En día de los Derechos Humanos, falleció Odila Casella

El fallecimiento de Odila Casella de De Pedro en el Día de los Derechos Humanos, es una coincidencia tan notable como triste.

Odila fue mucho más que la Directora de Derechos Humanos de la Municipalidad de Hurlingham. De hecho llegó a ese cargo por su lucha, por su perseverancia y militancia. Nadie mejor que ella podía estar en ese lugar.

Los Derechos Humanos nunca habían estado en el organigrama municipal. La Dirección fue creada apenas asumió Juan Zabaleta como intendente. La presencia de Odila en ese cargo fue todo un reconocimiento a sus años de lucha y a su compromiso.

“Es una alegría que después de 20 años podamos tener una Dirección de Derechos Humanos en el Municipio y que sea de la mano de Juan, que ha tenido la decisión política de que así sea. Para mí es un orgullo inmenso poder trabajar desde el Estado Municipal junto a los vecinos” dijo en una entrevista con este medio.

Odila Casella nació el 8 de marzo de 1952, en uno de los pueblos más antiguos del mundo, la ciudad de Macerata en el centro de Italia, hija de Rodolfo y Luisa, vino siendo una criatura a la Argentina.

Todavía era alumna de la escuela Comercial N°8 Patricias Argentinas, cuando conoció a Eduardo Antonio de Pedro. Tenía 16 años y su romance con Eduardo comenzó en paralelo con su militancia en la Juventud Peronista.

«Yo era una jovencita de 16 años que militaba junto a Eduardo en la Juventud Peronista y trabajábamos en una unidad básica en La Paternal, sumamente enamorados, enamorados de la vida, de lo que hacíamos. En el año 1974 Eduardo empezó a trabajar en el puerto y en el año 75 (el 15 de mayo en Villa del Parque) nos casamos y nos vinimos a vivir a Hurlingham» recordó en esa nota y contó también que Eduardo de Pedro -militante de Juventud Trabajadora Peronista (JTP)- formó la agrupación portuaria «8 de octubre», opuesta a la conducción de la Unión Ferroviaria, que era el sindicato del que formaba parte como trabajador ferroportuario. Había sido elegido como delegado de la Sección 5ta. Puerto Nuevo, donde trabajaba como maquinista-guinchero. Luego del golpe del ’76 el puerto fue intervenido.

En una entrevista con el periódico El Ciudadano, Odila repasó las tenebrosas noches que le siguieron al 24 de marzo de 1976. «Después del golpe del 76 empiezan a dejar prescindibles a varios compañeros, el primero fue Manuel Moreno. Sabíamos que estaban desapareciendo compañeros. Moreno vino a vivir a casa, después consiguió un lugar para irse, pero en el mes de febrero de 1977 lo secuestran”.

Y llegó la madrugada del 29 de junio de 1977. Los grupos de tareas salieron a “cazar” a Eduardo de Pedro. A las 11 de la noche entraron a la casa de  los padres de Eduardo en Devoto y como no estaba allí, se llevaron secuestrada a su hermana. Querían precisiones del lugar en que el estaba De Pedro, hasta que llegaron a la casa en Hurlingham, en la calle Aguirre 2651. Eras las 3 de la mañana.

El grupo de militares que intervino se robó todo lo que pudo de ese lugar, hasta los recibos de pago de un plan de viviendas de un departamento en construcción que estaban abonando.

«A mí me llevan esposada con una venda y una capucha y me subieron a un auto. Hicimos un recorrido largo. Me acuerdo haber llegado a un lugar donde sentía mucho el aire, sentí una puerta de metal y bajé unos escalones, después había un descanso, volví a bajar otros escalones y me pusieron contra una columna y ahí recibí el primer golpe. Después tomaron todos mis datos y me llenaron una ficha, pasé por tres interrogatorios, mientras yo preguntaba por mi marido. Me tuvieron atada a una cama, en un lugar que había tabiques de madera o de corrugado, de algo así, no eran de paredes, después supe que era la ESMA».

Odila nunca pudo evitar las lágrimas cada vez que relataba ese calvario.

«Cuando preguntaba por mi marido me decían que él estaba mejor que yo, que me quedara tranquila. Yo seguía encapuchada y en las mismas condiciones… mal, y no entro en detalles… nunca suelo hacerlo, no cuento todo lo que pasé, no es algo que me guste contar. En un momento vienen y me dicen que me van a dejar libre.  Me suben a un auto y me llevan a la casa de mi suegra, y ahí me liberan».

En ese momento Odila tenía 25 años, estaba embarazada de casi dos meses, embarazo que luego –por las consecuencias del secuestro- perdió.

La búsqueda de su marido nunca se detuvo. Lo buscó por todos lados. Golpeó puertas de despachos oficiales, fue a comisarías, recorrió juzgados, presentó habeas corpus, participó de las primeras reuniones de Familiares de Desaparecidos.

Nunca pudo calmar su dolor: “las secuelas que nos han dejado son terribles. Siempre cuento que en los momentos más duros por lo que me tocó vivir, incluso cuando me cuentan historias, las más duras, en ese momento cuando empiezo a flaquear es cuando necesito un abrazo, y a veces estoy sola, no tengo quien me de ese abrazo entonces siento que él está conmigo, que él me abraza».

Odila fue fundadora de la Comisión Memoria, Verdad y Justicia de Hurlingham, desde ese lugar luchó y defendió los derechos humanos en un distrito que despreciaba ese tema. Así fue hasta el 2015, cuando Juan Zabaleta asume como intendente y decide crear la Dirección de Derechos Humanos. Odila se pone al frente de esa función y continúa con la búsqueda de historias, investigando el pasado reciente de la Argentina y visibilizando los casos, como el de su compañero Eduardo y el de ella misma.

En los últimos meses participó activamente de la campaña electoral. El triunfo de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner la llenó de optimismo: “Por los 30.000 compañeros detenidos desaparecidos. Por Néstor. Por todo el pueblo que hoy empieza otra historia” escribió entusiasmada en sus redes sociales en la noche del 27 de octubre.

El 22 de noviembre  la internaron para tratar un tema gástrico. Nada que pudiera presumir complicaciones. Pero las hubo. Dos intervenciones quirúrgicas no alcanzaron para recuperarla de sus dolencias.  Finalmente, en el día más esperado por Odila en los últimos años, el de la asunción de Alberto y Cristina, en el día de los derechos humanos, Odila Casella falleció.

Ella hubiera querido estar en la Plaza de Mayo, con sus carteles, con los rostros de sus compañeros desaparecidos gritando ¡presente!. Ella estuvo en la Plaza de Mayo.

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