Por Alfredo Ves Losada/Fotos:Diego Izquierdo.
El periodista Carlos Pagni, una de las firmas más destacadas del diario La Nación, presentó en Mar del Plata su libro «El Nudo», en el que analiza a través de casi 800 páginas el conurbano bonaerense y especialmente su peso en el diseño de la política argentina de las últimas décadas, y aseguró que ese espacio geográfico «es una especie de plataforma de exhibición» de problemas como «la pobreza, el clientelismo y la crisis habitacional».
En una entrevista que mantuvo con Télam en la ciudad balnearia, donde participó del ciclo de escritores Verano Planeta, Pagni se refirió desde ese prisma territorial a las continuidades y quiebres entre el presente y la crisis de 2001, y aseguró: «Estamos ante una reorganización de la política, que no sabemos hacia dónde va, entre otras cosas porque tampoco sabemos muy bien cómo se va a estabilizar este gobierno y este proyecto político de Javier Milei».
En ese sentido, consideró que el Presidente «está ante la cuadratura del círculo, que es que tiene un discurso revolucionario, dentro de un sistema republicano que necesariamente es negociación, diálogo y acuerdo», y que «el diseño institucional argentino impone un gradualismo que probablemente le cueste asumir».
-¿Cómo fue la indagación sobre el conurbano como objeto de estudio?
-Fue un poco azaroso. Porque este iba a ser uno de siete textos de un libro de ensayos. Empecé por el conurbano porque ya tenía un escrito que había publicado en La Nación, y me di cuenta que tenía que ampliar bastante lo que era específicamente la cuestión socio-urbanística. Y una vez que vas mirando más el tema, se aprecia que es una geografía, una economía regional que refleja un proceso histórico. Ahí nos encontramos con otros grandes temas de la historia reciente. Por ejemplo, no es el único lugar para estudiar la pobreza, pero es el lugar privilegiado, donde uno puede encontrar cómo se fue dando un deterioro en las condiciones sociolaborales que nos llevan a la situación actual. Otra cuestión fue el clientelismo. Es imposible contar la política en el conurbano sin entender cómo funciona. Entonces terminó siendo un libro donde el conurbano es una especie de plataforma de exhibición de otros problemas. Y a medida que observaba me di cuenta de que es la escena por cuya conquista se ha organizado la política por 30 años.
-¿Hasta dónde puede llegar la actuación del Estado en ese espacio hoy? ¿Puede aspirar a algo más que a contener la emergencia?
-Posiblemente una de las razones por las cuales el Estado agota su capacidad para ser el sujeto que le ofrece a la gente mejor calidad de vida sea la pretensión misma de hacerlo. Hay una sociedad y una política pensada casi exclusivamente para aquellos que requieren asistencia del Estado. Y no me refiero solo a los pobres. Y no hay un proyecto para aquellos que necesitan menos Estado, para liberar fuerzas productivas particulares, reponer el rol de la iniciativa privada. El segundo problema tiene que ver con la anatomía y la fisiología de ese Estado, que es en muchísimos aspectos extraordinariamente ineficiente. En el tema de seguridad, por ejemplo. En el caso de la escuela, en muchas áreas del conurbano quedó como un lugar de asistencia casi nutricional de los que menos tienen.
-¿Qué significó para ese Estado la crisis de 2001?
-Hubo una crisis de la autoridad, un desborde, y creo que a pesar del discurso estatista de los 20 años del kirchnerismo, no se logró recomponer las funciones que prestaba el sector público antes de esa crisis. Hay lugares a los que llegaba, y ahora no llega más. Y hay otros micropoderes, que determinan mucho la vida de la gente, como el narco.
-¿La conmoción que significó el 2001 ya se cerró, o lo que ocurrió desde las últimas elecciones primarias hasta hoy es una continuidad de aquello?
