Científicos de la Academia Checa de Ciencias (Czech Academy of Science -CAS-) trabajan en la investigación de un compuesto que puede detener células tumorales, lo hacen intercambiando experiencias con el Laboratorio de Nanosistemas de Aplicación Biotecnológica (LANSAB) de la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR).
La Academia Checa y el Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) hicieron un llamado conjunto convocando a investigadores de ambos países para intercambiar conocimientos. El director del LANSAB-UNAHUR, Jorge Montanari, relató cómo fue el inicio de ese proceso: “Había que postular grupos argentinos y checos, pero no nos conocíamos de antemano, entonces busqué: Google- República Checa-Academia Checa de ciencia-, busqué los temas que nosotros trabajábamos: cáncer, biología celular, biotecnología, y ahí di con ese laboratorio y dije ‘¡Wow!, esto está bueno, acá puedo hacer algo’, les escribí y dos días después estábamos en un Zoom, al que estábamos muy acostumbrados en ese momento por la pandemia, y ahí nació el proyecto que tiene una duración de dos años. El año pasado vinieron a UNAHUR los primeros científicos del CAS y después fuimos nosotros a Praga, primero Natalia Calienni, Co-Directora del laboratorio, y este año yo vengo de estar todo septiembre trabajando en el laboratorio de ellos”.
Luego fue el equipo checo el que llegó a trabajar en Villa Tesei, encabezado por Jaroslav Truksa, director del Laboratorio de Resistencia Tumoral del Instituto de Biotecnología de la Academia Checa de Ciencias.
Truksa explicó la tarea del laboratorio que dirige en Praga: “Nosotros trabajamos principalmente en encontrar mecanismos contra la resistencia tumoral. Los tumores a veces generan resistencia contra los tratamientos de primera línea, y nosotros buscamos distintas moléculas o tratamientos que puedan sobreponerse a esa resistencia”.
El investigador checo destacó la iniciativa de Jorge Montanari de proponer la cooperación: “lo que tiene de importante esto es que es una cooperación real -afirmó Truksa- porque son líneas de investigación que son complementarias, son de utilidad y eso es realmente importante en este tipo de cooperaciones, que se pueda llevar adelante investigaciones que ayuden a la comunidad”. Jaroslav Truksa subrayó la importancia de la nanotecnología para esta investigación.
La nanotecnología es una manipulación de materia a escala nanométrica (hasta un millón de veces más chica que un milímetro) y gracias a la cual se pueden hacer aportes complementarios para lograr avances efectivos en este proyecto.
Montanari asintió: “Es así, nosotros trabajamos en meter distintas moléculas adentro de nano sistemas, eso es nanotecnología aplicada a cuestiones de salud, lo que se llama nano medicina. Y ellos tienen justamente esos modelos de tumores resistentes, entonces nosotros les podemos proveer esos nano vehículos para que prueben si sus moléculas tienen una mejor performance y a su vez ellos nos permiten probar nuestros nano vehículos, y también otras nano drogas que son diferentes a las que usan ellos en sus modelos”.
Desde hace algunos años el Laboratorio de Resistencia Tumoral que dirige Jaroslav Truksa desarrolla un compuesto para detener el crecimiento de tumores cancerígenos. Una sustancia que evita que las células cancerosas puedan aprovechar el hierro, un elemento indispensable para su reproducción. El científico checo explicó que “El hierro tiene un papel importante. Todas las células que necesitan dividirse, esto es, duplicar su ADN, su información genética, necesitan que crezcan todos sus elementos, como la membrana, para poder dividirse. Para estos procesos necesitan hierro y las células cancerosas más aún porque se dividen mucho más rápido y más a menudo”.
Truksa y Montanari, -que fueron entrevistados en el programa Mundo Hurlinguero que se emite por Radio Unahur- se mostraron muy optimistas respecto al avance de la investigación que las dos instituciones están realizando, dejando en claro lo sensible que es el tema.
En tal sentido Montanari expresó: “Es muy delicado hablar sobre la investigación acerca del cáncer. Nosotros llamamos cáncer a un grupo de unas 200 enfermedades distintas que tienen características en común, pero no hay una cura mágica. Lo que puede servir para algún tipo de cáncer puede no ser efectivo para otro, o puede ser efectivo en alguna etapa pero en otra no. La verdad que cuando la comunidad científica va conociendo más acerca de los distintos mecanismos posibles para frenar los procesos tumorales, y se combinan distintas estrategias, se puede llegar a distintos resultados que se pueden ver desde muchas ópticas diferentes; porque también está el sufrimiento de los pacientes, lo dolorosos que son los tratamientos. Sería muy ambicioso decir “si, buscamos la cura del cáncer”. Pero de repente hay un tratamiento con un buen índice de respuesta pero que no se puede aplicar porque es muy tóxico para la persona y le trae muchos efectos colaterales. Podés disminuir esos efectos colaterales aunque no vas a estar eliminando el cáncer quizás, pero vas a permitir que varias personas puedan acceder a ese tratamiento de una manera más amigable, lo puedan sostener, y puede ser que algunas de ellas se terminen curando. Lo que no se puede hacer es ir tirando fuegos artificiales en un tema tan delicado, de mucha sensibilidad, entonces hay que hacer juicioso en generar expectativa”.
Aclarado ese punto Montanari está muy satisfecho por los logros que vienen obteniendo: “Ahora estamos recolectando un montón de data, mucha información de los experimentos de ellos, de los nuestros, y luego habrá que ponerse a analizar todo eso, ver qué experimentos más complementarios hay que hacer… y en base a eso vemos si llegamos a tener material suficiente para alguna publicación. El trabajo en la ciencia se cuantifica y se cualifica a través del nivel y de la cantidad de publicaciones que podemos hacer en revistas especializadas y esperamos que los resultados que podamos publicar de esta interacción conjunta sea como la carta de presentación para poder aplicar una convocatoria en el futuro”.
Jaroslav Truksa coincidió con esa mirada hacia el futuro y calificó como “muy fructífero” el trabajo común, esperando con optimismo que “nuestra investigación, estos experimentos, estos desarrollos que estamos haciendo puedan seguir adelante”.
“Ojala que sí” reforzó Montanari, explicando que la financiación del proyecto llega hasta acá y que lo que se necesita es conseguir los recursos para poder continuar, recursos que vienen de la mano del Estado tanto en Argentina como en la República Checa.
Truksa amplió informando que “los fondos privados para la ciencia en su país son muy limitados, no hay mucho, en realidad la única fuente es el Estado, que es a veces complicado por algunos recortes, pero en general la inversión en investigación es buena”.
El proyecto de cooperación entre el Laboratorio de Resistencia Tumoral del Instituto de Biotecnología de la Academia Checa de Ciencias y el Laboratorio de Nanosistemas de Aplicación Biotecnológica (LANSAB) de la UNAHUR, es el primer intercambio internacional científico de la Universidad.