca este nuevo modo de vida?

-Por supuesto que nos afecta a todos, nos atraviesa a todos, y una cosa eran los primeros 30 días, cuando comenzó la cuarentena y por ahí en las notas que hacíamos recomendábamos mantener las rutinas, diferenciar lunes a viernes del fin de semana, hacer actividad física, distraerse, hablábamos de la importancia de seleccionar las noticias, que si te vas a informar sea una noticia oficial y no un amarillismo que te complica la cabeza. Ahora el tema es a más de 150 días, ya esas sugerencias quedan cortas, entonces hay mucha crisis de ansiedad, hay muchos trastornos de pánico, y comienza a haber tristezas o depresión. Yo creo que cada uno viene con una estructura antes de la pandemia, un carácter, y también según sus condiciones de vida, (sociales y económicas) la pandemia lo afecta de diferentes maneras. No se puede generalizar, pero que hay que tener en cuenta el aspecto de la salud mental porque hay que convivir con el virus, hasta tanto no esté la vacuna… hay que convivir con esto y no es hasta la semana que viene, acá hay un tiempo largo en el que hay que convivir y hay que tomar conciencia de los cuida-dos, del distanciamiento social, aunque duele ver que uno se cuida tanto o protege tanto a los pacientes y después hay lugares donde se produce un descuido total.

-Al principio de la charla hablábamos del miedo, de los que no se animan a manifestarlo, pero tal vez estén los que no saben a qué temer-le más, si a la enfermedad, al contagio o al no saber que futuro tenemos, el miedo a la incertidumbre. 

-Si. Claro, aprendimos a trabajar lo del estrés postraumático, que es ese estrés después que sucede el trauma, que puede ser un robo, un accidente, la guerra, pero es algo que terminó, que culminó, donde el sujeto puede hacer un duelo. Hoy con esto que vos llamás muy bien incertidumbre, no hay duelo porque no sabemos cuándo termina, qué va a pasar de acá hasta que termine. Y aparece el miedo a perder el trabajo, está el miedo a fundirte… en los trabajadores de la salud por ejemplo está el miedo a llegar a la casa y contagiar a los hijos, hay mucha gente que se ha mudado, aquellos que tienen la posibilidad se fueron a vivir para no contagiar a su familia.

-Y a propósito de la familia, seguro no son pocos los vínculos que se han afectado.

-Claramente. Hay separaciones en pandemia pero que continúan bajo el mismo techo, están quienes buscan espacios propios o momentos propios del día, pero claramente la pandemia afectó muchos vínculos, porque no es lo mismo salir a trabajar, juntarte con tus amigos, ir a jugar al fútbol o a lo que te guste hacer y volver a la tarde a tu casa, o sea… siempre yo digo que cada uno tiene un marco, como un marco de un cuadro, que contiene a la angustia y eso -traducido en palabras sencillas- es la rutina de cada uno, el trabajo, los amigos, la sociabilización, hoy esa rutina se rompió.

-Tal vez una de las consecuencias más graves puede ser el recrudecimiento de los casos de violencia de género…

-Sí, lamentablemente si, y si no es mucho peor es por el trabajo que muchos municipios hacen en cuestiones de género, por ejemplo en Hurlingham, con la tarea que hace la Casa de la Mujer, con las políticas de prevención, ahora también es cierto que al estar encerradas hasta cuesta más comunicarse con algún lugar que te brinde una ayuda.

-Y con respecto a los más chicos. ¿Cómo impacta el aislamiento, el clima de pandemia?

– Un famoso neurólogo que sale en la tele divulgaba una encuesta -que no sé si es verdad- que dice que 8 de cada 10 adolescentes están deprimidos. Me parece que hay que preguntarles a los chicos cómo están. Los que tienen la posibilidad y los instrumentos están conectados en la red, están conectados con sus amigos a través de los teléfonos y de la computadora, y eso hoy es algo natural, no hay que exagerar el aburrimiento o el encierro de los chicos, hay que preguntarles a ellos cómo están.

-A veces es más difícil para los padres.

-Es que ahora hay muchos padres que están todo el día en la casa o la madre y los ven y de algún modo la pandemia viene a poner blanco sobre negro lo que estábamos viviendo, lo que se escondía, lo que se ponía abajo de la alfombra, lo que mirábamos para otro lado.

-Por último, en general, ¿qué consejos das para poder seguir transitando estos tiempos?

-Además de lo básico, que tiene que ver con lo sanitario, que es la importancia de la higiene, lavarse las manos, el distanciamiento social y usar el tapa-bocas, esas cosas esenciales y muy importantes, como psicólogo te diría, siempre teniendo en cuenta la situación económica de cada uno, el tema de conectarte con algo de la creatividad propia, con algo que se te ocurra hacer, con algo que tengas ganas de hacer, que por ahí hacías y dejaste de hacer o podés empezar a hacer ahora, desde un emprendimiento hasta leer un libro, o hasta cocinar.

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