Tres corazones que laten fuerte cerca de su mamá

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La historia de las trillizas que nunca fueron abandonadas.

Por GABRIELA CHAMORRO.

En medio de una sociedad a la que le resulta cada vez más fácil juzgar y muy difícil ponerse en el lugar del otro, las trillizas que estaban internadas en San Justo y que habían nacido en Hurlingham se encuentran junto a su mamá viviendo en un Hogar de Tránsito.

 

Como muchas historias de vida la situación de las trillizas que supuestamente habían sido abandonadas por su mamá, es mucho más compleja de lo que fue «resumida» en los medios.  Hace unos días se dio a conocer la existencia de tres bebas en un hospital y una lista interminable de «posibles adoptantes» para hacerse cargo de su crianza.

En realidad Kiara, Ángeles y Milagros -cuyos nombres fueron elegidos por su mamá Mariela, a la que algunos acusaban de haberlas abandonado- no estuvieron nunca en situación de ser adoptadas por lo que también se jugó, injustamente con muchos padres que sueñan con tener la posibilidad de criar bebés ya que están imposibilitados de tenerlos por sus propios medios.

Las niñas recibieron durante tres meses cuidados especiales en el Policlínico de San Justo donde habían ingresado hacía tres meses con un peso muy bajo por su condición de «prematuras». Con apenas 600 gramos necesitaron de asistencia respiratoria y gracias al profesionalismo de los médicos y al cuidado de las enfermeras, fueron dadas de alta, días atrás en perfecto estado de salud y con más de 2,500 cada una.

La confusión que se creó en torno a ellas respecto de un supuesto estado de «abandono» fue porque su mamá las fue a visitar a la clínica en tres oportunidades. Rápidos de reflejos para la crítica y la condena fácil supusieron que a ella no le importaba sus hijas y se viralizó la historia de las «trillizas abandonadas en San Justo» lo que movilizó a muchas parejas al lugar con el fin de hacerse cargo de ellas.

Pocos medios se preocuparon en la historia de su mamá, que al momento de darlas a luz no sabía que eran tres, ya que no tuvo un seguimiento en su embarazo. Su vida no ha sido fácil hasta el momento y lleva como mochila una historia desgarradora ya que es víctima de violencia de género hace muchos años.

Cuando nacieron, hace tres meses, pesaban apenas 600 gramos. Hoy, después de pasar varias semanas con asistencia respiratoria, están casi en tres kilos. «La primera de ellas nació en su domicilio, la segunda en una Unidad de Pronta Atención de Hurlingham y la tercera en el hospital de Hurlingham. Luego las trasladaron al sector de neonatología de nuestro centro de salud. Desde el punto de vista médico están de alta. Ahora estamos a la espera de lo que diga la Justicia», explicó a los medios Víctor Delgado, director asociado del Policlínico. Y agregó que es el Tribunal de Familia número 6 de Morón, a cargo de la jueza María Laura Álvarez, el que tiene que decidir quién las va a cuidar: «No van a ser separadas. La idea es conservar el vínculo».

Irene Blanco, directora de Políticas de Género del municipio de Hurlingham, dialogó con la prensa y aclaró que la madre jamás «dijo que no quería hacerse cargo de sus hijas». Desde su área, que depende de la Secretaría de Políticas de Abordaje, a cargo de Héctor Rouillet, se acercaron a la mamá de las niñas y pudieron conocer la verdadera historia. Irene Blanco aseguró que fue «históricamente víctima de todas las formas de violencia de género por parte de su pareja: física, verbal, psicológica, económica. Todas. Eso va deteriorando la vida y provoca un daño psíquico enorme. Si es difícil para una mujer el impacto que provoca la llegada de un hijo, imaginémonos el que provoca la llegada de tres en una mujer que es víctima y que vive en condiciones muy precarias».

Atendiendo esta situación el Municipio tomó cartas en el asunto y, una vez que la madre pudo reencontrarse con sus hijas las trasladaron a un Hogar de Protección Integral donde le dan todo el apoyo para que puedan vincularse sanamente y con ayuda profesional. Asimismo tomó intervención el equipo de Salud Mental para que la mamá pueda recuperarse de un problema de adicciones. Este proceso llevará el tiempo que tenga que llevar hasta que la Justicia determine que la madre está capacitada de volver a su hogar y hacerse cargo sin ayuda extra de sus hijas. Por esto, paralelamente se está trabajando con tiempo para reacondicionar el domicilio de la madre que está en muy malas condiciones.

La idea es que cuando vuelva a este lugar puedan estar confortables y con todas las comodidades que se merecen, de esta forma el equipo de la Municipalidad trabajará en revocar paredes, revestir pisos además de arreglar problemas de humedad y dotarla de calefacción ya que parte de la vivienda, hace un tiempo atrás había sufrido un incendio que la dejó en muy malas condiciones.

Es tiempo de esperanza, de creer que Kiara, Ángeles, Milagros y su mamá pueden tener la posibilidad, con la ayuda del Estado de vivir una historia distinta, la historia que se merecen. 

 

HÉCTOR POLLO ROUILLET: FUNCIONARIO Y PADRINO

Héctor Rouillet, Secretario de Políticas de Abordaje del municipio de Hurlingham es terminante: «Las nenas nunca dejaron de estar con la mamá», pero reconoció que Mariela fue a visitar a sus hijas «algunas veces, producto de toda su problemática, pero también desde el municipio la estamos ayudando a hacer el tratamiento correspondiente». El funcionario se refirió así a la lucha que la mamá sostiene contra las adicciones.

Al respecto Rouillet explicó: «instrumentamos todos los dispositivos que tenemos en el municipio tras la denuncia de violencia de género realizada por Mariela. Las cuatro ahora están en un hogar protegido para mujeres. La mamá las está cuidando perfectamente y las otras mujeres víctimas de violencia que hay en el Hogar están enamoradas de las nenas, la ayudan mucho. Las nenas están muy bien, están ‘engordando’ y ya cumplieron tres meses, habían nacido con 800 y 900 gramos, tres semanas menos de gestación y un diagnóstico muy complejo».

Hector Rouillet habla como funcionario municipal y también como padrino de una de las trillizas. Las directoras de género y de niñez son las madrinas de las otras dos nenas.

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