Hoy es el Día de la Virgen de la Guardia, Patrona de Hurlingham

El 29 de agosto es el Día de la Virgen de la Guardia, designada por la iglesia católica como la “Patrona de Hurlingham”.

Fue el entonces obispo de Morón, Justo Oscar Laguna, quien en 1996 otorgó ese título «por ser la advocación más antigua de nuestro distrito y la titular del primer centro de culto de la región».

La historia de la Virgen de la Guardia en Hurlingham se remonta a 1875, cuando uno de los primeros habitantes de este pueblo, Nicolás Machiavello, puso en el frente de su almacén una imagen de la Virgen de la Guardia, la imagen, no era muy grande, estaba ubicada en un lugar bastante elevado y se hacía difícil ver detalles, era obvio que se trataba de una imagen religiosa, y para los pobladores era un santito, fue así como los vecinos y los parroquianos comenzaron a llamar al lugar como «el almacén del Santito».

Fue sin duda, como cuenta Mario Saldi en su página Hurlingham AR, «el primer santuario de avanzada de la fe católica en Hurlingham»

La propiedad está ubicada en lo que hoy es el camino al Polideportivo, en la calle Coronel San Martín a metros del cruce con la Av. Roca.

La Virgen del Guardia también es desde 1986 Patrona de la ciudad de Bernal, por decisión del entonces obispo de Quilmes, Jorge Novak.

En Hurlingham una parroquia lleva el nombre de Capilla Nuestra Señora De La Guardia y está ubicada en Necochea 550.

LA HISTORIA DE LA VIRGEN DE LA GUARDIA

El 29 de agosto de 1490, Benedetto Paretto, un humilde pastor de Livellato, un pequeño pueblo del valle de Polcevera, próximo a Génova, cuidaba su rebaño cuando repentinamente se le apareció la Virgen María para ordenarle que le construyera un santuario sobre el Monte Figogna y que para eso sería ayudado. Benedetto le contó a su familia lo ocurrido y su preocupación de cómo siendo tan pobre podría construir una capilla. La esposa le dijo que lo iban a acusar de loco y que se olvidara de lo que pasó. Días después Benedetto se cayó de una higuera y quedó muy gravemente herido. Postrado en su casa, Benedetto reconoció en aquella caída el castigo a su desobediencia, pero la Virgen se le apareció nuevamente, lo curó de sus heridas y le pidió nuevamente que construyera una capilla. Benedetto entendió que debía renunciar a la preocupación del «qué dirán» y decidió que lo importante era la obediencia a Dios y la opinión que Dios tuviera de él. Resolvió entonces atender el pedido de la Virgen y para ello consiguió rápidamente el apoyo y los medios materiales que necesitaba para construir la capilla en ese monte Figogna, que los genoveses llamaban «Monte de la Guardia» porque allí se ubicaban vigías para cuidar a la población.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here