Roberto Carri: Con la rebeldía y el sentimiento popular como ideología

El sociólogo y periodista Roberto Carri y su esposa Ana María Caruso, fueron secuestrados de su casa de la calle Húsares al 400 de Villa Tesei, el 24 de febrero de 1977. Son dos de los desaparecidos de la última dictadura cívico militar. La obra de Carri es imprescindible para estudiar y entender los politizados y violentos años 70 en la Argentina.

«El 24 de febrero de 1977, después de la hora del almuerzo, Ana María Caruso salió de su casa en Villa Tesei. En la casa se quedaron sus tres hijas María Andrea, de 13, Paula, de 11 y Albertina, de 3 años, con su esposo Roberto Carri. Por la tarde, a eso de las 18, Albertina llamó a Paula porque la buscaba una amiga de la cuadra. Cuando salieron a la vereda su vecinita les hizo señas para que no salieran y se metió en su casa. En ese momento, unos autos particulares seguidos de camiones del Ejército y patrulleros giraron a gran velocidad por la calle Húsares al 400. Un grupo de civiles y uniformados salieron de los vehículos y dispersaron a los gritos a los pocos vecinos que estaban en la calle. Uno de ellos agarró a Paula y otro a Albertina.

Andrea vio todo a través de la ventana y asustada llamó a su papá Roberto que estaba en su escritorio. Ambos corrieron hacia la puerta. Paula logró soltarse de quien la agarraba y entró a su casa. Cerraron la puerta con llave. Unos hombres armados rodearon la vivienda y desde adentro se escucharon tiros. Albertina seguía afuera sujetada por uno de los miembros del operativo.

Roberto les dijo a sus hijas que se fueran a la casa de la vecina de al lado, pero ellas se negaron. Los tres fueron hacia el fondo de la casa y saltaron una medianera. Y luego otra. Así llegaron a una casa que quedaba a la vuelta de la de ellos y Roberto les pidió a sus dueños que dijeran que eran parientes suyos. Allí entraron militares, policías, personas de civil.

Paula Carri recordó que tiraron a Roberto al piso y que lo ahorcaban con un arma apretada contra el cuello. Le preguntaban dónde guardaba las armas. Roberto contestó que no tenía ninguna. Luego se lo llevaron. Un momento después fueron a buscar a Paula y a Andrea. Les dijeron que iban a llevarlas a la casa de su abuela paterna y les mostraron un papelito con su teléfono. Las metieron en un auto donde ya estaba Albertina. Las niñas estaban muy asustadas y angustiadas. Habían visto a su padre tirado en el piso con personas apuntándole con armas. Paula vio en otro de los autos a su mamá encapuchada.

Cerca de las 20 de ese día sonó el teléfono en la casa de la madre de Roberto, María Elisa Cappagli de Carri. Una persona que se identificó como capitán Flores le informó que el matrimonio había sido de-tenido y que debía retirar a sus nietas de la comisaría de Villa Tesei.

Roberto y Ana María estuvieron secuestrados por lo menos hasta diciembre de 1977 en el centro clandestino de detención «Sheraton», que funcionó en las dependencias de la subcomisaría de Villa Insuperable, en La Matanza, en la Zona I del Primer Cuerpo del Ejército.

A los pocos días del secuestro, las niñas recibieron un llamado de Ana María para saber cómo estaban. Esos llamados se repitieron casi una vez por semana hasta junio de 1977. Ese mes las hermanas Carri fueron citadas en una plaza de San Justo y fueron hasta allí con su tía María Elena Caruso. Se encontraron treinta minutos con Ana María, que estaba custodiada por dos hombres. Luego, María Elena y las niñas fueron llevadas hasta un bar donde se encontraron con Roberto.

A los encuentros y los llamados se sumó un intercambio epistolar canalizado principalmente a través de uno de los guardias, «El Negro Raúl», identificado más tarde como el policía bonaerense Jorge Ismael Sandobal, que ya falleció. Este represor actuaba como correo con otros familiares de personas detenidas-desaparecidas que compartían el cautiverio con el matrimonio Carri-Caruso.

Roberto Carri y Ana María Caruso de Carri eran integrantes del área de Prensa de la Zona Oeste de Montoneros. Eran conocidos como Coco y Sarita y fueron forzados a trabajar para sus secuestradores.

