
Por Mario Saldi.
Tres de las víctimas del fatal accidente aéreo producido en Itacumbú, en el departamento uruguayo de Artigas en 1938 son recordados en calles de Hurlingham. Es muy importante que las esquinas de nuestro municipio exhiban las chapas con la nomenclatura local, y que los vecinos sepan de quienes se tratan los homenajeados.
Siempre calurosos, en el pleno sol de la Base Área Militar de El Palomar, transcurrían los primeros días de 1938. Bien temprano aquel domingo se iniciaron los aprontes para recibir a la comitiva presidencial encabezada, claro, por el Gral. Agustín P. Justo.
Eran tiempos donde el conservadurismo gobernante hacía hincapié en la obra pública, de allí que el motivo de aquella presencia tenía que ver con el levantamiento del cruce sobre el río Uruguay que uniría Paso de los libres con Uruguayana. Localidad, esta última, del vecino país, Brasil, donde aguardaba su entonces mandatario, Getulio Vargas.
Hasta allí volaron tripulantes y pasaje en un avión Electra, que pertenecía a la marina naval y un LockHedd B12, piloteado por el propio jefe de aquel regimiento N°1, el Teniente Coronel José F. Bergamini, un as en los cielos pampeanos, lo mismo que su copiloto, el Mayor Víctor Vergani, ya reconocido por hazañas aéreas en su pueblo, Pilar. Éste era el avión del presidente. Los secundaron en custodia dos aviones caza.
Cumplido el protocolo binacional, la delegación apuró el regreso a Buenos Aires esa misma tarde atento a un avance de tormenta en el horizonte. Motivo por el cual, salió primero el avión de la marina en cuyo pasaje ahora se encontraba el presidente junto a dos de sus ministros. Los cazas detrás. Bergamini con el Lockhedd, último, y solo con personal militar, a excepción de Eduardo Justo, el hijo más joven del General, que era piloto civil y colaboraba con el ministro de marina.
A poco de tomar vuelo, una fuerte tormenta veraniega, frecuente en esa zona, abraza a las naves, quienes pierden contacto entre ellas. Pasan las 7 de la tarde en El Palomar y no hay novedades sobre las mismas, hay inquietud en el personal. De golpe, asoman en el cielo, aterriza el Electra de Justo, también los dos cazas. Gran alivio. Del avión de Bergamini, ni noticias. Los pilotos refieren que lo perdieron de vista ni bien levantaron vuelo en la correntina Paso de los Libres.
Las horas pasan lentamente. Crece la incertidumbre, hasta que a medianoche llegan confusas versiones: que el Lockhedd había caído cerca de Uruguayana, que algunos tripulantes estaban heridos; otra fuente afirmaba que habían descendido sin novedad en Uruguay…
La madrugada reunió a los altos mandos militares a la espera de un milagro.
La triste noticia llegó a la mañana, el aparato fue encontrado por un paisano en el paraje rural de Itacumbú, en el Departamento de Artigas, en el norte uruguayo. Allí, en un arroyo, quedaron los restos del siniestro, con los nueve cuerpos mutilados y carbonizados.
Además de los ya mencionados, Bergamini, Vergani y Eduardo Justo, estaban dos personajes muy queridos en la base, el Sargento (Radiotelegrafista) León Rosa Castillo y el Sargento Primero (mecánico) Víctor Ángel Leveratto.
También fallecieron el coronel Abraham Schweizer, jefe de la Casa Militar de la Presidencia de la Nación; el teniente coronel Antonio Berardo, jefe del regimiento 1 de artillería; el teniente coronel Firmo Pocadas, edecán del primer mandatario y el teniente de navío Juan Creschnick.
Naturalmente, el hecho fue un shock social, y hasta la política, de tono tanto o más virulento que el de hoy, le dio tregua aquel estío al General Justo.
Los homenajes se sucedieron por todos lados, en el caso del partido de Morón, que albergaba la base y al que pertenecíamos como circunscripción cuarta, se decidió darle nombre a algunas de sus calles. Así, José F. Bergamini, bautizó a una arteria principal de El Palomar; en Hurlingham Víctor A. Leveratto nombra a una calle paralela a las vías del San Martín, detrás de Good-Park, en tanto que León Rosa Castillo tiene carácter de avenida y divide la zonificación industrial de la residencial en Parque Quirno y Víctor Vergani recorre la zona residencial de Quirno.
Hay errores usuales en las dos últimas calles: Vergani es conocida por los vecinos (incluso en google maps) como Ber-gamini o Bergami, mientras que Castillo recibe equívocamente nombre de pila femenino, Rosa, o también un imaginario apellido compuesto, Rosas Castillo.
Publicado en «EL CLÁSICO» N° 1
Increíble, me apasiona saber acerca del lugar donde mi abuela repartía leche en carreta, donde vivo y moriré Hurlingham