Malvinas. 40 años. Tras su manto de neblinas

Todavía resonaban las repercusiones de la movilización contra el régimen militar del 30 de marzo del 82 bajo el lema «Paz, Pan y Trabajo» organizada por la CGT, encabezada por su secretario Saúl Edolver Ubaldini.

«Se va a acabar la dictadura militar» presagiaban a  los gritos miles de manifestantes en medio de una represión feroz, que solo en Buenos Aires terminó con centenares de heridos y cerca de tres mil detenidos.

Tres días después, la Plaza de Mayo fue otra. El presidente de facto Leopoldo Fortunato Galtieri anunció la recuperación de las Islas Malvinas. Una multitud se concentró en la histórica plaza para expresar su apoyo a esa «gesta», que evidentemente buscaba fortalecer y hacer aun más perdurable a la dictadura. Pero las Malvinas son argentinas, y esa certeza indiscutible se convirtió en bandera, y ante la inminencia de la guerra con Gran Bretaña, los ciudadanos sintieron la necesidad de unirse frente a un enemigo tan poderoso.

Para los jerarcas de la dictadura la iniciativa sería exitosa porque los ingleses no iban a desgastarse en una guerra. Para el periodista Mario Wainfeld «a poco andar, los hechos contrariaron las torpes predicciones de los tiranos. Gran Bretaña y Estados Unidos no toleraron la afrenta, su historia lo anticipaba, ciego era quien no quería verlo».

Pese al paso de las décadas la historia de la guerra se mantiene tras su manto de neblinas… como reza la primera estrofa de la marcha que en 1940 compusieron José Tieri y Carlos Obligado, que se escuchó a toda hora, todo el día, desde el 2 de abril de 1982.

Para muchos chicos que estuvieron en Malvinas, el enemigo a vencer no solo eran los ingleses, el hambre jugó un papel aterrador. Gustavo Sáez, vecino de Villa Tesei que llegó a Malvinas como conscripto del Regimiento de Infantería Mecanizado 3 ‘General Belgrano’ de La Tablada recordó en una entrevista con el periódico El Ciudadano de Hurlingham: «Nosotros hasta el último día de abril comimos, mayo se hizo difícil y junio imposible. Descubrimos un pastito dulzón rojo, eso comíamos. Lo sacábamos de la tierra y comíamos eso. El día de la rendición encontré tirada una cebolla y me la comí como una manzana».

Sin embargo, culminado el conflicto bélico, hubo quienes prefirieron ver a la Guerra de Malvinas como un hecho ajeno a la dictadura militar, como si fuera una decisión patriótica en medio del accionar del régimen más cruel de la historia argentina.

Durante los 74 días que duró la guerra, los conscriptos argentinos no solo se enfrentaron a la poderosa fuerza militar del Reino Unido, también al frío y al hambre y en no pocas ocasiones se enfrentaron a sus propios oficiales. En los Tribunales de Río Grande, en la Provincia de Tierra del Fuego, están denunciados hechos de torturas, vejámenes, coacción, amenazas y hasta abandono de personas seguido de muerte, cometidos por 70 imputados de las tres fuerzas armadas durante la guerra. En la documentación vinculada a Malvinas que se encontraba en los archivos de las Fuerzas Armadas, desclasificada en 2015, hay casi un centenar de hechos nuevos similares a los ya denunciados.

La utilización especulativa de la guerra y el accionar criminal de los dictadores no minimiza la valentía de los soldados que fueron a la guerra. Ellos, todos, son héroes, los que volvieron y los que murieron.

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