El 29 de diciembre de 1977 fue el último encuentro familiar en la casa de la abuela paterna.  Roberto se mostró preocupado y le pidió a su madre que tomara contacto con militares de peso. A partir de esa fecha se interrumpió todo contacto con Roberto y Ana María y ha sido así desde entonces. Permanecen desaparecidos»

Este es parte del alegato pre-sentando por el CELS en octubre del año pasado en el juicio contra   Manuel Antonio Luis Cunha Ferré, Roberto Obdulio Godoy, Rodolfo Enrique Godoy y Juan Alfredo Battafarano, represores que actuaron en  el centro clandestino de detención que la propia dictadura bautizó como “Sheraton»

 

Roberto Eugenio Carri, escritor, sociólogo, docente y periodista, nació el 8 de julio de 1940 en la Ciudad de Buenos Aires.

De una brillante y reconocida trayectoria como sociólogo, profesor universitario y periodista, Carri representa un claro ejemplo de aquellos intelectuales comprometidos con la realidad de su país.

Como a muchos de su generación, acontecimientos como el Cordobazo, las eclosiones populares y la dictadura de Onganía-Levingston-Lanusse, marcaron su pensamiento, transformando su práctica teórica en un compromiso militante.

Se desempeñó como colaborador en las revistas Primera Plana y Extra y en el diario La Opinión de Jacobo Timerman, fue corresponsal de la agencia Interpress Service. Colaboró también en Marcha, de Montevideo.

Como profesor, dictó cátedra en la Universidad de Buenos Aires, en la Universidad del Salvador y en la Universidad de Mar del Plata. También integró las llamadas Cátedras Nacionales, que se caracterizaron por la búsqueda de un pensamiento autónomo, la politización del conocimiento y la negativa a aceptar patrones teóricos correspondientes a los países centrales. Sus influencias principales fueron los movimientos de liberación del Tercer Mundo tanto como las propias experiencias populares argentinas, principalmente el peronismo y la etapa de la resistencia.

En 1967, mientras Carri desempeñaba tareas en el Ministerio de Trabajo, entró en contacto con la problemática de la clase obrera sindicalizada. Ello le permitió publicar su primer libro: Sindicatos y poder en la Argentina, prologado por Eduardo Luis Duhalde y Rodolfo Ortega Peña. Luego, incorporado al Peronismo de las Bases, y con total honestidad intelectual rectificó muchas de sus tesis anteriores acerca de la cuestión sindical. Trabajó siempre en la búsqueda de una correcta interpretación de la realidad, dispuesto a reconocer sus propios errores.

En 1968, bajo el sello de la Editorial Sudestada editó su segundo libro: Isidro Velázquez: Formas prerrevolucionarias de la violencia. Allí, afirma: «Este trabajo está orientado hacia el planteamiento de un problema poco estudiado, los rebeldes sociales declarados fuera de la ley, el maridaje entre ilegalidad y bandolerismo social»

En 2017, su hija Albertina Carri, filmó Cuatreros en base a ese libro indagando las formas de la violencia popular, gubernamental e individual. Ya en 2003 había filmado Los Rubios (ver aparte).

En 1973 publicó: Argentina: Estado y Liberación Nacional y Poder imperialista y liberación nacional: Las luchas del peronismo contra la dependencia. En sus últimos años, Carri formó parte del grupo armado Montoneros.

El auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA se llama «Roberto Eugenio Carri»

Sus obras completas fueron editadas bajo el sello editorial de la Biblioteca Nacional en diciembre de 2015, con estudios preliminares de Horacio González y Alcira Argumedo. En el primer tomo se pueden encontrar sus libros en tanto en el segundo tomo se encuentran «artículos dispersos y atesorados en su archivo personal, la transcripción de muchas de sus clases universitarias y, finalmente, un conjunto de documentos políticos inéditos de Montoneros»

Fuente: María Clara Ardanaz y Enrique Zabala. Los Malditos – Tomo II – pág. 261. Editorial Madres de Plaza de Mayo

En 2003, Albertina Carri, reconocida cineasta, estrenó Los Rubios, una película imprescindible para entender nuestro pasado reciente. El film trata sobre las memorias de Albertina respecto de sus padres. La joven directora se valió de testimonios de vecinos, de imágenes de vecinos que se esconden para no dar testimonios de esa época, relatos, documentos, fotos, fantasías y hasta muñecos Playmobil para explicar la forma en la que vivió el secuestro de sus padres.

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