A 10 años del crimen de Candela Rodríguez, se espera el inicio del segundo juicio

A una década del crimen de Candela Rodríguez, la niña secuestrada y asesinada en Hurlingham, se espera que en este semestre comience el segundo juicio oral por el caso, que fuera suspendido por la pandemia de coronavirus y que tendrá en el banquillo de los acusados a un narcotraficante, un expolicía bonaerense, un «informante» de esa fuerza y un carpintero, informaron fuentes judiciales.

El segundo juicio estará a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 6 de Morón y se estima que comience una vez que se definan los protocolos para llevarlo a cabo ya que están citados unos 50 testigos, entre peritos, efectivos policiales y civiles

Las partes ya están notificadas y en Tribunales consideran que para antes del fin del semestre tenga su comienzo el juicio a medida que se vaya volviendo a la normalidad judicial.

Al nuevo debate, denominado «Caso Candela II», llegan acusados el narcotraficante Miguel Ángel «Mameluco» Villalba (56); el expolicía bonaerense Sergio Chazarreta (52), dueño de la camioneta negra que se utilizó para trasladar a Candela; el sindicado «informante» Héctor «El Topo» Moreyra (50); y el carpintero Néstor Altamirano (59), a quien le atribuyen haber alimentado y cuidado a la niña en cautiverio.

Los cuatro serán juzgados como «partícipes necesarios» del delito de «privación ilegítima de la libertad coactiva seguida de muerte» y sólo Villalba llegará detenido al debate ya que actualmente cumple una condena en el penal de Rawson dictada en una causa por narcotráfico.

El TOC 6 de Morón estará integrado por los jueces Alejandro Rodríguez Rey, Andrea Biarzi y Cristian Toto; mientras que la acusación estará a cargo del fiscal Mario Ferrario.

«Está todo listo para la presentación de pruebas y comenzar a diagramar el debate», explicó la fuente consultada, quien recordó que la mayoría de los 50 testigos citados ya declararon en el primer juicio en el que hubo tres condenados.

 

“NO CONFÍO EN NADIE” DIJO CAROLA LABRADOR

Por su parte, Carola Labrador en declaraciones a la agencia Télam dijo: «Ya no me importa nada el juicio. Hoy no confió en nadie y hubo jefes policiales a los que hicieron zafar de toda culpa».

«Ya cumplimos diez años sin Candela que se fue al cielo, pero también seguimos esperando que cierre la gran herida que tenemos. Es sabido que todos los culpables tienen que pagar», sostuvo.

Labrador explicó que en su familia ya aprendieron a «vivir con el nombre» de Candela pero que la niña los «guía todos los días».»La amamos más que nunca», expresó.

EL PRIMER JUICIO

Por el crimen de Candela se realizó en 2017 un primer juicio al que llegaron como acusados Hugo Bermúdez (60), Leonardo Jara (40) y Fabián Gómez (46).

Los dos primeros fueron condenados por el TOC 3 de Morón a prisión perpetua como «coautores» de «privación ilegal coactiva seguida de muerte», en tanto que Gómez recibió una pena de 4 años de cárcel como «partícipe secundario».

Los elementos que los jueces ponderaron para las condenas fueron las pruebas de ADN que demostraron el cautiverio de la niña en la casa de Kiernan 992, de Villa Tesei, partido de Hurlingham, y que vincularon a Bermúdez, quien también quedó implicado con la quema de evidencias en la casa de su expareja.

Además, los peritajes confirmaron que Jara fue el autor de un llamado con un mensaje dirigido a la madre de Candela en el que le dijeron: «Hasta que esa conchuda no devuelva la guita no la va a ver nunca más, que le pregunte al marido dónde dejó la guita».

En ese primer juicio, «Mameluco» Villalba declaró como testigo, al tiempo que «Topo» Moreyra y el carpintero Altamirano estuvieron presos en un comienzo de la investigación, entre 2011 y 2012, y luego recuperaron la libertad por falta de pruebas.

Sin embargo, el fiscal Ferrario reunió nuevos elementos y el año pasado acusó a «Mameluco» de liderar la organización criminal que cometió el secuestro y crimen de Candela y que presuntamente integraron Moreyra, Chazarreta y Altamirano.

Respecto del móvil del crimen, para la fiscalía se combinaron dos cuestiones: una, que Villalba se quiso vengar del padre de la niña, Alfredo Rodríguez, porque creyó que éste había pasado información a la Policía Federal (PFA) para que lo detuvieran 13 días antes de la desaparición de Candela.

La otra hipótesis es que la banda criminal buscaba ajustar cuentas con el padre de Candela -en aquel momento detenido por piratería del asfalto- por una deuda económica.

Candela fue vista con vida por última vez el 22 de agosto de 2011 en Villa Tesei -donde residía-, cuando esperaba a unas amigas para ir a la reunión del grupo de boy scouts al que pertenecía.

El 28, la tía de la niña recibió un llamadlo extorsivo atribuido a Jara en el que pedían que la madre de Candela «devolviera la guita», mientras que el 31 del mismo mes el cuerpo de la niña apareció adentro de una bolsa, al costado de la colectora de la Autopista del Oeste, a unas 30 cuadras de su casa.

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