Por Gabriela Chamorro.
Candela fue vista con vida por última vez el 22 de agosto de 2011 sobre la calle Bustamante, mientras esperaba unas amigas para ir a la reunión del grupo de boy scouts en la Parroquia San Pablo Apostol de Hurlingham. El cadáver de Candela fue encontrado 9 días después por una cartonera, el miércoles 31/08/2011, a las 16:30, a 35 cuadras de su casa en un terreno baldío en Villa Tesei. El cuerpo se encontraba dentro de una bolsa en una vereda de la calle Cellini.
Candela -abanderada del colegio EGB Nº 28 «Cartero Bruno Ramírez», de Hurlingham- vivía con su madre Carola Labrador. Su padre, Alfredo Rodríguez, se encontraba preso desde hacía 14 meses en el penal de Magdalena, por un caso de piratería del asfalto, además de otras dos causas en San Martín y una detención por robo agravado de mercadería en tránsito.
La investigación inicialmente estuvo a cargo, directamente, del por entonces ministro Ricardo Casal, en el caso trabajó el comisario Juan Carlos Paggi, por entonces jefe de la Policía Bonaerense, y el fiscal Marcelo Tavolaro.
Su secuestro y posterior homicidio pusieron a Hurlingham en el centro de la escena en noticieros, en los programas del espectáculo, en las páginas de policiales y políticas.
Pocos casos tuvieron tantos ingredientes y situaciones complejas pero, al igual que muchos otros casos las dudas siguen presentes sobre todo entre los vecinos de Hurlingham, entre los vecinos del barrio donde ella vivió con su madre y sus hermanos, entre sus compañeros y maestros en la escuela donde asistió, en la iglesia a la que concurría…
Marchas, movilizaciones, políticos, abogados mediáticos, funcionarios judiciales, jefes policiales, una comisión investigadora en el Senado provincial con el nombre de Candela, perejiles presos, detenidos presos, luego liberados, luego nuevamente tras las rejas, una madre que dividió a la sociedad entre simpatizantes y enemigos descarnados, hipótesis varias, y en el fondo ese tufo, que tapa la verdad, ese olor que cubre muchas cosas y que hace sospechar lo peor: que nunca se va a saber qué fue lo que pasó y quién o quiénes fueron los responsables.
CORDERO DE DIOS
El caso Candela se hizo libro. En el 2013 la periodista Candelaria Schamun publicó «Caso Candela, Cordero de Dios», un trabajo que puso al desnudo el submundo del narcotráfico y su connivencia con las fuerzas policiales.
Schamun , que trabajaba en el diario Clarín, explicó que su libro «se compone de cuatro capítulos: arranco contando qué pasó, cuento como fue el entierro, después me meto en la causa que llevó adelante Tavolaro y finalmente, en base al resultado de la Comisión Investigadores del Senado, explico por qué puede llegar a estar vinculado con el narcotráfico. En el libro lo que trato de hacer es contar lo que hoy está en la causa y siguiendo la otra línea que es muy fuerte para la Comisión Investigadora, que es mostrar un territorio donde la familia, tanto Labrador (materna) como Rodríguez (paterna) eran habitué. En un territorio donde los secuestros son muy comunes, donde el índice de tráfico de cocaína es muy fuerte, la convivencia narcopolicial -según refieren los propios vecinos- es muy alta y la policía arma causas por narcotráfico».
LA OPINIÓN DE RAGENDORFER
El periodista especializado en temas policiales fue invitado a exponer en la Comisión investigadora del Caso Candela del Senado Provincial. El Perro también habló del accionar de bandas mixtas.
Entre los muchos testimonios realizados en la Comisión que el Senado de la Provincia de Buenos Aires creo para «investigar la investigación» del Caso Candela, puede leerse el del periodista especializado en tema policiales, Ricardo Ragendorfer, que señaló la existencia en San Martín, de bandas delictivas integradas por narcos y por policías. Las llamadas «bandas mixtas». Dijo Ragendorger: «Se trata de un lugar en donde existen bandas mixtas, un territorio donde existe esa economía subyacente y, por lo general, gerenciada por gente de uniforme. En ese contexto, en ese ámbito, estalla un crimen atroz. El crimen de la niña Candela, De algún modo, los uniformados, la corporación policial, sin estar, desde luego, -que esto quede bien claro- vinculada con este crimen específicamente hablando, conoce de antemano a todos sus protagonistas».
El periodista se pregunta si «revelar el caso en sí, esclarecer, realmente los móviles de la muerte de la niña Candela Sol Rodríguez, ¿hubiera dejado al desnudo los lazos preexistentes entre los uniformados que investigaron el crimen y estos personajes vinculados a la piratería del asfalto, a la delación y al tráfico de drogas Y, ¿es esa la razón por la que se decidió encubrir o al menos malograr la investigación? (versión taquigráfica).