-Es una pregunta difícil de contestar porque estamos en medio del proceso. De lo que sí estoy seguro es que a partir de la crisis de 2001 hubo una interpelación muy grande a la política que dio dos fenómenos: el kirchnerismo, como respuesta del peronismo a la crisis de representación, y dentro del desafío que impuso a quienes aspiran a representar a los sectores medios, el surgimiento del macrismo. En este ciclo que yo diría que va desde las primarias, pero las de agosto de 2021 hasta ahora, hay todo un proceso político que indica que esos dos sujetos que intentaron resolver aquella crisis, o no lo lograron o se encontraron con otra y presentan signos de agotamiento muy importantes.
-¿Cómo responden ambos espacios a este escenario?
-No sé qué va a ser del kirchnerismo frente a esta nueva escena. Sin duda hay una interpelación tremenda, de pobres que no votan peronismo y jóvenes que no votan a la izquierda, dos novedades. Y no necesito aclarar lo que significa para el macrismo. Creo que estamos ante una reorganización de la política que no sabemos hacia dónde va a ir, entre otras cosas porque tampoco sabemos muy bien cómo se va a estabilizar este gobierno y este proyecto político de Milei.
-¿Con qué herramientas conviene analizar el ciclo político actual?
-Cómo periodistas, la materia de trabajo es la novedad, que se transforma en noticia. ¿Qué impide ver una novedad? La rigidez mental con la que mirás el objeto. Estás esperando que suceda siempre lo mismo, y un día aparece algo que no viste. Ahí hay un desafío enorme. Creo que ha habido en la Argentina algunos esfuerzos por entender lo que está pasando, sobre todo en el mundo de los pobres y la juventud con la política, que venía adelantando lo que hay detrás de Milei. Se acaba de publicar un libro de un conjunto de cientistas sociales liderado por Pablo Semán, que se llama «Está entre nosotros». Y ellos venían anticipando ese agotamiento de lo anterior. Estamos ante un fenómeno nuevo, que se está estudiando en todo el mundo, porque al menos en todo occidente hay un malestar económico que, de distintas maneras, está ligado a un problema principal, que es que no es tan fácil conseguir trabajo. Y eso genera nuevas formas de reacción política.
-¿Qué desafíos plantea esa reacción?
-El principal problema es saber hasta donde el sistema democrático aguanta las crisis económicas, hasta dónde corroen la percepción sobre la legitimidad del sistema democrático. En la Argentina creo que hay una peculiaridad importante. Es esta idea de gente que cae de la clase media a la clase baja. No es que hay solo muchos excluidos; hay excluidos que son expulsados, y eso está modelando la política argentina desde hace bastantes años. Lo que veo que se ha producido, y esto me preocupa, es esta secuencia: mucho descontento, que genera radicalización del voto y del dirigente que va detrás de él. Y esto conduce a una fragmentación que se ve en el parlamento. Por eso lo de Milei es tan interesante. Y a su vez él es víctima, porque no logra armar una mayoría en el Congreso. Creo que la democracia que estaba amenazada en la década anterior por la concentración de poder, hoy está amenazada por la fragmentación, que hace imposible dar respuesta rápida. Lo está notando Milei, que emite decretos, pero está empantanado.
-¿Hace una lectura correcta Milei del 56 por ciento de los votos?
– Yo creo que está ante la cuadratura del círculo, que es que tiene un discurso revolucionario dentro de un sistema republicano que necesariamente es negociación, diálogo y acuerdo. Este es un tema interesantísimo desde el punto de vista del derecho y se ha planteado muchas veces. ¿Es posible una dictadura legal? Esto se lo planteaban en la República de Weimar, cuando veían el ascenso de Hitler. ¿No debería haber una dictadura que impida esto? Bueno, en el sistema constitucional argentino no está previsto una dictadura legal. Entonces, esto que quiere Milei se logra o por la toma del palacio de invierno, con (Federico) Sturzenegger a la cabeza, una especie de Lenin de derecha que hace un decreto, una carta a los Reyes Magos y dice «todo esto lo quiero de hoy para mañana», o con un (Augusto) Pinochet. En el medio, el diseño institucional argentino impone un gradualismo que probablemente a Milei le cueste asumir. Pero cuando uno ve el discurso de Milei, las entrevistas a Sturzenegger, dicen «nosotros llegamos acá para hacer todo mañana». Pero tenés el 30 por ciento de los votos propios. ¿Qué mandato tenés?