La visita de Carlos a Hurlingham cuando era príncipe

Foto by Tim Graham Photo Library via Getty Images.

Carlos, el hijo de la fallecida reina Isabel II, fue proclamado oficialmente rey del Reino Unido, y será a los 73 años, Carlos III.

El ahora rey estuvo por única vez en la Argentina en 1999, invitado por el entonces presidente Carlos Menem. Durante su breve estadía visitó Hurlingham, mejor dicho, visitó el Hurlingham Club.

En la tarde del 10 de marzo de 1999 el entonces Príncipe de Gales llegó al Hurlingham Club donde se preparó una ceremonia musicalizada por la Escuela de Suboficiales General Lemos a cargo del maestro Sergio José Scarinchi.

El Príncipe fue recibido por las autoridades del Club y por el intendente Juan José Alvarez y su esposa Graciela Mercado. En las tribunas, deslumbraba el glamour de Susana Gimenez, Teté Coustarot, Teresa Calandra y de algunos funcionarios del gobierno menemista, como el titular de la SIDE Hugo Anzorregui y el ministro y viceministro de Defensa Jorge Domínguez y Jorge Pereyra de Olazábal.

Carlos, con su 2 de handicap, jugo junto a los hermanos Eduardo y Horacio Heghy en el equipo llamado para la ocasión Windsor Park y enfrentó al denominado Hurlingham Club. Ganó el conjunto del ahora rey por 9 a 7.

Su única visita a la Argentina se completó con una recorrida a la granja ecoeducativa que el cantante Piero tenía en Campana, una cena protocolar en el Alvear Palace Hotel, donde el príncipe dio unos pasos tango con Zulemita Menem y la entrega de una ofrenda floral al monumento a los Caídos en la guerra de las Malvinas, en Retiro.

OTRA VISITA DE UN PRÍNCIPE

No era la primera vez que Hurlingham recibía la visita de un príncipe que luego fue coronado rey, ni tampoco la primera vez que el representante de la corona británica jugaba al polo en el Hurlingham Club.

El precursor fue Eduardo de Windsor, Príncipe de Gales, en agosto de 1925.

El príncipe jugó en el field del Hurlingham el 22 y el 29 de agosto de ese año, participó de un almuerzo en honor a aviadores argentinos y además asistió a la boda del vecino de Hurlingham Luis Lacey, jugador de polo al que admiraba. La visita del heredero de la corona convulsionó a la ciudad. La comunidad inglesa a modo de homenaje impuso el nombre de Eduardo VII a la calle que comunicaba a la estación de trenes con el club (actual Av. Jauretche). Eduardo VII era el abuelo de Eduardo de Winsord. La calle fue ornamentada con rosales con rosas blancas y rojas a los costados y se colocaron como veredas, baldosones del mismo color a tono con la bandera de Inglaterra.

Eduardo visitó nuevamente el club en 1931 acompañando a George de Gales, uno de sus hermanos más chicos, que pocos años después fue Duque de Kent. La intención de Eduardo era ayudar a George en su lucha por alejarse de la cocaína, pero la visita de los monarcas se vio empañada por algunos sucesos escandalosos, debido a la relación que el Duque mantenía con el nieto de José Evaristo Uriburu, el dictador que ocupaba la presidencia por entonces.
En aquellos años la homosexualidad era considerada un delito tanto en la Argentina como en Gran Bretaña.

Años después, en 1936, Eduardo fue coronado Rey, pero su reinado como Eduardo VIII no llegó a cumplir un año, ya que tuvo que abdicar para poder casarse con una mujer estadounidense que ya había pasado por dos divorcios, en ese entonces, un antecedente inadmisible para la monarquía británica.

En su reemplazo asumió su hermano menor como el rey Jorge VI, padre de Isabel, la que luego reinó 70 años, y que tras su muerte a los 96, hizo que su hijo Carlos llegara muy veterano a la corona.

Ahora el hijo mayor de Carlos, Guillermo, de 40 años, es el nuevo príncipe de Gales. Habrá que ver si repite la tradición de sus últimos dos antecesores y visita Hurlingham para jugar al polo en la “sucursal” que Inglaterra tiene el oeste del conurbano.

 

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